Capítulo 17: Escrito el destino

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El día del vuelo de Clara, se reservó para el día de hoy. Una semana después de que fuimos al Zócalo para ver todo lo que habría en su fiesta de despedida. Ni siquiera yo me puedo creer que la llevaré al aeropuerto a la noche cuando termine la fiesta, y después de eso, posiblemente no la veré en mucho tiempo. Aunque existen cosas como el Skype y Facebook, no va ser igual a tenerla conmigo. Sin embargo, mantendré mi buena actitud para que no se sienta mal cuando se vaya.

Ya todo está preparado en mi casa, y ahora, Clara y yo nos ocupamos de subir sus maletas y cajas en el auto de mi madre. No nos alcanza el espacio de la cajuela, así que, las cajas sobrantes las ponemos en los asientos detrás del conductor.

Cuando metemos la última caja, me cuesta trabajo cerrar la puerta, y aplico un poco de fuerza.

-Dime que no empacaste libros.- Me quejo ante lo difícil que será llevar todo esto al aeropuerto.

Clara suelta una risilla nerviosa y se rasca la cabeza.

-Tal vez unos nueve o diez...

-Clara...

-!Oye, ¿qué se supone que haga en mis tiempos libres mientras esté allá?!

Pongo los ojos en blanco con una sonrisa y pongo el seguro a las puertas del auto con las llaves. Clara y yo entramos a la casa y nos sentamos en la sala con mi madre, mientras esperamos pacientemente. Adoro la buena Manera en que ambas se llevan.

Una hora después, por fin llegan los invitados. Afortunadamente para mí y para Clara, de mi familia sólo vinieron mis abuelos, los pocos tíos que conocieron a Clara por el viaje, mis primos los mellizos, Jorge y Mónica, y por último... el idiota de Armando. Debí suponer que vendría. ¡Claro! No iba perder la oportunidad de despedirse de mi novia. Sólo espero que no me arruine la fiesta o que esté demasiado pegado a Clara y quiera acaparar toda su atención. En tal caso, voy a tener que estar vigilándolo el resto de la velada, y la verdad no me apetece hacerlo. Armando y sus "ojitos azules".

Al poco tiempo de llegar Cathy, junto con su abuela y su madre, los invitados se dividen en grupos distribuidos; mamá atiende a la familia de Clara, los mellizos se reúnen con Armando para hablar de deportes y todo lo que conlleva el tema, y mis abuelos y tíos ríen y conversan a gusto con Clara sobre cosas triviales. Para no interrumpir, me acerco al grupo de mis primos y Mónica es la primera en hablarme.

-¡Primito! Estoy muy sorprendida por esta fiesta.- Dice con entusiasmo.-No puedo creer que sea de despedida. ¿Cómo es que estás tan tranquilo con eso de que Clara se va? Conociéndote, deberías estar con alma que la lleva el diablo.

Carcajeo.

-No es como piensas. Para serte franco, estoy tremendamente aterrado, pero aprendí a tomarlo con calma.

-Yo me encuentro igual que Mónica.- Replica Jorge. -Envidio tu serenidad. Nosotros no podríamos mantenernos así.

Me río por lo cierto que es su comentario. Como ambos son atletas, tienden a que sus emociones sean muy efusivas, por lo que cuando están alegres, brincan de felicidad, esparciendo escándalos; pero cuando están enojados, significa que serán cortadas algunas cabezas.

-Yo estoy orgulloso de lo que hiciste por ella.- Dice Armando y entorno los ojos con recelo. -Conseguirle una gran oportunidad, es digna de respeto.

-¿Tú cómo sabes que fui yo quien lo arregló?

Armando pone los ojos en blanco y saca su celular del bolsillo, lo desbloquea y pone la pantalla frente a mi rostro, mostrándome un chat abierto.

-Porque me mensajeo con Clara, y ella me lo contó todo.

Volveré a ConquistarlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora