Cuando su madre cambió la fecha en el calendario de su mostrador, se dio cuenta que ya había pasado un mes rápidamente, observó a su mamá a la cara con asombro y ella simplemente terminó de acondicionar el mostrador para que luciera impecable antes de abrir el salón de belleza.
-Hola, guapo ¡qué milagro verte acá! –Saludó animada una de las trabajadoras del salón en cuanto vio a Sanghyuk, yendo hacia él para abrazarlo y llenarle las mejillas en besos.
-Hola, noona... ¿cómo has estado? –Hizo algunos gestos empalagosos por sus besos.
-De maravilla... ¿vienes por un cambio de look o a ayudarnos?
-Un poco de ambos.
Sí, tenía sus ventajas el empleo de su madre, así que optó por un cambio en su cabello que se volvió discreto pero llamativo a sus ojos, un cabello oscuro que tenía un destello único e intenso en color índigo y la trabajadora le hizo un peinado fenomenal en el que, su ser femenino interno juró, se podría casar consigo mismo.
-Si tan solo tuviera tu edad, bombón, me encantaría comerte a besos. –Suspiró enamorada la trabajadora, quien llevaba a Hyuk por diez años, y cuando el menor estuvo listo, tan solo lo admiró por el reflejo del espejo unos segundos más. –Las chicas morirán por ti.
-Sabes que lo hago para verme bien, para sentirme mejor conmigo.
-¿No hay nadie en especial a quien quieras impresionar?
-... No. –Cortó la plática cuando vio a su madre aparecer cerca de ellos, y pasó saliva, bastante nervioso.
El resto del día lo pasó tras el mostrador, en caja, y avergonzado a muerte porque todas las clientes eran mujeres y la mayoría, por no decir que todas, habían dado algún cumplido a su peinado, lo guapo que era o, en el caso más intenso, le coquetearon para buscar una cita. Y era una lástima, porque se sentía idiota sin saber qué hacer ni decir, porque se excusaba con la verdad, que "soy el hijo de la dueña y solo vine a ayudar por esta tarde", porque le daba miedo decir que le gustaban los hombres a pesar que su madre ya lo sabía, porque además, solo era el peinado, un rostro libre de acné y la filipina del lugar, ya que su ropa era terrible, anticuada, y honestamente odiaba gastar tiempo tratando de arreglarse el cabello. Si tan solo esas mujeres supieran que Sanghyuk pudo ser una de ellas, ahí sentada esperando sus uñas acrílicas, o un pedicura, o que le maquillaran porque en cuatro horas iba a asistir como dama de honor en una boda.
-¿Qué hacemos aquí? –Masculló Wonsik quien parecía ir a rastras por Jaehwan, ingresando al salón de belleza con vergüenza ajena.
-Te dije que me iba a teñir el cabello y quisiste acompañarme.
-Sí, bueno... Creí que iríamos a una barbería o algo.
-No voy a que me rasuren, ni a que me dejen la cabeza calva. –Comentó como si le repudiaba la simple idea de visitar una barbería.
-Como sea...
Por instinto, Hyuk miró a todas partes y sí, era porque pensó en ver a Hongbin en ese momento, pero solo estaban ellos dos y se maldijo en cuanto Wonsik le vio, no, más bien, le observó, porque su compañero de clase no le quitaba la vista de encima, dejando a Jaehwan quien platicaba con, aparentemente, su estilista preferida.
-¿Sang?
-... Hola.
-Hey... No... No sabía que trabajabas aquí.
-No lo hago... Solo estoy ayudando.
-Te ves algo... Diferente. –Y Hyuk comprendió que probablemente se veía mal, porque el contrario no dejaba de verle el cabello.
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Solo Tú
Fiksi PenggemarSanghyuk sabía que Hongbin no podía dejar de verlo, y pudiera ser que era el único chico en toda la universidad que se daba cuenta de su existencia... Volviéndose también la única persona que conoció todos los secretos de su vida.