Trigésimo séptimo

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Stella

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Stella

— ¿Pero qué haces aquí? — dije confundida — Espera, ¿cómo obtuviste las llaves? — la miré asustada, ella se levantó del sofá riendo levemente.

— Tranquila, Daniel me dio una copia de emergencias hace tiempo, pensé en visitarte para darte la sorpresa pero no estabas — me muestra la llave, pero ¿cómo que le dio una llave?

— Sí, yo salí. Son las diez de la noche — miré la hora en mi celular y luego a ella otra vez — ¿Por qué no me llamaste?

— Lo hice, te llamé pero no contestaste. Decidí esperar aquí un rato en lo que llegabas, ¿no estás molesta o sí? — dice con algo de incomodidad.

— No, claro que no — dije ya con la mente perdida — ¿Quieres un café?

— Claro — sonríe, como tratando de alivianar la situación.

Me fui a la cocina a poner la cafetera pero mientras tanto estaba pensando en muchas cosas. Yo estaba algo asustada, no sabía sobre ese detalle de la llave. Hablaría con Daniel en cuanto llegue. Es decir, Chelsea es de la familia, le tenemos confianza pero ¿por qué no sabía sobre aquello? Yo siempre soy honesta con mi esposo, merecía enterarme.

— ¿Y esperaste mucho? — pregunté a la vez que me sentaba a su lado en el sofá.

— Fíjate que no tanto, como media hora nada más — me mira.

— Oh — ya no supe qué decirle.

Ya estaba comenzando a sentir el ambiente raro. Me di cuenta que si Daniel no está aquí, ella y yo no tenemos mucho de qué hablar.

— ¿Y cómo va tu embarazo? — pregunta luego de un rato.

— Bien — le mostré una pequeña sonrisa.

— Genial, ¿Tienes tres meses, no?

— Sí, ya para el cuarto.

Volvimos a quedarnos calladas.

— ¿Y a dónde saliste? Que ya no invitas, eh — me dice bromeando, yo reí por puro compromiso.

— Salí a cenar con unos amigos — respondí.

— ¿Tus amigos de Londres? — vuelve a preguntar.

— No, no, unos nuevos que acaba de conocer...

— Ah ya veo, entonces venías con el de la otra vez.

— ¿De qué rayos hablas? ¿A qué viene eso? — fruncí mi frente.

— ¡Nada Stella! Te pones gruñona, se que son amigos no te estoy insinuando nada — se defiende pero yo no le creo.

— Voy por el café — me puse de pie.

Creo yo que Chelsea piensa que le estoy siendo infiel a su mejor amigo, a mi propio esposo. Y no me enojo, porque sé que no es cierto.

Harry

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora