4.

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Capitulo 4. Aroma.

Los días comenzaron a avanzar.

Narcissa Malfoy se la pasaba pegada a la "televisión" viendo infinidad de cosas que los muggles transmitían por aquel aparato electrónico. Era insólita la rapidez con la cual se había ajustado a su nueva vida sin magia o riquezas.

Los primeros días, Draco la había imaginado llorando de aburrimiento al no poder celebrar sus sábados de té o las cenas pomposas a las que estaba acostumbrada, pero Narcissa ni siquiera parecía extrañar aquello, en cambio era Draco quien acabó por añorar el pasado. Luchando ferozmente contra el aburrimiento.

Hacía lo que podía por conseguir comida con el poco dinero que el ministerio les había dado, y que les enviaría cada mes junto a la visita de chequeo de algún Auror. Había memorizado los sitios en dónde más barato podía conseguir artículos de higiene básica. Por las mañanas salía y recorría los alrededores, siempre atento a lo que pudiera aprender para facilitarse la vida sin varita, pero aún con eso, se aburría.

—¡Esto es tan horrible!— gritó más para él que para su madre, pero la rubia si lo escuchó. —Si sigo mirando el maldito techo creo que voy a terminar deseando estar en Azkaban con Lucius.

—¿Porqué no sales? Parece que se te da bien orientarte aquí.

—Ya he salido demasiado, no hay nada nuevo que ver. Se las cosas que hay alrededor, dónde comprar comida, los lugares para comprar ropa. — dijo, tirando de la playera y jeans negros que usaba. La vestimenta muggle le daba un aspecto un poco más normal. Y no podía negar que era cómodo.

—No creo que hayas visto toda la ciudad en solo unos días. Busca algo más y de paso trae algo nuevo para comer.

—No pienso ser tu elfo doméstico.

—No es para tanto, Draco. Solo has traído manzanas y papas. No podemos alimentarnos solo de eso.

—Entonces sal tú.

—No soy la que está aburrida.

—No, claro que no, tienes esa ventana estúpida. Debimos negarnos a lo que el imbécil del ministro quería.

—Hey, cuida tu lenguaje niño. Si tan aburrido estás, porque no vas a ver a tu compañera o le llamas.— Sin despegar los ojos de la pantalla, Narcissa señaló el teléfono en la mesita de centro. — y ten cuidado con tus palabras, seguramente tienen algún hechizo para vigilarnos.

Malfoy pensó solo un segundo, para luego tomar el teléfono y llevarlo a su habitación.

Miro el aparato con desconfianza. Odiandose por no haber elegido la optativa de "Estudios Muggle"

¿Enserio le voy a llamar?, se preguntó.  Su rostro en el espejo frente a él le mostraba lo poco decidido que se veía, eso y el rastrojo de barba que comenzaba a salirle.

No le quedaba más opción, no tenía una varita o lechuza, no conocía a nadie ahí, no podía comunicarse con sus amigos por orden del ministerio y se moría de aburrimiento, tal vez hablar con Granger y molestarla un poco le ayudaría a distraerse.

Dije que no era conveniente tener contacto con ella, se recordó, pero sin mas remedio, marco los números en el aparato y se lo pegó al oido, escuchando un par de pitidos y luego una voz que inmediatamente reconoció.

—¿Hola?— los vellos en su cuello se erizaron al escucharla. —¿Hola?— No le salía la voz para responderle. —¿Ron? ¿Ron, eres tú?

Draco se desinfló un poco, pero permaneció mudo, de alguna forma la voz de Hermione en su oído lo había dejado petrificado.

Lost City. Mi Nueva Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora