Quincuagésimo primero

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Stella

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Stella

Las cosas se han vuelto intensas durante la semana, no podría decir que Daniel y yo estábamos "bien". Solo fingimos que sí pero sabemos que muy adentro de nosotros estábamos mal y nadie quería solucionarlo. Podría decir que yo la pasaba peor, con la mente llena de dudas por una posible infidelidad. Tantos años juntos que no me cabe en la cabeza aquello, ¿en serio sería capaz de hacerme tal cosa? ¿sabiendo que tendríamos una familia? Lo peor es que, ¿sería capaz Chelsea hacerlo a mis espaldas sabiendo que un hijo nos espera? Ella anteriormente me acusó por lo de Harry, ¿pero con qué cara lo hizo si ella me estaba mintiendo a mí? Tantas dudas y yo sin respuestas. Más ahora que no se ha pasado por aquí, como si ahora se estuviera alejando y eso incrementaba mis sospechas.

— Nada, no hay nada — me susurraba a mí misma luego de buscar entre las cosas de mi esposo — Sigo sin encontrar nada — me levanté con cuidado del suelo.

En su baúl no tenía nada extraño, y estaba por rendirme hasta que decidí ahora buscar entre sus carpetas del trabajo. Con los papeles me senté en la cama y leí uno por uno, pero no me resolvían mis dudas. Al cambiar de hoja, unos folletos cayeron, o eso creí que eran pero al levantarlos me di cuenta que eran sus boletos de viaje. Y mi respiración se cortó cuando leí que sus destinos no eran para Liverpool, sino para Londres. Todo este tiempo me había dicho que iba a las empresas de Liverpool, pero realmente se iba a la gran ciudad y yo no lo supe porque siempre confié en él.

Sentí que la presión se me bajó y con mis manos temblando tomé mi celular para marcarle.

— Contenta, contesta — miré el reloj que decía las nueve — ¡Harry! — grité al escuchar que me atendió —, e-eh... ¡Daniel de verdad me engaña! Yo encontré sus boletos de tren y sus viajes no eran para Liverpool ¡son de Londres! 

— Stella tranquilízate — murmuró con suave voz y yo suspiré al oírlo — Trata de hablar con tranquilidad, te escucho.

— Perdón — cerré mis ojos por la pena — ¿Sigues trabajando? De verdad que no quiero interrumpir.

— Sigo en el hospital pero ya voy de salida — dijo y yo pude escuchar de fondo ruido del lugar.

— Creí que no encontraría nada pero seguí buscando y encontré sus boletos, sus destinos no son donde me dice y eso ya es lo suficiente como para tenerlo confirmado. No hay razón de mentirme si me fuera fiel, ¡él realmente se va con ella! — aguanté mi llanto —. Por eso en estos años nunca me llevó allá, de verdad estaba ciega — terminé diciendo eso para mí misma.

— ¿Él ya llegó? — preguntó con curiosidad. 

— No aún no, pero mañana se va temprano allá — miré sus viejos boletos —, y yo tomaré el segundo tren que va directo a Londres. 

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora