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Una semana en que las terapias fueron en aumento, tanto con Elizabeth como con Louis.

Elizabeth no lograba más allá de que Harry respondiera según el juego de ambos o de algunos asentimientos, los cuales resultaban ser vagos movimientos. Nada excesivo.

Por otro lado, con las terapias físicas con Louis era diferente, de vez en cuando el apuesto rizado reía silenciosamente, temiendo de ser oído por otros que no fueran Louis o Liam – "el gracioso colega" que tenía el de ojos azules-.

Harry fuera de las terapias se quedaba en nada. No era extraño que él no fuese a reclamar su figura de acción, pero desde que Lily se había quedado con ella no pudo evitar pasar por alto que la chica de cabello castaño y lechosa piel jugaba cada día con Linterna Verde. 

Era imposible no ver a Lily con aquella figura de acción, simplemente parecía indispensable en su vida desde que la obtuvo.



  Una semana antes.



Aquel jueves en que sucedió su último acercamiento, Lily llegó con un sentimiento diferente junto a su madre, la extrañeza.

Su saludo a Trisha no se basó en lanzarse a sus brazos y hablar de lo que estuviese en su cabeza, sino del porqué Trisha le había "comprado" una figura de Linterna Verde. 

- A mi me gusta más Superman o Batman... Pero... - Sus cafes se desviaron hacia la figura sobre su mano, analizándola por cada rincón. Trataba de recordar el porqué de la existencia de aquel súper héroe de juguete, pero no halló más respuesta que un intenso dolor de cabeza.

Sus ojos se cerraron fuertemente soltando a su vez la figura, la cual cayó sin reparo alguno al suelo. Sus manos tomaron con fuerza su cabeza, desordenando sus ya rebeldes cabellos.

- ¡Lily! – Trisha se inclinó a su altura, pero tan rápido como ella quiso tocarle, el grito de su hija fue suficiente para alejarla. El grito de agonía por la menor helo la piel de la mujer quien aun no sabía cómo reaccionar, nunca la había visto así. 

- Me duele... - Susurró con el dolor aún extendiéndose por su cabeza. La sentía palpitar. - ¡Me duele, mami, me duele! – Sus piernas temblaban, flaqueando irremediablemente hasta caer sobre el suelo de la sala de estar de la casa de los Malik.


Lily buscaba donde sostenerse, pero desde sus ojos solo podía ver como su mundo temblaba sin tener algún tipo de explicación. Trisha había corrido hasta el teléfono móvil sobre la mesa de centro marcando a quien había tratado a Lily desde hace siete años. 

- Estarás bien, amor, te lo prometo. – Las lágrimas de ambos acompañaban el momento, pero cada una con diferentes razones. Lily sollozaba de dolor en el suelo, mientras Trisha sentía su pecho oprimido por el pánico de lo que sea que le esté ocurriendo a su bebe.


Y queriendo intentar nuevamente, Trisha se hincó sobre el suelo frente a Lily luego de haber terminado la llamada. Sus pequeñas manos se movieron en dirección a su hija tocándola tan suavemente que temía no ser sentida por ella. Pero ella solo se dejó hacer ante los brazos de su madre cuando ella la rodeo por completo, llevando una de sus finas manos hacia los ondulados cabellos de su pequeña, acariciando su cabeza para poder calmarla.

Los espasmos de Lily la hacían temblar, sus sollozos por el contrario disminuyeron, pero el dolor de su cabeza seguía siendo intenso. Los diez minutos habían transcurrido, por supuesto, pero el hecho de estar bajo un dolor intenso de cabeza no se desvanecía. No sabía porque lloraba sobre el suelo escondida en el cuello de su madre mientras ella le abrazaba, pero tenía miedo de moverse y que el dolor aumentara. Solo... Quería quedarse sobre el suelo totalmente inmóvil si aquello le calmaba el dolor.

Every Minute | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora