- Blacksmith -

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— ¡Impresionante! —exclamó susurrando, ese joven derribó a muchos soldados que estaban por matar a un conjunto de pueblerinos, sin arma alguna,simplemente impresionante.

Aunque sea impresionante, esto es malo. Un soldado salió corriendo y pedirá ayuda a sus compañeros. Pronto vendrán a por este joven y se lo llevarán. Se acercó al joven.

— ¿Alguien de ustedes es un herrero? —gritó el joven poniendo sus manos a los lados de su boca

Él levantó la mano, el joven sonrió con alivio.

— Perfecto ¿Me harías la espada Caliburn?

Pisadas se acercaron, el herrero saliendo de la sorpresa por tremenda pregunta, se llevó al joven a su herrería, los soldados ya vienen.

— ¿Aquí harás a Caliburn?

Negó— Caliburn no es una espada común

— ¿Oh? Entonces... ¿Cómo se supone que salve a este reino? —Preguntó al aire, el herrero quedó confundido ¿Cómo que salvar...?

— ¿A que te refieres con salvar?

— Obvio que me refiero a sacar al rey y convertirme... ¿En uno?

Para el desconcierto del herrero, aparte de lo dicho por el joven, la mano brillaba con el símbolo del reino ¿Un espía? No, no habría derrotado a esos soldados.

— ¿Quién eres?

— ¿Yo? Yo soy Arthur

— ... Soy Blacksmith, un herrero

— Si, lo sé. Lo aclaraste allá

Tocaron la puerta, el herrero sabiendo quienes eran, escondió al joven con bastante esfuerzo, este no se callaba.

— No, no he visto a alguien con esa descripción

Los soldados quisieron entrar, más otro soldado los llamó a pedido del rey.

El joven saliendo del escondite, se acercó al herrero y le agradeció.

Blacksmith preguntó el cómo es que sabía de la existencia de Caliburn.

Él joven sonrió

— No lo sé

Suspirando derrotado, se le ocurrió otra pregunta

— ¿Conoces al rey?

Al malvado rey,mejor dicho.

— No le he visto, pero sé que hace sufrir a su reino y no merece el título.

El brillo en la mano brilló aún más fuerte. Ladeó la cabeza ante el brillo, sin saber el porqué respondió

— Te ayudaré

El herrero escondió bien al joven, buscaba algo en el bosque, sí, a la dama. No se lo comentó al joven.

El joven seguía siendo impresionante, peleaba contra los soldados y mostraba su valentía contra un gran número de enemigos. Le hubiese elogiado si no fuese que por eso casi entran a su herrería más de una vez. Aún así, sentía un extraño alivio al verle pelear con el fin de salvar al reino.

La dama tiene la espada, ella le podría dar la espada, sonaba sencillo, pero sabía que no era así. La dama hace tiempo que no deja a nadie acercarse al lago, como si temiera de algo. No se encontró con el lago en ningún lugar, sabía que exploró todo y nada. Qué frustrante...

¿Lo vale?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora