Lost City. Mi Nueva Vida.

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Capitulo 2. Feliz Cumpleaños Draco parte II

Tal vez el pequeño Draco hubiera estado feliz de conocer Londres, pero ahora solo había una infinita tristeza que no se despegaba de él. Veía a las familias muggles con sus pequeños hijos, los padres educando con amor y los niños creciendo sin odio, y si giraba el rostro podía observar a chicos de su edad platicando amenamente. No los separaba la clase de sangre, los apellidos o su educación, se llevaban bien por el mero gusto y eso provocó envidia en Draco, pero la deshechó rápidamente al recordar que ellos eran simples muggles.

Al estar fuera, descubrió que no sabía que calles eran seguras o si debía evitar algún sitio en específico; sin varita era tan vulnerable como cualquier ser humano común, por mucho que le doliera aceptarlo.

Trató de confiar en su instinto.

Caminó sin rumbo, sin centrar su atención en nada en especial. Era pasado el mediodía, así que conforme mas se acercaba al centro de la ciudad, era más fácil encontrar personas caminando despreocupadamente, aprovechando al máximo su fin de semana.

Una risa estruendosa de varias adolescentes lo atrajo. Eran un grupo de chicas. Sus risas le recordaron los pasillos de Hogwarts y por primera vez añoró regresar a ese aburrido lugar. Volver a ver a sus amigos, disfrutar de los abundantes banquetes del gran comedor, sentirse el más poderoso entre todos los Slytherin y ser... feliz. Había sido feliz ahí y ni siquiera consideró que algún día perdería todo.

Siguió a las chicas ruidosas, parecían emocionadas por algún motivo en especial. Se dejó guiar por ellas mientras como acechador, iba detrás tratando de no llamar la atención. Pronto llegaron a su destino, un edificio luminoso de dónde salían muchas personas de diferentes edades. En el exterior, nombres de marcas y anuncios te invitaban a comer en tal lado o a comprar tal cosa. Por un instante fue fascinante.

—Odio venir de compras al centro comercial— mencionó un señor que pasó a su lado.

Centro comercial, repitió. Cómo el callejón Diagon.

En el interior reafirmó su suposición. Había enormes tiendas donde vendían ropa, artículos muggles y comida.

Mirando los aparadores entendió porqué murmuraban las personas cuando su madre y él, llegaron.

Draco vestía un formal traje negro, digno de un poderoso empresario, pero las tiendas de ropa muggle ofrecían prendas juveniles muy diferente a lo que estaba acostumbrado. Playeras de algodón, jersey de colores vivos, jeans y tenis, eran las vestimentas de moda en la ciudad.

Nuevamente volvió a escuchar el ajetreo de las jóvenes, el barullo creciente lo despertó de sus cavilaciones.

—¡Ya casi es hora, corran! ¡Vamos, vamos o no alcanzaremos un lugar!

Draco frunció el ceño, decidiendo si seguirlas o adentrarse en alguna tienda de ropa que buena falta le hacía, sin embargo, la carencia de dinero era un impedimento y al final le ganó más la curiosidad. Siguió a la manada de adolescentes que se agrupaban en el centro del enorme lugar. Era cierto lo que gritaban, de los cientos de asientos que había, muchos ya estaban ocupados; rodeando a un pódium improvisado.

Nuevamente Hogwarts regresó a su mente, Dumbledore dando el discurso de inicio de año frente a su extraño búho micrófono, pero la imagen del gran mago se distorsiono a otra, en donde él viejo caía de la torre de Astronomía, sin vida. El estómago de Draco se revolvió y sintió náuseas.

Encontrando un espacio libre, tomó asiento y después de unos minutos reinó la calma, solo se oian susurros de emoción de la gente alrededor. Nada que él entendiera.