ME CASÉ CON LA FEA.

HERMANO

JUAN PDV

La sorpresa me invade, no creí que Alejandro llegará en estos días. Es cierto que viaja una vez al año a México,  pero regularmente es en invierno, no en pleno verano.

—Juan, hermano —me da un fuerte abrazo.

—Alejandro, qué sorpresa —caminamos hasta llegar a la sala, mientras mi cuñada acompaña a mi madre a su habitación.

—Sorpresa la mía al verte, ¿hace cuánto que no visitabas a mis padres?—inquiere con una gran sonrisa, dejándose caer en el sillón .

Alejandro  se ve diferente, como más feliz, más vivo. Aun recuerdo cuando le vi la última vez, que fue de recién casado, se le notaba el  rostro triste, con ojeras que rodeaban la circunferencia de sus ojos, en cambio hoy parece que quiera brincar de la felicidad

—Desde hace muchos años, hermano. Pero fui obligado a regresar, pues nuestro padre quiere que me case —tomo asiento frente a él.

—¿De verdad?, ¿ya tienes elegida a la  pobre mujer que compartirá su vida contigo?

No se que contestar a su pregunta, pues todavía no estoy decidido en su totalidad —.Sí

—¿Quién será mi futura cuñada?—inquiere mientras  bebe el contenido de la copa de vino que le ha servido la criada..

—Florencia Iturbide —contesta mi padre, que ha llegado.

—¿Con ella? ¿Con la hermana de mi mujer? Pero tiene pocos días de haber  llegado —contesta con asombro.

—No, es con su prima. Carlota Iturbide —suelto, sabiendo que después de esta plática no podré cancelar mi  matrimonio.

El rostro de Alejandro se endurece, la sonrisa que tenía hace uno segundos  desaparece y se pone de pie—. ¿Estás jugando?

—Claro que no —¿porqué se comporta así?

—Necesito descansar, el viaje fue pesado. Me retiro a mi habitación —gira sobre sus talones y abandona la sala, dejándome sólo con nuestro padre.

—¿Decidiste, Juan?

—Si padre. Seguiré con el compromiso con ella— la razón no la pregunte.

—Me alegra escuchar eso —palmea mi espalda—. Vayamos a descansar.

—Padre, puedo preguntar algo.

—Claro, Juan.

—¿Porque se comportó así Alejandro, al escuchar quién será mi mujer?

—Otro día hablamos de ese asunto. Tiene que estar tu hermano presente —da media vuelta y me deja sólo con miles de preguntas

***

El trayecto de la noche fue incomodo, pues no dejaba de pensar en las dos damas en cuestión. Por tal motivo decidí levantarme con el sol, pues el estar acostado ya me había cansado.

Florencia me hipnotizó con su belleza, pero es igual que todas las señoritas de sociedad, sólo quiere encontrar un marido para cumplir con los normas que le exigen a una mujer.  Carlota no será hermosa, pero con ella puedo sostener una platica de algo más que no sea flores o bordados. Además Carlota me ofrece lo que me sería imposible con Florencia, seguir con mi vida de libertinaje e irme a Europa.

—Juan, acompaña a tu hermano y a su esposa a la casa de la familia Iturbide —habla mi madre.

—Si madre— de todas formas tenía planeado ir, para aclarar las cosas con Carlota.