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Para su madre ella era especial, diferente... Única. Algo que el resto del mundo jamás lograría comprender, tampoco importaba si ella estaba por cumplir los dieciséis, jamás dejaría de ser la bebe de su pequeña familia.



Su hermano mayor cada mañana le daba los buenos días y le revolvía el cabello juguetonamente, y como era de costumbre entre ambos muchachos, él antes de partir a la preparatoria le daba aquellos dulces de manzana, los favoritos de Lily. Los mismos dulces que ambos solían compartir desde que tenían memoria, al menos por parte de Zayn.



Su madre bajo el marco de la puerta de la cocina negaba con su cabeza sin quitar la sonrisa de sus labios. Ellos jamás cambiarían y sin embargo, nunca podría dejar de emocionarse con la alegría que irradiaba su pequeña al recibir tales dulces después de que su hijo mayor partiera a la escuela.



Lily valía oro, pero nadie lo notaba. Ni siquiera quien creía que fue el amor de su vida... Quien le dio la vida a Lily, él simplemente decidió marcharse. No podía soportar tener una hija como lo era Lily.



Aquel quince de agosto, él simplemente tomó sus pertenencias luego de haber obtenido los resultados del diagnostico de Lily y sin mas... Desapareció.


Sin dejar rastro.



- ¿Mami? – Oyó en un susurro bastante dulce para provenir de una voz algo gruesa. Y simplemente amplió una sonrisa, quitando todo mal recuerdo proveniente de quien fue su esposo.



- ¿Si, mi amor? – Ella ladeo su rostro a un costado, su rostro demasiado angelical ante aquellos gestos. Elevo su dedo índice en dirección al rostro de Trisha, la cual rápidamente llevo sus palmas hacia sus mejillas, notando la humedad que le embargaba. Ni siquiera noto que estaba llorando. – Oh, bebé no es nada. – Rápidamente quito cada rastro de lágrimas con las mangas de su suéter, queriendo parecer como si nunca hubiera sucedido.



Y sin ningún esfuerzo lo logró.


- ¡Oh, mami! ¡Mira lo que Daniel me regaló! – Había extendido sus manos hacia su madre, pudiendo de aquel modo que notase la cantidad de dulces en sus manos. Sus ojos brillaban de la felicidad.



- Zayn, amor. Se llama Zayn, es tu hermano, ¿Lo recuerdas? – Y allí iba de nuevo. Ella lo había olvidado. Algo bastante común, algo con lo que Trisha había aprendido a vivir. Su bebé tenía memoria selectiva y era un milagro que ella la recordase a ella.



Ella sabía que aquella mujer de castaños cabellos y grandes ojos mieles era su madre, jamás lo olvidaba. Podían pasar años y ella jamás la olvidaría, mientras que con Zayn solía olvidar su nombre, algunas veces olvidando que era su hermano, pero también sabía que cada mañana aquel muchacho de brillante sonrisa y graciosa actitud la recibiría dándole los buenos días, bromeando y jugando con ella hasta marcharse. Para posteriormente volver a jugar con su pequeña hermana, la misma que lo esperaba ansiosamente en la puerta de su casa a la misma hora.



Lily apenas tenía ocho años cuando el auto había impactado contra ella, había sobrevivido por supuesto, pero el golpe en su cabeza había sido lo suficientemente fuerte para dañar gravemente el lóbulo temporal, haciéndola perder la memoria por completo. Solo recordando a Trisha una vez que abrió los ojos luego de tres meses en coma.

Every Minute | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora