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Finalizando el receso, Elizabeth se había adentrado hacia el patio en busca del rizado, a quien tomó suavemente por una de sus manos y le habló de alguna caricatura cualquiera que ella creía que sería del agrado de Harry, mientras ambos caminaban al nivel ya conocido. El favorito de Harry. 


- ¿Sabes qué, Harry? Hoy habrá una nueva compañera en la sala de recreación. ¿Qué opinas de hacer nuevos amigos además de Niall? – El pequeño desvió sus esmeraldas a las paredes decoradas, sin dar respuesta a lo que la chica le había dicho, pero no era porque no le hubiese oído, sino porque pensaba en la posibilidad de quién podría ser.


No conocía a nadie además de Niall y Lily, tampoco es como si recordara perfectamente la última vez que estuvo cerca de Lily o que ella le haya hablado. Lentamente, al paso de los días había llegado al punto de preguntarse cómo es que era el tono de voz de la castaña.


Los pasos sin embargo, no se detuvieron ni mucho menos una vez que ingresaron a la zona de la que ya había tomado cierto cariño. Harry podía oír lo mucho que Elizabeth hablaba, pero él estaba lo suficientemente lejos como para comprender siquiera una de sus palabras.
Harry estaba en otro mundo, uno donde su imaginación fluía y se repletaba de inocencia y diversión, sus pasos eran tan solo por inercia.


La particular tímida risa del rizado interrumpió completamente las palabras que Elizabeth lanzaba al aire. La mirada de la neuróloga se dirigió de lleno sobre el rostro de Harry que mantenía su rostro inclinado, pero desde su posición era suficiente para poder detallar sus facciones.
Los ojos de la francesa se iluminaron de alegría cuando le oyó, jamás en el tiempo que llevaba la recuperación de Styles lo había oído, ni siquiera una palabra.


Pestañeando rápidamente no le quitó la mirada de encima, pero ya para aquel instante ambos se encontraban frente a las puertas corredizas del box donde Louis y Liam llevaban a cabo sus terapias. Una emocionada sonrisa se había instalado en los labiales de la muchacha, Harry por su parte no dejaba de reír silenciosamente con un notable tono carmín apoderándose de sus pómulos.


- ¡Elizabeth, Harry! – El elevado tono de voz agudo de Louis los volvió a ambos nombrados al "mundo real", ambas miradas se dirigieron en dirección al joven médico de traje azul. Él sin embargo, no notó en ningún momento el ensimismamiento de ambos. – Pasen, los estaba esperando.


Tomlinson abrió por completo la puerta corrediza, haciéndose a un lado para que tanto Elizabeth como Harry ingresaran a la sala. Harry por su parte mantuvo nuevamente su mirada en el suelo, soltando sorpresivamente la mano de la francesa para esconder su nerviosismo en un común y tímido juego con sus dedos.


La confusión era notable en la neuróloga, pero no insistió pues, a pesar de que Harry había perdido su contacto, él se mantuvo tan cerca de ella como era normal.


- Bien, si quieres puedes volver al almuerzo, me haré cargo de él como siempre. – Liz –solo era llamada así por sus colegas- solo asintió en positividad ante su compañero, después de todo era la típica rutina que se llevaba. Antes de siquiera dar un paso para retirarse, observó a Liam a unos metros de ellos atendiendo a una pequeña niña de cabellos castaños.


Aquella niña que se encontraba acostada sobre una camilla terapéutica y reía entre dientes cuando Liam masajeaba sus piernas, siendo aquello parte de la terapia que se les daba a los niños.
Estos recibían tanto de terapias físicas como recreativas de modo cerebral. Liam se encargaba de lo neurológico y cerebral, y Louis de lleno a lo físico. Sin embargo, había ciertos masajes de los que se encargaba Liam.

Every Minute | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora