Cinco: escapada sin planes

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Gumball miró al director y a los policías con fiereza. No pensaba revelar el paradero del espejo, esa era la única salvación que podía tener la dimensión de su amiga. Todo estaba tenso en la oficina de policía.

—Te repito, Watterson, que lo que escribiste aquí es un gran descubrimiento para la ciencia. Necesitamos que nos ayudes a aprovecharlo.

—Exactamente, director. —Le apoyó Donna.

—¿Y seguro que no lo utilizarán en la contra de los humanos?

—Ellos hicieron algo horrible, se merecen todo lo malo que les pase.

—Aunque hicieron algo mal, ya fueron perdonados. —Gumball aprovechó el momento para explayarse y ganar tiempo mientras pensaba un plan.— Una fuerza sobrehumana, una creencia, les dio una nueva oportunidad. Una oportunidad para empezar de cero y reparar los errores del pasado. ¿Qué pensaría de vosotros esa fuerza, ese Dios, cuando vosotros les castigueis como si tuvierais derecho a hacerlo? Os estáis rebajando a su nivel, y seréis castigados. Seréis peores que los humanos!! Eso es en verdad lo que queréis?

—Ehh... ¡No cambies de tema, niño! Ahora, ¡DI DONDE ESTÁ EL ESPEJO!

—Vaya lástima, esa era la mejor excusa de mi vida..

—¡CANTA AHORA!

—¿O sino qué?

El niño se estremeció al ver como Donna, el simpático y glotón policía, sacaba de su espalda con aspecto transtornado, una porra negra.

—Será a la fuerza.

Mientras tanto...

Nicole, sus hijos y su marido habían ido en busca de Gumball. Juntos le rescatarían y escaparían a la cuarta dimensión. Richard se quedaría a asegurarse de que nadie les siguiera.

—¿Y dónde puede estar Gumball? —Preguntó Darwin.

—Deben de habérselo llevado a alguna oficina o central de policía. ¿Dónde sino? —Respondió Anaís.

—¿Cuál es la más cercana?

—Está en la calle paralela a esta.

De repente, cuando se quisieron dar cuenta, vieron de que había oscurecido ya.

—¿Cómo? Pero si eran las cinco!! —Nicole estaba incrédula.

—Oh no, ¡Ya está otra vez! —Gimió Darwin.

—Daros prisa, ¡Venga!

Los cinco corrieron, y los transeuntes les miraban extrañados por su prisa.
Al llegar, buscaron una ventana en la que se pudiera ver el interior, pero todas tenían persianas. Los cuatro se conformaron con mirar entre las rejillas.

Lo que vieron dentro fue al oficial Donna con algo negro en las manos, a Gumball con el cuerpo en un ángulo donde no le podían ver la cara y al director Brown presionándole.

Darwin vio como su hermano lo estaba pasando mal, y con un arrebato de desesperación, gritó.

—¡GUMBALL!

Entonces, los adultos de dentro advirtieron su presencia, e intentaron salir lo más rápido posible para retenerlos. Gumball se quedó solo en la oficina.

Vio como Darwin le señalaba a un sitio y movía los labios. Le estaba diciendo algo. Él, como su hermano inseparable, entendió lo que decía: <<ve a buscar a Penny y nos vemos en casa en 30 minutos>>

Y así lo hizo. Cuando nadie estaba interesado en él, se escabulló en una esquina y fue corriendo hacia la casa de su amada.

DElante Y DEtrás (El Asombroso Mundo De Gumball)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora