– Le mentí sobre que el libro era mío pero al menos no sabe que soy tu amigo, sino seguro se habría ido, me fui y me subí a mi auto, aguardé hasta que ella se fuera y la seguí a su casa, me estacioné dos casas atrás después de que entró para que no me viera, la estoy vigilando, ven pronto. –Dijo Juan Pablo al otro Juan Pablo que escuchaba con atención del otro lado de la línea. –No tardes Villa–Se cortó la comunicación.
Piensa Juan Pablo, piensa, se dijo Villamil a sí mismo mientras corría de regreso al Hospital por su auto. <<¿Qué le diría estando frente a ella? –pensó–Ni siquiera le oiría, estaba lo suficiente enojada como para cerrarle la puerta en la cara.>>
Una vez en el auto se dirigió hasta la casa de ella, la dirección se la sabía de memoria, no por el hecho de que el viviera en frente, por el hecho de que pasaba más tiempo en esa casa que en cualquier otro lado. Prendió la radio, tal vez así podía despejarse un poco. Unos 3 minutos después se encontraba ante esa casa tan familiar. Bajó del auto y respiró el puro aire de Bogotá, intentando tomar valor para lo que haría a continuación.
Tocó el timbre, una vez, dos veces, hasta tres, él pensó que nadie abriría pero no se iría de ahí sin hablar con ella.
–Por favor ábreme. –La voz de él sonó muy débil. –Te necesito, necesito hablarte.–dijo colocando la mano en la puerta como si eso lo reconfortara un poco.
Villa oyó unos pasos, alguien se dirigía a la puerta, pero no abrió. –Abre, por favor. –Repitió él–Sé que estás ahí.
–Vete de aquí–dijo una voz quebrada, estaba llorando. –Por favor vete.
–No me iré hasta que hablemos, déjame entrar Sofía, por favor.
La cerradura se abrió, Villa soltó un gesto de sorpresa, aún con el gesto en su cara se adentró. Ella se encontraba ahí, parada, los ojos hinchados de tanto llorar, las mejillas encendidas, traía puesta aún la bata de hospital, lucía mal.
–Déjame explicarte-suplicó él–No es lo que piensas.
– ¿Explicarme qué? ¿Cómo me engañabas? ¿Cómo te divertías a mis espaldas?–sollozó, derramando más lagrimas. –No hay nada que explicar.
–Vamos Sofía, nunca te engañé, nunca lo he hecho, jamás lo haría, amor, lo eres todo para mí. No hubo un día mientras estabas en coma, en el que yo no quisiera besarte, estar contigo, tomarte la mano. No hubo un segundo en el que yo no estuviera pensando en ti.
–Entonces dime, dime quién era ella, dime por qué la besabas. –insistió, negando con la cabeza.
–Era, es mi novia, Daniela. –dijo Villa dudoso frotándose la sien con el dorso de la mano. – Pero déjame explicarte.
–Villamil, solo escúchate. –dijo frunciendo el ceño–Te oyes como un tremendo imbécil.
–Sé que me escucho como un imbécil, pero todo tiene su por qué.
–Te escucho.
–Pasa que, es mi novia, porque tiene un problema mental–Ella comenzó a negar con la cabeza mientras él hablaba. –Sé que no es excusa pero déjame terminar. –se aclaró la garganta. –Hace unos años todo iba muy bien, pero tiempo antes de conocerte quise terminarla, porque estaba decidido a querer estar contigo, no con ella, con otra, contigo. No se me hacía justo seguir con ella cuando yo en mi corazón no sentía ya nada por ella. Pero ella se puso como loca, muy mal, amenazó con suicidarse, con cortarse las venas, me asusté, no sabía qué hacer, así que en ese momento le dije que estaba bien, que no terminaríamos, al siguiente día fui a ver a sus padres, les conté todo y me dijeron que ella estaba teniendo problemas, que estaba yendo con un psicólogo, claro que ella no quiso decírmelo, ellos me dieron una idea, que no la terminara, que le siguiera el cuento, y me alejara, que de vez en cuando le mandara mensajes, que le explicara que me había mudado y que estaba muy ocupado, que inventara algo, que ella me creería. Y así hice, no había vuelto a verla hasta hoy, ella me besó, yo no quería besarla y yo, yo lo siento mucho, debí haberte contado, pero no quería sumarte una carga más, o que te sintieras mal, no quería. Pero resultó peor, espero puedas perdonarme, por favor, te lo pido.
–Vaya, no tenía ni idea. –ella lo abrazó, y frotó la espalda de él con cariño–Perdón por haberte juzgado sin saber. Soy yo la que debe disculparse amor, fui una tonta.
–No importa amor, lo importante es que todo se resolvió, pero aún tengo que lidiar con ella, dime qué hacer, tengo miedo. –él la abrazó con más fuerza.
–Tal vez podrías hablar con alguien, alguien especialista en estos temas, ella podría decirte qué hacer. Porque yo no soy la indicada. –le dio un tierno beso en la mejilla–Todo irá bien, te lo prometo. Tenemos que volver al hospital, mis padres han de estar como locos. Trátala normal si la ves, trataré de no ponerme celosa.
–Eres la mejor ¿Lo sabías? –la miró a los ojos, esos ojos que le encantaban.
–Lo sé, ahora vamos.
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PERDÓN, tremenda disculpa que les debo, dije que m iría dos semanas y me fui más de un mes, pro aquí tienen, prometo escribir más seguido.
Las que sospecharon que era Isaza, estaban en lo correcto.
Espero les esté gustando, déjenme sus comentarios, las leo!
Atte. María
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En un solo día
القصة القصيرةSofía tiene que tomar decisiones muy difíciles, una de ellas es, que de forma drástica e inesperada se enamora de su vecino, pero nada es lo que parece... queda demás recalcar que él si era el correcto... Sofía tiene 18 años, ojos verdes, cabello...