Capítulo 3

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Las tortugas no son mías ni ninguno de los personajes que presentan las series y los cómics.

Esta historia está basada en un sketch de cuando las tortugas tienen un cetro y viajan a diferentes dimensiones donde son tortugas normales, tortugas del 2003, entre otras, bueno yendo al punto ese sketch no es mío solo me gusta la gráfica y de ahí me vino la idea.

Solo soy una escritora que busca poner sus más alocadas ideas en acción para hacerles pasar un buen rato a ustedes mis queridos lectores, yo me divierto redactando ^-^.

Mikey se despertó de golpe, respiraba agitadamente mientras trataba de reconocer el lugar en el que se encontraba, todo lo sucedido volvió a su mente y buscó a sus hermanos con la mirada.

Estaban dormidos plácidamente.

Se sentó en el borde aún con el recuerdo de ese sueño en su mente, no sabía si decirle a Raph y a Donnie, tal vez lo tacharían de loco.

-No, mejor lo hago después...

Incapaz de conciliar el sueño, salió en silencio hacia la cocina, tomó un vaso de leche y se dispuso a regresar, hasta que vio a Leo en el timón.

-¿Qué haces despierto a esta hora Michelangelo? –preguntó sin dejar de ver al frente, sobresaltando al menor

-Yo...-su tono era vacilante, Leo regresó su mirada hacia él suavizando su expresión, eso provocó un pequeño calor en el corazón del de naranja- No podía dormir.... –admitió sentándose en el suelo

-Te entiendo –El capitán se sentó en el borde del barco cerca de él, Mikey puso una expresión de pánico

-E-el timón ¡Nos vamos a estrellar! –iba a pegarle una patada al de azul para que regresara al mando pero este solo soltó una carcajada confundiéndolo

-No te preocupes, en la noche las aguas son calmadas, y esta corriente en especial dirige el barco a nuestro destino sin necesidad de dirigirlo –el menor suspiró aliviado- Extrañas tu hogar ¿cierto?

-Sí, extraño a mi papá, a mis amigos pero sobre todo a mi hermano

-Pero entonces... Raphael y Donatello no son....

-¡Sí!, digo no, digo los dos, digo, ¡Ahhh!... –agarró su cabeza con frustración pero se calmó al instante- No es eso, ellos son mis hermanos, pero en realidad somos cuatro solo que cuando vinimos acá lo dejamos en casa, y lo extraño mucho... -dijo haciendo un puchero

-Y ¿cómo es él?

-Él es como nosotros obviamente, pero su piel es color pistache y sus ojos son muy azules, más que los míos, es valiente, inteligente, nos tiene mucha paciencia cuando hacemos travesuras....-sonrió ante el recuerdo- pero sobre todo, nos quiere mucho y nos cuida desde que éramos muy pequeños

-Vaya parce que lo aprecias mucho –le dijo mirándolo con una sonrisa

-Sí –afirmó el menor contento- y tú ¿tienes hermanos?

La sonrisa de Leo se borró y al instante Mikey supo que no debió preguntar eso.

En los ojos del mayor apareció un leve destello de dolor, vio la expresión preocupada del desconocido y le sonrió tranquilizadoramente.

-No Michelangelo, yo no tengo hermanos....-se levantó volviendo a tomar control del timón- será mejor que regreses a la cama, está por amanecer y estarás cansado todo el día

-Leo, yo....-bajo la mirada cuando se dio cuenta que él no lo regresaba a ver- lo siento...

-No tienes por qué, no has hecho o dicho nada malo o ¿sí?

Solo era un cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora