XX: Kassel

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Me voy - Camila
"Yo solo fui un error. Y aunque muero por volver, me voy"

-Matthew... ¡Matthew, despierta!
-¿Qué pasa? ¿Tenemos prisa o que?
-Nosotros no Matt -decía mi mamá- En cambio, tú si.
-¿Por? ¡Ay no! ¡Me voy a ir a Kassel!
-Rápido, cámbiate y alístate para ir a la estación de trenes.

Y así era cada día que me iba en tren con mi escuela. Esta era la segunda vez a la que me iba en tren. Pero esta vez no me iba a un simple pueblo, sino me iba una ciudad.

Me levanté, tomé un baño, me cambié y a darle. Llevaba unos jeans negros con una camisa de cuadros roja y una chaqueta de mezclilla, personalmente a mí me encantaba aquel estilo que llevaba. Siempre que tenía la oportunidad de llevarme la ropa mencionada, me la ponía.

Mi mamá y yo ya habíamos llegado a la estación y cuando mi mamá me dejó, empezó a rezar para que no me pasara nada malo.

-Mamá, no te preocupes, no me va a pasar nada. Estamos en Alemania, ¿ok?
-Está bien, prométeme que no te pases nada malo, ¿eh?
-Si, todo va a estar bien.

*5 Horas después*

-¡FUUUUUUCHS! ¿¡Donde estaaaaaaas!? Vamos, recuerda lo que te dijo Herr Fuchs...

Estaba perdido en el laberinto de las calles de Kassel, no sé ni cómo me había separado de mis compañeros y de mi maestro, pero de un lado para otro ya no los veía. Y ahí fue cuando mi corazón empezaba a palpitar más y más hasta que lo llegaba a sentir sin la necesidad de tocarlo con mis manos, me salieron lágrimas, estaba desesperado.

Pero entonces se me acercó una señora y me empezó a hablar a la velocidad de la luz en alemán, por obvias razones yo no entendía lo que decía.

-Oiga. -le decía en inglés-. Discúlpeme pero yo no le estoy entendiendo.
-¿Hablas inglés? -me preguntó en alemán-.
-Si. -le contesté en alemán, por suerte logré entenderle-.
-Hmmm, ¿estás perdido verdad? -comenzó a hablar en inglés-.
-Si, y necesito encontrar a mi profesor.
-¿Tienes su número? Te puedo ayudar a marcarle y que él venga por ti.
-Si por favor.

Por suerte, el profesor me escribió en mi brazo su número de teléfono por si me perdía, muy listo. Le llamé, le dije en cual calle me encontraba y vino por mí. La señora muy buena onda se quedó conmigo hasta que vino Fuchs. Cuando mi profesor llegó, no parecía que estaba enojado, sino... entusiasmado. Le pregunté el porque de eso y me dijo lo siguiente:

"Es que estoy feliz de que me hayas hecho caso"

*5 Horas antes*

Me bajé del carro de mi mamá y me encontré con mis compañeros y el profesor, llegué justo a tiempo, ni tarde ni temprano. Cuando había llegado, empezaron a caminar sin esperarme, desde que me vieron ya no me tenían que esperar, ellos ya sabían que los iba a seguir, pues yo no tenía de otra. Los seguí hasta que llegó el tren de camino a Kassel, me subí con una mochila pequeñita.

En esa mochila solo llevaba una lPad 2 que ya nadie usaba, o sea que Apple ya no las hacía, en esa época ya estaba a la venta el lPad Pro. Bueno, aquella lPad que llevaba era mi único medio de comunicación. Yo no pedía tanto, yo solo pedía un IPhone ya usado o algo por estilo, pero mis papás decían que yo era muy pequeño para tener un teléfono. Pero yo realmente lo necesitaba, pues necesitaba un teléfono con el que pudiera al menos hacer llamadas y escuchar música. Pues sí, yo solo los uso para eso.

Diario 1: Una Vida en AlemaniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora