Hoseok, mejor conocido como JHope, era reconocido por ser increíblemente accesible. Demasiado radiante y de charla fácil. La clase de persona con la que puedes tener una conversación casual.
Así que, ¿por qué le costaba hablar tanto con el chico nue...
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No sé cuánto tiempo pasé inconsciente. Lo que pude descifrar al despertar era que no tenía un simple resfriado.
Había despertado en una habitación blanca, con un silencio imperturbable y un fuerte olor a acohol y medicinas. Estaba en un hospital.
Tenía un pañuelo mojado en la cabeza y mi brazo izquierdo estaba inmovilizado. Mis ojos pesaban y casi lloraron por el blanco de las paredes. Mi cuerpo entero estaba entumecido y sin fuerza. Una cabeza se asomó a mi campo de visión.
—Idiota.— dijo.
Lo que había pasado es que, debido a mi falta de cuidado personal, los anticuerpos de mi cuerpo se encontraban débiles y mi sistema inmunológico no estaba en su mejor momento para funcionar. Para ello tenía que tener horas de descanso suficientes y al menos tres comidas por día para mi funcionamiento, algo que claramente no tenía. Gracias a las pocas horas de sueño y la poca comida que consumía, había agarrado una gripe (sin mencionar que dormí casi desnudo y mojado con la ventana abierta siendo inverno). El desmayo se debía a lo mismo.
Suga, junto con Namjoon y Seokjin, me habían llevado al hospital a penas toqué el suelo. Y cuando desperté, solo pude pensar en lo irresponsable e inconsciente que fuí, teniendo en cuenta que me quedaban menos de cuatro días para la audición que definiría mi futuro próximo.
Después de unas horas, chequeos y comida nutritiva y asquerosa al mismo tiempo, me dejaron ir. Y los chicos no se separaron de mí en ningún momento.
Llegué a casa, con Suga pisándome los talones reclamándome lo que ya sabía, y unos callados Namjoon y Jin por detrás.
—¡Pero es que no entiendes...
—¡Claro que entiendo!— le corté. No necesitaba que me dijera lo que ya sabía.— ¡Entiendo que debí ser más cuidadoso! ¿Sí? Soy consciente de lo que pasa. Sé que con una audición tan cerca debería de estar relajado y sin problemas de salud. Pero, vamos, tú lo entiendes mejor que nadie. No puedes reclamarme nada, ¿de acuerdo? No cuando te encontré en peores condiciones.
Yoongi se quedó callado, mirándome con sus inexpresivos ojos.
Yo recordaba y no podía contar los días en el que encontré a Suga en mí misma situación, incluso peor. Esta era la primera vez que me pasaba a mí, sí, entiendo, entiendo por qué se preocupó. Pero Yoongi lo vivió tantas veces que no tenía derecho a reclamarme. Días en los que no dormía ni comía nada; días en que solo salía de su cuarto para ir al baño; días en los que se encerraba por culpa de su trabajo y pasión. Días que salía corriendo de un lado a otro por su horario y las cuentas por pagar, y luego ir a la universidad sin dormir, porque no podía darse la dicha de faltar solo porque estaba cansado o enfermo.
—Sabes que es diferente. Tú trabajas con tu cuerpo. Tú necesitas estar sano. Y no es solo por la audición, idiota. Tienes que cuidarte así tengas un jodido espectáculo al día siguiente o no vuelvas a bailar en tu puta vida.
