QUE HABLE AHORA O QUE CALLE PARA SIEMPRE

10.4K 602 278
                                    

QUE HABLE AHORA O QUE CALLE PARA SIEMPRE

CARLOTA PDV

—Si alguien tiene algo contra este matrimonio, que hable ahora o que calle para...

Es lo último que escucho antes de ver el rostro de ese hombre que está parado frente a mi. Mis rodillas pierden su fuerza y siento se van doblando para caer, intento detenerme sujetándome del brazo de mi futuro esposo, pero cuando estiro mi brazo para tomar el suyo, Juan no está en su lugar, sino abrazando al hombre que ha entrado a la iglesia.

—Antonio, amigo, pensé que no vendrías a mi boda —pronuncia Juan, con alegría.

—Jamás me perdería tu boda, Juan —dice, mientras no deja de verme.

No puedo creer que el mejor amigo de Juan sea el mismo hombre que me rompió el corazón hace años. Ese mismo hombre que me envió esta semana la carta pidiéndome que no me case, y hoy está abrazando a su amigo como si nada. No hay duda sigue siendo el mismo hipócrita de siempre.

—Carlota, el es Antonio, mi mejor amigo.

Antonio se acerca, toma mi mano y deja un pequeño beso sobre ella —Me da gusto conocer a la mujer que conquistó el corazón de mi amigo.

Le arrebato mi mano y solo lo observo sin decir media palabra. Me giro y observo a mi tío que tiene cara de asombro, pues él conoció a ese hombre —. Sigamos con la boda, Padre.

Juan se para a mi lado, y con voz baja, inquiere —. ¿Qué te pasa? No saludaste a mi amigo

—Lo haré cuando termine la boda —respondo si ni siquiera mirarlo, porque se que si lo hago puedo romper en llanto.

—Está bien —gira y baja de nuevo hacia su amigo —.Toma asiento amigo, en la tercera fila hay lugar —. Después de unos segundos se para de nuevo a mi lado —. Prosiga, Padre.

La mirada de mi tío viaja de Juan, hacia Antonio al pronunciar de nuevo las palabras —. Si alguien tiene algo contra este matrimonio, que hable ahora o que calle para siempre.

El silencio reina el lugar. Nadie absolutamente nadie produce algún ruido, ni siquiera el cielo que hace unos minutos no dejaba de retumbar de tanto trueno.

—No hay nada que impida esta unión. En el nombre de Dios, los declaro marido y mujer. Lo que Dios a unido no los separa ni el hombre. —mi tío levanta su brazo y nos da la bendición —. Puedes besar a la novia.

Damos media vuelta y quedamos frente a frente, Juan toma el velo, lo levanta,  y lo deja caer sobre mi cabeza —. Ahora si eres solo mía, Carlota, solo mía, nadie podrá separarnos —. Toma mi cara, acerca su rostro y me da un tierno beso —.Te Amo, Carlota. 

—Yo te amo mucho mas, Juan —. Mis lágrimas no aguantan más y salen.

—No llores —. Limpia mis lágrimas con sus dedos. Él piensa que son lágrimas de felicidad pero son de enojo, preocupación de que Antonio intente algo en contra de mi felicidad.

Entrelazo mi brazo al de Juan y caminamos hacia la salida, donde nos esperan los invitados que han salido antes que nosotros. Al llegar a la puerta nos comienzan a felicitar, primero se acercan nuestros padres, después mis tía, los otros familiares y por último Antonio que se acerca a mi en lo que Juan se reúne con el chófer del carruaje —. Felicidades, Carlota. Deseo que no seas feliz — pronuncia en tono bajo el idiota de Antonio.

—Gracias por tan buenos deseos, Antonio. ¿Qué haces aquí?

—Vine a la boda de mi amigo.

—No me vengas con eso, Antonio. Vete de inmediato, si no quieres que le cuente a Juan todo.

—No te atrevas Carlota, ¿o acaso quieres un enfrentamiento entre los dos?

—¿Qué quieres decir?

—Que podría enfrentar a mi mejor amigo por ti, y no sé tal vez alguien muera en el intento.

—No me importa lo que digas, sé que Juan es mucho más consciente que tú y jamás, pero jamás te retaría a duelo.

—Entonces cuéntaselo y veremos que pasa.

—¿Cuéntaselo?, no, lo que tienes que hacer es irte.

—No lo haré mi querida, Carlota. Vine por ti y no me iré sin llevarte conmigo.

—¿¡QUÉ!? Estas loco, Antonio. Jamás me iría contigo. Me casé porque amo a Juan.

—Yo sé que me sigues amando a mi, Carlota, no lo niegues.

—Vete, Antonio, es la última vez que te lo digo. Ya no te amo.

Antes de que Antonio pueda contestar Juan se acerca —. Me alegra que ya se están conociéndose

—Ya vayámonos — digo, tomando el brazo de Juan, haciendo que camine a mi paso.

—Espera, Carlota, deja despedirme de Antonio. ¿Qué te pasa con él?—se detiene, voltea hacia el lugar donde estábamos parados y se da cuenta que su amigo se ha ido —. Se ha ido, Antonio. Me imagino que llegará a la hacienda.

—No me agrada tu amigo, Juan. No lo quiero en la fiesta — pronuncio mientras sigo caminando hacia el carruaje

—Te falta tratarlo, Carlota. Él es muy buena persona —dice mientras me ayuda a subir al carruaje.

Sube al carruaje después de darle las últimas indicaciones al chófer, cierra la puerta y se sienta a mi lado.

—Quiero decirte algo, Juan.

—Me lo dirás mañana. —Me besa en la mejilla —. Hoy es nuestra boda. — Da otro beso pero ahora un poco más abajo.

—Pero es importante, Juan —digo, intentando sin éxito detener los besos de Juan.

—Mañana dímelo, Carlota, hoy no. —Besa mi clavícula mientras sus manos viajan a la orilla de mi vestido, —No sé si pueda aguantar toda la fiesta, Carlota.

—¿Aguantar, que?—Inquiero

Juan deja de besarme y suelta una carcajada —. Eres tan inocente

—¿Inocente?no entiendo

—Sí, inocente. — Vuelve a besar mi cuello —Y eso me encanta.

—Juan, deja de besarme. El contacto de tus labios hacen que me den escalofríos.

—Ya eres mi esposa, Carlota, ya no está mal sentir eso —dice mientras de una forma inexplicable su mano acaricia mis piernas debajo del vestido.

—Juan, por favor, me haces sentir rara.

—Esta bien, Carlota, entiendo porque es tu primera vez —sus mano deja mis piernas y me abraza —. Pero después de hoy, lo haremos en cualquier lugar, porque es excitante, mi querida esposa —besa mi oreja .

¿Pero qué haremos? Mi nana no me quiso explicar todo lo que se hace a solas en una alcoba con un hombre.

Después de unos minutos llegamos a la hacienda, bajamos del carruaje y caminamos con nuestras manos entrelazadas hasta llegar al salón. La mayoría de los invitados han llegado. Entramos al salón y la marcha nupcial comienza a sonar, las personas aplauden al mismo tiempo que vamos avanzando al centro. Nos saludan y vuelven a felicitar. Mi alegría es grande hasta que veo de nuevo los ojos de ese hombre, que, para mi desgracia está acompañado ahora de mis insoportables prima y tía. Esto se pondrá difícil. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 15, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ME CASÉ CON LA FEA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora