Décimo segundo

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Stella

— ¿Lista para ir a tus clases? — Daniel me pregunta mientras tomaba su maletín del trabajo.

— Ni que fuera ir a la primaria — ruedo mis ojos con una sonrisa divertida.

— Verás que aprenderás bastante y serás la mejor mamá — besa mi mejilla — Te veo hasta más tarde. Te amo y ve con cuidado. 

— ¡Te amo igual! — lo veo cerrar la puerta.

Terminé mi desayuno y preparé el de González para dárselo. Terminé de arreglarme, lavándome mis dientes como parte final de mi rutina. Salí de casa para irme directo al hospital. El cosquilleo en mi estómago debido a los nervios aparecieron de nuevo. Se sentía como un verdadero primer día de clases y me río internamente por volverme a sentir así luego de mucho.

Llegué al hospital preguntando sobre las clases en recepción, ellos me dijeron en donde se encontraba la sala de eventos. Entrando a tal área, veo como había sillas en donde muchas mujeres ya tenían su lugar. Todas aquellas estaban en las mismas que yo, solamente que cada quien reflejaba su mes correspondiente. Algunas ya tenían una panza muy grande, otras tenían un vientre menos abultado. En fin, todas venimos a lo mismo que era aprender, ¿no? Me senté hasta al frente, ya sentada mis ojos recorrieron mejor el lugar.

Ya luego de media hora, una vez que la sala estaba completa, varias enfermeras entraron.

— Muy buenos días señoritas, nos alegra tenerlas aquí — una enfermera se pone al frente para iniciar con la clase — Por lo que veo todas estamos en esta sala para un solo propósito que es aprender, ¿no es así? Así que gracias por presenciarse y demos inicio a estas clases. Yo soy la enfermera Martha, especialista en pediatría, a sus órdenes.

La clase se vuelve cada vez más interesante. Varias enfermeras nos dan sus explicaciones, también nos ponen vídeos con excelente información para adentrarnos un poco más al tema. Sin darme cuenta, y por estar entretenida, las clases terminan, pero antes nos dan unos folletos con lo que vimos hoy. Voy saliendo del salón mientras guardo el papel en mi bolso. Mi celular suena y pienso que es mi esposo pero al ver en la pantalla el contacto veo que es mi papá.

— Hola papá, ¿a qué se debe tu llamada? — digo con un poco de sorpresa, casi nunca mi padre me llama por celular ya que no le entiende a la nueva tecnología y como se compró uno nuevo, está algo confundido con las funciones.

Mi dulce niña, he intentado comunicarme contigo con el teléfono de tu casa pero no contestaste — dice con una leve preocupación.

— No estoy en casa — reí un poquillo — ¿Todo bien allá con mamá?

Sí, todo bien. Quería pasar por ti para salir un rato contigo.

— Suena perfecto. Deja llego a casa para esperarte y...

¿Andas sola? — sale su pregunta.

— Vine al hospital para una clase de embarazos primerizos. Daniel está trabajando y vine sola, todo tranquilo — avisé, parando de caminar.

Sí es así, voy por ti allá mismo. Supongo que es en el hospital que queda como a unas ocho cuadras de tu casa.

— Sí, estás en lo correcto.

Bueno, tú espérame allí y yo te marco de nuevo para cuando llegue, ¿de acuerdo?

— Sí, está bien.

Bueno voy para allá, hija.

— Aquí te espero — colgué.

Volví a caminar hasta llegar al piso principal y sentarme en la sala de espera. Tengo la costumbre de cuando espero, mi pierna empieza a moverse y parece que estoy nerviosa o ansiosa, cosa que no es así pero la costumbre. Papá y yo siempre hemos tenido una buena relación, para él sigo siendo su pequeña. No digo que con mi mamá no tenga buena relación, la tenemos, pero su carácter es un poco más duro mientras que mi papá es todo un encanto.

— Señorita Griffin, ¿está esperando un turno? — no me doy cuenta que el doctor Styles había parado frente a mí, yo le miro. Además tampoco me había dado cuenta que la sala estaba medio vacía, por no decir que muy vacía.

— Ehh no — me paré de un salto del asiento — Alguien vendrá por mí y por mientras estaba esperando aquí, espero que no sea mucha molestia.

— Para nada — sonríe levemente — Por cierto, ¿cómo le pareció las clases?

— Estuvieron muy bien, doctor. Aprendí cosas nuevas y no cabe duda que vendré más seguido por aquí — sonreí.

— Es bueno oír que le haya servido.

— Sí, gracias doctor...— traté de recordar su nombre pero lo había olvidado. Mis mejillas se sienten calientes debido a la vergüenza que estaba pasando ahora mismo. Su mirada refleja que ya sabía que yo había olvidado su nombre.

— Harry. — sonríe un poco, no dándole mucha importancia.

— Claro, eh lo lamento. Me acostumbré decirle doctor Styles — él me devuelve la sonrisa.

— No es nada, no se disculpe.

Me quedo viéndolo, el doctor Styles o mejor dicho Harry, es una persona bastante reservada. Es muy serio cuando lo miras de lejos o cuando lo tienes en frente, pero una vez que mantienes una charla con él, Harry muestra simpatía. Es muy amable. Carraspea su garganta y pronto me doy cuenta que lo estaba incomodando con mi mirada fija en sus ojos.

— Pe-perdón — reí torpemente — Me quedé sin palabras... ¡Digo! No supe qué decir, eh ya sabe, el silencio — entre más cosas decía, más tonta quedaba. Harry ríe también, despistando sus nervios. 

— No se preocupe — aclara su garganta — Si me disculpa tengo que irme a mi consultorio. Que tenga buen día, señorita Griffin. Cuídese usted y a su bebé. Espero verlos pronto.

— Gracias — digo incómoda — Lo veo pronto, Harry — sonreí. 

Mi papá me marca de nuevo diciendo que ya estaba afuera y yo salgo. Me llevó directo a un centro comercial en donde fuimos a comer. Platicamos mucho sobre nosotros, él sigue pasando sus tardes enseñando beisbol a niños y me platicó que mi madre seguía pasando sus tardes hablando con sus comadres en el jardín la mayoría del tiempo. Cuando me platica sobre aquello, las ganas de volver a vivir en esa casa me inundaron. Fueron buenos momentos y seguían siendo bonitos recuerdos aún cuando voy para allá.

Saliendo de comer, mi padre y yo decidimos caminar un rato por el centro comercial.

— No puedo creer que mi niña va a tener un bebé — dice con nostalgia. Su brazo se pasa alrededor de mi hombro.

— Ay papá, creo que lloraste lo suficiente en la fiesta cuando dimos el anuncio — sonreí.

— Lo sé, pero todavía me parece increíble.

— Ya que todos discuten sobre esto, ¿qué esperas que sea mi bebé? ¿niño o niña? — pregunté con interés, cierta duda me rodeaba.

— No importa realmente cielo, mientras que no se parezca a ese tal Daniel no importa — veo cómo gira sus ojos y yo muestro una sonrisa sorprendida.

— ¡Papá! ¿por qué no te agrada tanto MI esposo? — marco a propósito tal palabra.

— Desde que los escuché teniendo sexo en el baño en navidad no es del todo mi agrado ese muchacho — niega con su cabeza.

— ¡Hey! ¡Eso fue hace dos años, ya hace mucho! — dije avergonzada, mis mejillas estaban ardiendo al recordar tal suceso en donde Daniel y yo pasamos una pena horrible. Creo que papá exageró, y por lo que veo jamás lo superará.

— ¿Y? No apruebo eso ni en un millón de años. Con que se parezca a mi hermosa hija, es todo, esa es la respuesta — besa mi sien y yo carcajeo al oírlo decir aquello. 

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora