Capítulo 9

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Cuando su madre cambió la fecha en el calendario de su mostrador, se dio cuenta que ya había pasado un mes rápidamente, observó a su mamá a la cara con asombro y ella simplemente terminó de acondicionar el mostrador para que luciera impecable antes de abrir el salón de belleza.

-Hola, guapo ¡qué milagro verte acá! –Saludó animada una de las trabajadoras del salón en cuanto vio a Sanghyuk, yendo hacia él para abrazarlo y llenarle las mejillas en besos.

-Hola, noona... ¿cómo has estado? –Hizo algunos gestos empalagosos por sus besos.

-De maravilla... ¿vienes por un cambio de look o a ayudarnos?

-Un poco de ambos.

Sí, tenía sus ventajas el empleo de su madre, así que optó por un cambio en su cabello que se volvió discreto pero llamativo a sus ojos, un cabello oscuro que tenía un destello único e intenso en color índigo y la trabajadora le hizo un peinado fenomenal en el que, su ser femenino interno juró, se podría casar consigo mismo.

-Si tan solo tuviera tu edad, bombón, me encantaría comerte a besos. –Suspiró enamorada la trabajadora, quien llevaba a Hyuk por diez años, y cuando el menor estuvo listo, tan solo lo admiró por el reflejo del espejo unos segundos más. –Las chicas morirán por ti.

-Sabes que lo hago para verme bien, para sentirme mejor conmigo.

-¿No hay nadie en especial a quien quieras impresionar?

-... No. –Cortó la plática cuando vio a su madre aparecer cerca de ellos, y pasó saliva, bastante nervioso.

El resto del día lo pasó tras el mostrador, en caja, y avergonzado a muerte porque todas las clientes eran mujeres y la mayoría, por no decir que todas, habían dado algún cumplido a su peinado, lo guapo que era o, en el caso más intenso, le coquetearon para buscar una cita. Y era una lástima, porque se sentía idiota sin saber qué hacer ni decir, porque se excusaba con la verdad, que "soy el hijo de la dueña y solo vine a ayudar por esta tarde", porque le daba miedo decir que le gustaban los hombres a pesar que su madre ya lo sabía, porque además, solo era el peinado, un rostro libre de acné y la filipina del lugar, ya que su ropa era terrible, anticuada, y honestamente odiaba gastar tiempo tratando de arreglarse el cabello. Si tan solo esas mujeres supieran que Sanghyuk pudo ser una de ellas, ahí sentada esperando sus uñas acrílicas, o un pedicura, o que le maquillaran porque en cuatro horas iba a asistir como dama de honor en una boda.

-¿Qué hacemos aquí? –Masculló Wonsik quien parecía ir a rastras por Jaehwan, ingresando al salón de belleza con vergüenza ajena.

-Te dije que me iba a teñir el cabello y quisiste acompañarme.

-Sí, bueno... Creí que iríamos a una barbería o algo.

-No voy a que me rasuren, ni a que me dejen la cabeza calva. –Comentó como si le repudiaba la simple idea de visitar una barbería.

-Como sea...

Por instinto, Hyuk miró a todas partes y sí, era porque pensó en ver a Hongbin en ese momento, pero solo estaban ellos dos y se maldijo en cuanto Wonsik le vio, no, más bien, le observó, porque su compañero de clase no le quitaba la vista de encima, dejando a Jaehwan quien platicaba con, aparentemente, su estilista preferida.

-¿Sang?

-... Hola.

-Hey... No... No sabía que trabajabas aquí.

-No lo hago... Solo estoy ayudando.

-Te ves algo... Diferente. –Y Hyuk comprendió que probablemente se veía mal, porque el contrario no dejaba de verle el cabello.

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