Capítulo 13: Raoul

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Raoul estaba inmerso en una conversación con Nerea cuando vio cómo entraba Agoney de nuevo a la estancia del comedor. El chico del Distrito 2 no pudo controlar que sus ojos brillaran al posarse sobre él mientras se acercaba a la mesa.

— On estaves?—Agoney lo miró incrédulo y Raoul reaccionó rápido, puesto que lo último que le había dicho era que no entendía nada de catalán—. He preguntado que dónde estabas.

— Ah, estaba en el baño —Bajo la atenta mirada de Raoul, el chico que se sentaba en la mesa coincidió la mirada con Nerea que rápidamente la volvió a dirigir al plato. Los ojos de Raoul no podían parar de memorizar la piel ajena, pero, cuando notaron que la mirada del contrario se posaba sobre él, la correspondió. Descifró un atisbo de curiosidad en ellos—. Entonces... ¿qué es eso del catalán?

— Es un idioma —Agoney levantó las cejas pidiéndole más información o quizá rogándole que dejara de decir obviedades—. En el Distrito 1 y 3 se enseña a las chicas y en el 2 a los chicos.

— El gallego es al contrario —Añadió Roi, introduciéndose momentáneamente en la conversación mientras se levantaba con el plato vacío.

— Al principio era un idioma por distrito —Nerea cortó al hablar al tributo de su mismo distrito y le explicó a Agoney mientras mojaba un ravioli en uno de los cuencos con una salsa roja—. Después lo cambiaron solamente a dos, eliminando el vasco. —Se introdujo el ravioli en la boca rápidamente para que no derramara la salsa que había acumulado, pero siguió hablando sin pudor, aunque se colocó una mano en frente de la boca para que no pudieran verla teñida de rojo—. Lo dimos en clase.

Parecía que le había pasado factura la cantidad de salsa en la boca de Nerea, puesto que tuvo que dejar de hablar. Aun así otra voz, que Raoul no pudo identificar por unos segundos, siguió su discurso.

— La razón fue porque vendía más crear un vínculo entre personas de distinto distrito que del mismo. —A pesar de que la chica del Distrito 3 estaba hablándole a Agoney, no dejaba de mirar a Nerea—. Ya sabes cómo le gustan a esta gente los dramas.

Raoul dejó de mirar a la chica nueva y se volvió con una sonrisa burlona al chico que tenía sentado en frente suya.

— Tu vols aprendre català?

— ¿De verdad, Raoul? —Agoney estiró los brazos con las palmas de las manos hacia arriba—. Es que parece que eres tú el que no me entiendes cuando te hablo, muchacho. —La irónica sonrisa del chico rubio se convirtió en una risa contenida—. No me entero de nada.

— Que si quieres aprender catalán. —Se ahogó la frase en las risas.

Raoul, al no querer llamar la atención más de lo necesario, no estaba siendo consciente de lo colorado que se estaba poniendo al intentar controlar su respiración.

— Bueno, —Agoney dejó de mirarle desinteresado, jugando con el tenedor y las albóndigas— si me enseñas tú.

Esa frase unida al movimiento inesperado del tributo del Distrito 4 con el que se metió una albóndiga sin partir en la boca, rozándola suavemente con sus labios, hizo que Raoul se atragantara con su propia saliva. Dio gracias a que no estaba comiendo absolutamente nada e intentó calmarse bebiendo el zumo de naranja que se había exprimido anteriormente. Su piel estaba mucho más roja que antes, si es que eso era posible.

Ahora era Agoney el que, masticando la comida que tenía en la boca, sentía que controlaba la situación.

Cuando el otro chico terminó de beberse el vaso entero para ganar tiempo y parecía mucho más calmado, Agoney no perdió la oportunidad y, en el momento en el que Raoul se dignó a volver a coincidir sus miradas, le guiñó un ojo.

Ganar el juego sin ti (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora