Diario 1: Una Vida en Alemania

XVII: Azul

Azul - Zoé
"Estoy hundiéndome en el hábito de amarte. Y tú ya me olvidaste"

Era un martes. Y ese día Fuchs tenía un plan, quería llevarnos a un pueblo llamado Bad Hersfeld y hacernos saber cómo se estructuraba un juicio llevándonos a uno de ellos.

No recuerdo exactamente cómo pasó todo. Pero a lo que vamos es como se desarrolla este día. El día anterior en el que nos íbamos Bad Hersfeld, Fuchs me había dicho que tenía que llevarle dinero para pagar el boleto del tren desde pueblo en donde estaba la secundaria, llamado Bebra, hacia el pueblo en donde iríamos a ver cómo se ejercía un caso.

Yo estaba nervioso y al mismo tiempo emocionado, pues era mi primera vez a la que me iba a subir en un tren y también la primera a la que me iba en grupo con mi clase. Mi mamá me llevó a la estación de trenes y de ahí me esperé un momentito para ver si habían alumnos de mi salón, afortunadamente vi a algunos y salí de la camioneta con ellos. Ahora yo estaba en mi propia cuenta...

Poco a poco mis compañeros venían llegando. Y en eso llegó Aileen con un vestido azul, ella estaba más que perfecta, sus ojos azules, su cabello rubio y sobre todo su sonrisa, todo combinaba con ella.

En cuanto vi a Fuchs llegar me acerqué a él y me dijo que lo siguiera. Le hice caso, y llevó a toda la clase a donde estaba el tren. Yo estaba muy, muy emocionado. Llegó el tren azul a toda velocidad, y yo estaba fuera de la línea en la que no debías de estar. Literalmente estaba muy emocionado, no podía esperar para subirme al tren, y en ese momento ya se me había ido lo nervioso.

Todos me decían que me esperara para que la gente se bajara del tren, y en cuanto se había abierto la puerta, me metí. Fui el primero que se metió. Busqué un asiento, y me senté y me puse a escuchar música. Era de lo mejor.

Después de estar en un rato en el tren. Llegamos a nuestro destino y caminamos por el pueblo en grupos de 4 personas. ¿Que clase de profesor deja a los alumnos separarse y dividirse para caminar entre el pueblo? Pues en Alemania la seguridad es tanta que hasta un niño de 7 años puede irse solo de pueblo a pueblo en bicicleta o a pie. O bueno, no es seguridad, porque casi nunca te encuentras a policías en las calles de ciudades. Es más bien... Respeto.

Como yo me había quedado solo. Fuchs no hizo nada más que juntarme con Aileen y su mejor amiga. Le veía la cara a Aileen de que no quería estar conmigo, o de que estaría incómoda. Así que ella misma se las arregló y habló con Luan y me dijo que me vaya con él.

El equipo de Luan se separó, ahora nada más éramos él y yo. Nos fuimos al centro comercial que había. Entramos a la sección de juguetes y Luan solo veía las pistolas de juguete que vendían. Me imaginaba que tenía un arsenal de pistolas de juguete. En cambio yo solo tenía una que otra pistola por ahí perdidas en mi casa, suelo extraviar mis cosas muy rápido.

En fin, perdimos el tiempo andando por ahí haciendo travesuras, por ejemplo, nos bajamos en una resbaladizo de niños, quedamos regañados, pero fue divertido. Luan y yo fuimos a un lugar en donde comer, y como siempre, pedí mi orden sin la necesidad de que alguien me ayude, comí y nos reunimos con Fuchs. Ya era hora de juntarnos con él y ver cómo se estructuraba un caso. Luan y yo nos dirigimos a donde nos teníamos que reunir, esperamos un momento a Fuchs y nos guió a donde teníamos que ir.

En aquel edifico en donde se iba a hacer el caso había mucha seguridad. Haz de cuenta que tenías que pasar por una puerta en donde te identificaban cualquier metal que llevabas contigo, y luego hasta te revisaban cualquier parte de la mochila que llevabas contigo, te hacían sacar todo lo que llevabas. Y después de esperar como media hora a que te revisen si no traes algún arma, al fin me dejaron pasar. Esperamos a que revisaran a todos los niños y nos dirigimos a donde sería el caso.

Algo gracioso qué pasó, fue que uno de mis compañeros de clase se estaba durmiendo durante el caso y el juez le pegó un grito al niño para que se despertara. Me dio un poco de decepción al ver como ellos pueden entender perfectamente lo que pasaba y yo allá tratando de poner mi más alta atención para al menos entenderle al juez y no podía ni entender una palabra. Me daba coraje haber visto a mi compañero durmiéndose cuando puedes entender perfectamente lo que dicen sin ningún problema. Así que, por favor, aprovechen lo que tienen y pueden hacer.

Cuando terminó el caso, o como lo quieras llamar, Fuchs me contó que se trataba sobre un hombre que
le había golpeado a una mujer en la cara. El hombre terminó pagando una multa o algo por el estilo de 500 euros. Estaba agradecido de que mi maestro me haya explicado lo que había pasado.

Perdimos el tiempo haciendo algo allá en Bad Hersfeld, y todos se empezaron a ir. Unos se fueron en el tren y mientras tanto unos se fueron caminando, tal vez vivían en este pueblo. Yo no tenía ni la menor idea de que hacer, y siempre que me ocurría eso me iba con Fuchs, él siempre me diría que hacer. Y lo que hizo el profesor fue llevarme en su carro a Bebra.

Él y yo echamos una plática, me contó sobre su carro. Me dijo que a mediados del 2005 o 2006, el carro que tenía era el mejor, que aquel carro estaba de moda. Que cuando todos vieron que se compró un carro del año todos andaban asombrados. Entonces le conté sobre el carro de mi edad. Mis papás habían comprado un carro justo después de que nací. En el año 2003, mis papás se compraron un Honda, y al igual con mis papás, todos se quedaban asombrados. Ahora, aquel carro tiene 14 años vivo, lo mejor es que sigue funcionando. Lo único que le ha pasado a ese carro es que ya no le funciona la radio, su calefacción y algunas cosas del motor no andan del todo bien. Pero sigue funcionando. No sé, pero me identifico mucho con el carro.

-Pero el tiempo pasa... -me dijo el profesor, yo me quedaba sin respuesta-. Lo que tenemos se desgasta y tenemos que  conseguir algo nuevo, pero para obtener lo que queremos de vuelta, te aseguro que siempre, será más difícil conseguirlo. Y si tantas son las ganas que tienes para lograrlo, nunca tengas miedo. ¿Te puedo decir algo?
-Si... -sentía incomodidad al ver que hablaba de eso-.
-Por accidente descubrí que te gusta Aileen.
-¿Q-Qué? ¿Cómo? -me sentía más incomodo, no lograba percatar cómo había descubierto eso- ¿Cuando?
-Cuando te habías ido para decirle algo a tus hermanos vi tu lapicera y ahí encontré un papelito que decía escrito "amo a Aileen" con un corazón dibujado.
-Pero... -ya había entendido como lo descubrió-. Oh... Por favor no le digas...
-No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo.
-Ah. -di un suspiro- Gracias.
-Pero recuerda que si quieres conseguir algo, habla y enfréntalo. ¿Porque crees que tengo esposa y dos hijos?
-Si. -hice una risa pequeña-. Hablar.

Nunca tengan miedo.