Capítulo 21: Incurable

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– ¿Qué haces aquí? –Preguntó Villa alzando un poco la voz.

–Lo mismo que tú. –Respondió Simón con tono burlón.

–Simón, tú y yo somos amigos, no hagas esto. –Dijo Villa casi suplicando.

–Tranquilo Villa, estoy bromeando, sabes que yo sería incapaz de perjudicarte prro. –Le dio un golpe amistoso en el hombro.

–Lo sabía. –Dijo Villa riéndose. –Por un momento me había preocupado. ¿Quieres acompañarme? Iré por ropa para cambiarme.

–Claro, servirá un poco que hablemos.

Villa presionó el botón de planta baja, y después de aclarar algunos detalles en la recepción, se encaminaron a la salida del hospital.

– ¡Lo olvidaba! El carro se estropeó en el accidente, tendremos que llamar un taxi.

–Yo traigo carro, pero no conozco bien la ciudad, así que debes ir guiándome o nos perderemos.

Caminaron hacia el auto de Simón, al llegar a éste Villa abrió la puerta del copiloto, pero antes de subirse le dirigió la mirada a su amigo.

–Gracias Monchito, por tu comprensión.

–No tienes nada que agradecer.

Se subieron al auto y Simón puso música, era una canción compuesta por ellos, llamada "Parece que", su banda se llamaba Malta, pero no era muy conocida, tocaban en un bar de Bogotá y éste nunca se llenaba, por lo cual Simón siempre perdía la apuesta y le tocaba levantar los cables, la apuesta era de si el bar se llenaría o no, él era el más optimista.

– ¿Le contarás la verdad a Sofía? –Preguntó Simón curioso.

–Sí, pero ahorita lo principal es que despierte. –Dijo Villamil algo cortante.

El ambiente se había tensado un poco.

–Tienes razón, y no te preocupes, no le diré nada que tenga que ver contigo, yo vine porque quería aclarar las cosas con ella, debí habértelo comentado, pero no quería que se hiciera algo grande.

Después de oír esto Villa se relajó un poco.

–Aquí gira a la derecha. –Apuntó.

Simón giró el volante hacia la derecha como él le había indicado.

–Ahora a la izquierda. ¿Cuándo se van de vuelta a su casa? –Inquirió.

–Estaré aquí una semana, Marto también vino. No molestaré mucho, lo prometo.

Villa soltó una risa que había estado conteniendo.

El camino procedió con risas y comentarios tontos por parte de los dos. El ambiente tenso se había esfumado por completo.

– ¿Cómo está Isaza? –Preguntó Villamil.

–Está muy bien, dice que te extraña mucho. –Rió.

–Pronto iré a visitarlos, les había dicho que iría seguido pero ahora con esto será algo difícil, espero lo entiendan.

–Claro Villa, cuando Sofía se recupere espero que vayas diario para los ensayos y eso. Total solo son zonas diferentes.

–Cuenten con eso. Ya llegamos, estaciónate aquí.

–Lo que usted diga, capitán. –Dijo Simón elevando su mano a la altura de la frente como soldado.

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