— Bueno, este es el momento en el que tenéis que decidir si queréis entrenar juntos o separados.
Ricky había llegado al final del desayuno y se había encontrado a sus dos tributos ya arreglados para bajar a las salas de entrenamiento. En la enorme pantalla repetían el desfile mientras los presentadores intentaban pronosticar cuáles serían los más fuertes, listos y cómo actuarían cada uno en la Arena.
— Juntos —contestó sin dudarlo Raoul.
Ricky se sorprendió. En su opinión, Mireya era un lastre para el diamante de Raoul, como verdadero profesional que le había tocado. Sin embargo, no era momento de discutir, por lo que asintió.
Vicky, por el contrario, estaba emocionada porque se había paseado por los sitios donde se dedicaban a apostar y a patrocinar y, según parecía, Raoul y Mireya habían causado buena impresión gracias a su belleza.
— De acuerdo. Vuestro el plan del día es el siguiente: alejaos de las armas. Limitaos a estar en las estaciones de supervivencia.
Raoul levantó una ceja.
— Pensaba que nos ibas a tratar como profesionales.
Ricky pareció ignorarlo y se dirigió a Mireya.
— ¿Qué sabes hacer? —Mireya se mordió el labio y bajó la mirada. Raoul no entendía por qué estaba tan cohibida— Si queréis entrenar juntos, alejaos de las armas y limitaos a estar en las estaciones de supervivencia —repitió tajante—. Al menos por hoy—sentenció el mentor.
Raoul jamás se imaginó que el Centro de Entrenamientos estuviera en el mismo edificio que la estancia de los tributos. Estaba localizado en el sótano y no tenía ninguna ventana. Raoul arrugó la nariz tan solo de imaginarse el olor de ese lugar dentro de unos días. Cuando los tributos del Distrito 2 llegaron, todavía quedaban varias parejas por llegar, por lo que anduvieron por todas las estaciones. Raoul podía sentir cómo los tributos los observaban. Las miradas que les dirigían desbordaban de miedo y admiración.
Estaban en una estación dedicada a hacer nudos cuando una pequeña chica rubia los alcanzó con pasos decididos.
— ¡Hola! Mimi me dijo que nos conocimos ayer. Soy Nerea —La chica se puso de puntillas para darle dos besos en la mejilla a Raoul. Sus sospechas eran ciertas: el día anterior le dieron a la chica un tranquilizante. Lo que más preocupaba a Raoul era que no se acordaba de que lo había conocido o, al menos, eso daba a entender—. Mi compañero es Roi —Un poco más alejado, estaba el chico en cuestión, que saludó con la cabeza cuando escuchó su nombre. No parecía tener prisa por acercarse y unirse a la conversación—. ¿Y cómo os llamabais? —Mireya pronunció su nombre mientras la pequeña se volvía a poner de puntillas para darle dos besos. Nerea se puso seria de repente y bajó un poco la voz—. Vamos a hablar claros. Los cuatro somos profesionales, mi mentora me ha dicho que nos aliemos, si os parece bien, claro.
— Claro, así todo será más fácil.
Nerea le devolvió la sonrisa a Raoul.
— ¡Perfecto!
La mujer más fuerte que jamás había visto Raoul entró en la sala. Con un grito les pidió hacer un círculo alrededor suyo. Raoul no podía dejar de mirar sus brazos, en los que tenía dibujos de todos los tamaños hechos con una tinta oscura que resaltaban sobre su atlética piel blanca. Cuando todos habían formado un círculo tenso y espaciado, la mujer rubia comenzó a hablar.
— En dos semanas, 23 de ustedes estarán muertos —A Raoul le sorprendió la pronunciación de la mujer. No parecía ser del Capitolio, pero tampoco lo reconocía de ninguno de los Distritos—. Uno de ustedes estará vivo, quién será dependerá de la atención que pongan durante los siguientes días, sobre todo a lo que estoy a punto de decir... —La mujer cogió una bocanada de aire mientras los miraba a todos uno por uno— Primero, no pelen con los demás tributos. Tendrán mucho tiempo para eso en la Arena. Hay cuatro ejercicios obligatorios, y el resto será entrenamiento individual. Mi consejo es que no ignoren las habilidades de supervivencia. Todos queréis agarrar una espada, pero la mayoría de ustedes morirá por causas naturales. Diez por ciento por infección, el veinte por ciento por deshidratación. La exposición puede matar tan fácilmente como un cuchillo —Volvió a tomar otra bocanada de aire—. Me llamo Magalix y soy la entrenadora jefe, pero en cada una de las estaciones habrá un experto de la habilidad en cuestión.
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Ganar el juego sin ti (Ragoney)
Fanfiction"Ganar significa fama y riqueza, perder significa la muerte segura." Veinticuatro tributos entran en la Arena y solamente sale uno. Universo alternativo de los chicos de Operación Triunfo 2017 en los Juegos del Hambre.