Décimo noveno

9.2K 523 87
                                    

Stella

— ¡No es justo chicos! — exclamé con disgusto, mirando tristemente mis tablas.

— Las tablas no mienten, querida. ¡Yo gané! — dice Chelsea entre risas, Daniel le sigue.

— Da igual, nunca tengo suerte jugando lotería — crucé mis brazos, recargándome más sobre la silla, ya un poco harta de seguir jugando.

— ¿Otra ronda? — pregunta ella, empezando a revolver las barajas.

— Ustedes sigan, iré cómo va la cena — me levanto de mi silla.

— ¿Segura? — dijo Daniel alzando una ceja.

— Pues claro, los juegos mexicanos no son lo mío — ruedo mis ojos, pero al final muestro una sonrisa — Anden, continúen.

Ellos siguen jugando mientras yo terminaba lo último de la cena, que por cierto había hecho lasaña. Espero a que se caliente un poco más, cuando salgo al patio para ver un poco a González. Él estaba acostado debajo de su casita de madera, pero al verme llegar se emociona y corre hacia mí.

— Hola amigo bonito — sonrío, acariciando su pelaje — Por lo que veo en tu vasija vacía, ya cenaste.

Diez minutos con él, decido regresar a la cocina para lavar mis manos y empezar a sacar los platos. Mi esposo y Chelsea terminan de jugar y recogen todo lo que estaba encima de la mesa. Ella me ayuda a servir la comida mientras Daniel ponía los utensilios.

Una vez todos en la mesa, empezamos a comer mientras manteníamos una simple charla.

— Y Stella, ¿cómo te va en tus clases en el hospital? — Chelsea pregunta con interés.

— ¡Bien! Dos clases más y termina el curso — siento a Daniel palmear suavemente mi espalda, yo le sonrío.

— Eso es bueno — asiente ella.

— Sí, fíjate que aprendí bastante — bebí de mi vaso, luego seguí — Creo que fue una buena opción. Mi doctor me lo recomendó, así que le agradezco.

— Vaya, estoy emocionada por ustedes chicos — nos sonríe a ambos — Daniel es mi mejor amigo desde que teníamos doce años, jamás creí que este tonto se casaría y tendría un hijo con una bonita chica. Felicidades amigos.

— Oye, si te recuerdo, fui bastante popular en la preparatoria y universidad, así que tonto no era — Daniel dice con cierta vanidad, pero era cierto, él siempre tuvo muchos amigos.

— Sí, basta con tu ego — le codeo suavemente, él me ve con una sonrisa divertida.

— Recuerdo cuando eran súper amigos — menciona Chelsea, riendo un poco — Daniel me pedía consejos para conquistarte mientras tú estabas secretamente enamorada de él. ¡Qué tiernos!

— Cierto — me ruboricé, él besa mi mejilla al notarlo.

— Teníamos 19 años cuando nos conocimos, yo fui tu primer novio y estabas toda tímida conmigo como el cien por ciento del tiempo, sigues siendo una nena — toma mi mano encima de la mesa, yo sonrío, mirando fijamente sus ojos.

— Es verdad, tú eras más abierto y yo era una chica toda emocionada porque su amigo le daba una flor, llegaba a casa gritando de alegría en mi habitación — admití, riendo sobre aquel cierto hecho.

— Y mírense, casados y esperando a un bebé — dice Chelsea, creo que en este punto yo quería llorar, ha de ser las hormonas.

Conocí a Daniel en el campus universitario, su facultad quedaba a un lado de la mía. Lo conocí exactamente por un amigo mío que era también suyo, nos presentó de todos modos. No quiero ser el cuento largo porque nuestra historia sí que es extensa. Empezamos a ser novios cuando teníamos 21 años, me pidió ser su novia en su cumpleaños, yo estaba con su familia festejando su día en un corto viaje que hicimos aquí en Chester, porque nosotros estudiábamos en Londres.

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora