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Ambos sintieron como si horas hubiesen pasado juntos dentro de aquella cocina, lejanos de las voces y la música proveniente de la sala, solo divididos –en su pequeño mundo- por aquella delgada puerta, pero a ellos poco les importó. Solo fueron ellos, compartiendo un fuerte y sentimental abrazo, dejando que sus emociones se asomaran y que la memoria de Lily fuera tan sorprendente como fue desde que los caminos de ambos jóvenes se cruzaron.

Pero la realidad cayó sobre ambos cuando Anne y Trisha cruzaron la puerta, llevando a cada uno de sus hijos hacia la sala. Era hora de los regalos, había dicho Trisha. Sin embargo, apenas Lily perdió de vista al rizado su memoria retrocedió como un suspiro. Tan rápido y devastadoramente silencioso.

Ella veía como unas cuantas caras conocidas había allí, como la mujer de elevada edad que reconocía a dura penas como su abuela y no muy lejos de ella también su abuelo. Más allá de unos cuantos tíos que no habían cambiado mucho a lo largo de los años no recordó, solo ellos que aparentemente se mantenían "como siempre".

Si no fuese por Trisha que no dejó de repetirle feliz cumpleaños en su oído, Lily habría olvidado que día estaba viviendo justo en ese instante, pero a pesar de que sus cafés se movían por toda la sala en busca de algo u alguien no podía estar solo tranquila, necesitaba su consuelo. Su hogar entre los brazos del rizado.

Una vez que su madre la hubiese acomodado en el comienzo de la rectangular y larga mesa de centro que se encontraba repleta de algunos picadillos, dulces y por sus alrededores unas sillas perfectamente acomodadas. Cada invitado tomó sus respectivos asientos, pero en otro lugar no muy lejano de Lily, un pequeño ojiverde estaba decepcionado. Él quería estar junto a Lily, él quería ser el primero en abrazarla luego de cantarle, pero debía ser realista, ese no era su lugar.

Con sus padres acabaron acomodándose casi al final, por poco casi a la otra punta donde Lily se encontraba, pero a él no pareció fastidiarle demasiado, porque al menos desde allí podía ver su sonriente rostro. Sus sonrojadas mejillas y su lacio cabello moviéndose con la brisa que entraba por la ventana de la sala, la cual estaba abierta, y por sus emocionados movimientos causando un lindo efecto con la liga sujetando la coleta, puesto que cierta parte de su cabello delantero había logrado escapar de la elástica... Como si quisiera escapar del encierro. Aunque después de todo, Lily era vida.

- Lily es muy linda – Susurró Annie a un lado de él luego de haberse hincado sobre la silla e inclinado en dirección a su hermano, estando lo más cerca posible de su oído.

Harry quien desvió la mirada de la castaña, ahora tenía sus esmeraldas sobre el rostro de Annie, evitando el contacto visual porque a pesar de no estar acostumbrado, el hecho de que su pequeña hermana también tuviese los ojos cafés –pero no tan cafés como los de Lily- le provocaba un extraño sentimiento.

Pero una vez hubo procesado las palabras, una suave sonrisa se plasmó en sus labios, quería poder estar de acuerdo con ella con palabras, pero se contuvo. Era mucho mejor apreciar lo hermoso que hablar de ello. Por aquella misma razón él solo asintió, volviendo su atención a la chica sonriente que parecía haber perdido algo. Harry pudo notar como ella buscaba con su mirada quien sabe qué y si pudiera estar junto a ella le ayudaría a buscar aunque fuese incluso debajo de cada piedra.

- ¿Ella es Lily? – Oyó claramente por parte de Gemma, pero para él no fue suficiente como para observarle. Anne no demoró en responder positivamente a su hija. – Es muy linda, me gusta la coleta que sujeta su cabello, luce muy inocente. – Y allí toda su familia pareció comenzar una conversación sobre Lily y su familia, él no muy lejos de lo que sucedía oyó absolutamente todo.

Every Minute | Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora