Era un día lluvioso, la lluvia habia cesado las gotas de lluvia deslizaban por aquel tejado, aquella lluvia mojaba aquel hermoso jardín verde, las flores recibían con mucho gusto la fuente de sus vidas la lluvia, los pajaritos revoloteaban alegremente sobre aquellas flores.
Un niño muy hermoso, corría de un lado a otro persiguiendo a su mascota aquel blanco conejo con unas pintas color negra, eran uno para el otro, estos días después de la lluvia amaban jugar en aquel pasto mojado, sentir esa sensación en sus pies. Las mariposas volaban alrededor de ellos, el canto de los grillos, el susurro del viento, las hojas de los árboles estilando agua, en verdad amaba esas sensaciones ser feliz, rodeado de los que amaba aquel conejo blanco su fiel y amado amigo de sus travesuras de sus juegos, muchas veces el causante de sus hermosas sonrisas.
Amaba esos días de lluvia después de pasar el tiempo con su madre mientras la lluvia caía fuerte tomando su chocolate y el café de su madre, amaba esos momentos de sentirse libre y el héroe de todos los juegos en el jardín.
El niño corría y corría queriendo atrapar aquel conejo saltarín, el conejo se metió en un pequeño agujero que había en aquellos jardines. El pequeño hizo un puchero sumamente adorable, tomo una pose de pensante con sus manos una tocando sus labios, la otra en su cintura, con un pie moviéndose inquietamente.
-Saltarín, sal de ahí. -hablo con una suave voz el pequeño. -Si no ya sabes, no dormirás en mi cuarto esta noche.
El conejo no se atrevía a salir , y el niño seguía esperando hasta que se le vino una loca idea a su mente . -Por favor sal saltarín, te daré muchas zanahorias y un poco de zacatillo del que tanto te gusta. -dijo el Niño con una sonrisa en su rostro, pero para su sorpresa el conejo no salió tampoco de su pequeña cueva, el niño se acostó de panza en el pasto queriendo meter su manita en la cueva del conejo, metió su mano y no pudo alcanzar al conejo solo tierra mojada salia en sus manos, el niño hizo un puchero de disgusto, pero era tan lindo que hasta esos pucheros eran demasiado adorables.
Ahí acostado de panza, con sus manos en su cara. Una brillante idea se le ocurrió, aunque pensó que era una muy cruel pero que le iba hacer el tonto conejo no quería salir de esa cueva para jugar con él.
-Esta bien entonces saltarín, no salgas por las buenas le diré a mamá que te haga conejo rostizado para la cena. -dijo el pequeño contemplandose las uñas que tenían un montón de tierra. -A papá le gusta mucho esa comida. -continuo el niño con una loca sonrisa en su rostro al escuchar que algo se movía dentro de la cueva.
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Gotas de Lluvia [YoonTae]
FanfictionCuando menos lo esperas algo bueno sucede. A la vida le gusta sorprendernos. Historia totalmente mía No se aceptan copias o/y adaptaciones