Sexagésimo séptimo

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Harry

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Harry

Llegué agotado a casa, pero González llegó a mí contento con tan solo yo haber puesto un pie en mi hogar. Con una sonrisa, jugueteé con él. Stella me lo había dejado para que lo cuidara un día antes para que ella pudiera hablar con su padre y después con Daniel hoy. Luego del episodio de esta tarde, ya no pude preguntarle cómo estuvo su padre. Solo espero que todo se haya solucionado tan pronto como se recuperó, no me gustaba verla sufrir de ese modo con tantas situaciones pasándole en su vida. Como ya era algo tarde, decidí llamarla para hablar con ella. Lo raro fue que no respondió, intenté un par de veces, pero la misma respuesta de buzón de voz me notificaba en la llamada. Decidí esperar unos minutos, tiempo que aproveché para alimentar a González.

Pronto, mi celular vibró sobre la mesa y yo corrí para atender pero al ver la pantalla, vi que era mi hermana.

—Hola Gemma —respondí algo decepcionado, ya que esperaba que fuera Stella— ¿Cómo va todo?

—Hola hermano, por cierto te oí desilusionado, ¿todo bien? —preguntó algo preocupada, yo solté una pequeña risa.

—No, todo bien. Solo esperaba una llamada, pero no te preocupes.

—¿De Stella? Por cierto, ¿cómo está ella? —dijo esperando una respuesta pero ni yo la tenía. Solo espero que esté muy bien.

—Su padre enfermó hoy, estuvo en el hospital pero no pude verlos. Tú sabes, estaba en mi área y además no era familiar —solté un suspiro—, agregando también que su familia no sabe todos los detalles sobre la relación. Sigue siendo, por así decirlo, algo oculto.

—Entiendo, solo espero que su padre mejore —hizo una leve pausa— ¿Y tú? ¿Cómo has estado?

—Quisiera decir algo diferente a ocupado —sonreí al oírla gruñir.

—¿Por qué tuviste que elegir esa carrera? Nunca puedo ver a mi hermano —me regañó bromeando.

—No decías eso cuando venías a mí embarazada a pedirme información y consejos —volví a reír. Miré el reloj que estaba pegado en la pared, y éste marcaba que ya era medianoche.

—Tienes razón, eres el mejor —se rió— Bueno te dejo, Holly me está llamando desde su habitación y tengo que ir a verla. ¿Nos vemos pronto junto con Stella?

—Por supuesto, saluda a Holly por mí —mencioné para ambos colgar al mismo tiempo.

Quise volver a llamar a Stella, pero llegué a pensar que quizás ya estaba descansando y no quería molestarla. De todas formas, iría a visitarla mañana en su departamento.

Stella

Perdí la noción el tiempo, quizás me había quedado dormida. Despertando, mi cuerpo comenzó a dolerme. Fue ahí cuando recordé todo, la golpiza. Me levanté sobresaltada, y no debí haber hecho aquello porque mi espalda dolía bastante y haciendo eso solo me perjudicó. Miré a mi alrededor, estaba en mi vieja habitación que compartía con mi esposo. Quise sacar mi celular del pantalón para llamar a alguien pero no lo traía conmigo. Daniel debió tomarlo mientras estaba inconsciente. Muy asustada y con dolor, caminé a pasos lentos para verme en el espejo y no me veía bien una vez que lo hice. Mi nariz estaba morada y tenía rastros de sangre seca por la zona.

Las lágrimas caían de mi rostro en silencio. Siendo cuidadosa, abrí la puerta de la habitación. Bajé a las escaleras, quería gemir de dolor pero me aguantaba. Temía que Daniel saliera de pronto y me hiciera algo. Jamás creí que él pudiera soltarme un golpe, de verdad nunca lo imaginé.

Al bajar, pude notar que él estaba en la cocina preparando algo. Vi la puerta, pero la vi demasiado lejos. Para mi mala suerte, él me vio.

—Ven, te estoy preparando algo para que desayunes —sonrió, como si nada hubiera pasado. Yo solo lo miré con asombro— ¡Que te acerques! —se exaltó y yo me asusté— Digo ven, cariño.

No quería, pero temía y lo hice. Vi que preparaba huevos con tocino, la verdad el olor me provocó náuseas.

—¿Así que el desayuno? —murmuré, él me sonrió.

—Sí, dormiste mucho —los sirvió en un plato y después volvió a verme con tristeza— Oye Stella, quiero decirte que lo lamento mucho. Perdí el control y no pensé en lo que hice, solo estaba asustado. Será difícil pero por favor perdóname, sabes que jamás te haría daño. Eres alguien muy importante para mí y perderte me hace volver loco. Y por cierto, ahorita que termines de comer trataré de limpiarte esa herida —puso el plato sobre la mesa.

—Como sea, ¿dónde está mi celular? —fui directa.

—Oh, sonó un par de veces y para que no te despertaras... me lo llevé —se dio la vuelta— Te llamaba mucho un tal Harry Styles, ¿curioso, no? Tú y él, no desaprovechaste el tiempo —rió, y noté el sarcasmo. El miedo recorrió por mi cuerpo nuevamente y ahí lo hice, corrí a la puerta.

—¡Espera! —lo oí gritar desesperado detrás de mí.

Salí de casa, sus fuertes pasos resonaban a mis espaldas. Gritaba un par de groserías, pero yo corría lo más rápido que podía. Como mi cuerpo estaba lastimado, sabía que no duraría mucho. De hecho, él dejó de correr porque unos vecinos se asomaron y su reputación no iba a ser buena. No pude más, la falta de aire, la presión, vomité sobre el piso. Alguien de ahí me vio, se acercó corriendo a mí y me ayudó.

—Santo cielo, llamaré un taxi y la llevaré a un hospital señorita —la señora de una avanzada edad pidió un taxi como dijo y las dos juntas fuimos al hospital que le mencioné con dificultad.

Nos llevaron a emergencias, ahí unos doctores me atendieron y me pusieron en una camilla porque yo ya no podía dar un paso más.

—Por favor, llame el doctor Harry Styles... él es mi doctor —los miré a como pude.

Me pusieron en una habitación, donde me colocaron una mascarilla de oxígeno artificial luego de que unas enfermeras limpiaron mi herida. Les dije que me dolía todo el cuerpo, y en ese momento entró con prisas Harry. Él me miró pasmado, pero tan pronto como me vio, se acercó a mí.

—¿Quién te hizo todo esto? —tomó con fuerzas mi mano.

No pude decirle al tener la mascarilla, pero con tan solo ver mis ojos, lo supo.

—Te fracturó la nariz, déjame ver...—apartó la delgada sabana y presionó con cuidado mi vientre— ¿Te duele? —asentí con una mueca de dolor, él me miró preocupado— Supongo que viniste corriendo, maldición —miró a los doctores a su alrededor— Primero tienen que curar tu cuerpo lastimado, ya después vendré hacer un análisis de tu embarazo. Puedo decir con certeza que no tienes que preocuparte, el bebé y tú estarán bien —tuvo que apartarse, sentía la mirada de los demás.

Harry tenía que marcharse, por ahora no podía atenderme. Al abrir la puerta para poder retirarse, se topó de frente con Daniel, ya que éste iba a entrar a la habitación. 

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora