Capítulo 7

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Ignoraba a Wonsik con toda su fuerza, a pesar de que detenía su andar cada tanto porque su amigo volvía a ponerse frente a él, y Hongbin solo rodaba los ojos algo cansado.

-Has estado saliendo con él por dos semanas, es lógico que me ofenda.

-No he estado saliendo con nadie.

-¿Por qué Hakyeon entonces dice que...?

-Hyung es un tonto, no le hagas caso.

-¿Ya lo besaste?

-Claro que no. –Puso una cara de horror. –Ya no hablemos de esto, ¿sí? –Pero al ingresar a la biblioteca era imposible ignorar el tema.

Sanghyuk tenía ya dos semanas recuperadas desde su operación, y aunque supuestamente todo ya estaba bien en su cuerpo, seguía caminando como una tortuga, volviéndose algo peor que un fantasma ignorado por sus compañeros de clase, sus maestros y hasta los directivos de la universidad; pero debía esforzarse demasiado en los estudios si quería recuperar el tiempo ausente en clase, y aunque Hongbin era encantadoramente amable ayudándole con la tarea, no fue sino hasta ese viernes que decidió dejar de ser un parásito dependiente, haría todas sus labores académicas por su cuenta, así que acudió a la biblioteca en cuanto terminó la última clase, pidió los libros necesarios para usarlos el fin de semana en casa, y al salir de ese silencioso lugar, se topó en la puerta con el chico de lindos hoyuelos y su amigo.

-Hola, Hyuk. –Trató de saludar con una sonrisa, pero el contrario solo miraba atento a Wonsik, pasando saliva.

-Hola... Hasta el lunes.

-E-espera, ¿a dónde vas? Déjame ayudarte con los libros.

-Estoy bien, gracias. –Se odiaba por ser tan contradictorio, quería estar cerca de Hongbin, era su amor platónico desde que lo vio en primer grado, pero comprendía que estaba mal, que era mejor alejarse e ignorar aquella amabilidad que poseía el contrario.

-¿Estás molesto por algo? –Hyuk se dio media vuelta para tratar de aclararle que no estaba molesto, pero que no necesitaba su ayuda, las palabras de igual modo no salieron porque, tras Hongbin, pudo ver a Wonsik recargado contra la pared de la biblioteca, los veía a una distancia prudente, con brazos cruzados y un gesto en su rostro que delataba lo tontos que lucían así, una sonrisa pícara y obvia que hizo sonrojar a Sanghyuk.

-No... Ya me voy.

-¿Puedo acompañarte?

-... Wonsik te está esperando.

Su corazón latía fuerte, y agradeció que Hongbin se fuera a la biblioteca con su amigo, pero tan pronto como llegó a su casa, el chico de lindos hoyuelos no dejó de llenarle el teléfono con mensajes, aparentemente, preocupado; él por su parte, estaba acostado en su cama, tenía la biblioteca entera en su habitación y respondía cada cierto tiempo alguno de sus mensajes, debía estar atento a sus tareas pero por más que se esforzaba, Hongbin venía a su mente, sintiendo su corazón latir fuerte, sus mejillas calientes y que estaba a punto de morir de amor.

¿Por qué carajo le gustaba? Volvió a interrogarse eso antes de dormir, leyendo el "escribiendo" que citaba en la parte inferior de la conversación nocturna que tenían ambos. A pesar de demorar demasiado, y ese "escribiendo" parecía sospechosamente desesperante, Hyuk no dejó de pensar en todas las cosas que veía en Hongbin, empezando con esa mirada que no lo dejaba tranquilo, estaba muy consciente que él y su pelirrojo amigo lo veían en clases, en cafetería o en biblioteca, y con "veían" era más bien a observarlo minuciosamente, como si fuera un terrorista a punto de explotar una nación entera. No negaba que esas miradas le eran incómodas, pero no hacían nada más que eso, no se acercaban, no le hablaban, así que dejó de preocuparse por ser visto diariamente, al menos por ellos dos o al menos por el de lindos hoyuelos; pero luego, un día, sin saber cómo, ni cuándo, ni por qué, cuando sus ojos se encontraron directamente a los de Hongbin, se sintió estúpido, nervioso, era como si le estuviera leyendo el pensamiento y ahí, con lentitud, todo empezó a irse al carajo, no podía sacarse esa mirada de su cabeza, ni las sonrisas que lograba ver de su linda boca, y ahora, si lo analizaba bien, Hongbin había dejado de ser "el chico que se ríe por todo" para volverse en "el chico de sonrisa bonita y simpáticos hoyuelos". Y eso le hacía sentir más idiota de lo habitual, y cada que se lo topaba por accidente, él mismo se volvía más silencioso, más tímido, más raro, se protegía con mayor fuerza bajo su cueva, rehusándose a salir de su capullo... Hasta que fue atrapado en Starbucks, vestido como una chica.

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