Nueve: Una sorpresa... ¿buena o mala?

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Gumball miró a su hermano, y le contó su sueño. Lo veía muy enfadado, y le preguntó si le había llamado en verdad <<feo sin personalidad>>

-Sí. -Este le miró enfadado.

-Oye, que no sabía que era medio-sonámbulo... -Se defendió Gumball.

-Si, pues ya puedes tener cuidadito con lo que le llamas a la gente en tus sueños.

-¡Oye, que no puedo controlarlo!

Darwin se giró. A pesar de que tenía razón, Gumball no entendía el por qué se enfadaba tanto por esa chorrada.

-Y, si me has despertado... ¿Por algo? -Cambió de tema, molesto también por haber sido interrumpido de su sueño.

Quizás hubiera pasado algo importante que les ayudara a saber algo de las otras tres.

-Primero, porque no soporto que duermas y yo me quede solo en esta ciudad que da tanto mal rollito... Segundo: roncas de lo lindo.

-¡Eh!

-Tercero, eres un morrudo que te quedes ahí tan pancho mientras yo cuido que no se te muera la pierna en cualquier momento...

Gumball dejó de prestarle atención al recordar su pierna herida. En ese momento de recordarla le empezó a doler de nuevo. Se la miró y vio que tenía unas vendas en ella.

-Y cuarto, porque... -Su hermano seguía charlando sin parar.

-Ey, ¿de dónde has sacado las vendas? - Le interrumpió.

-Del supermarket. Se dice así, ¿verdad?

-Ah, sí... -Se quedó pensando.

-¿Has escuchado la razón número cuatro?

-Uy, upsi... Pues no.

-Ay... - Su hermano puso los ojos en blanco. - Pues es esa.

Señaló hacia una pared que no se veía desde allí.

-No puedo andar, ¿recuerdas?

-¡Pues ve a la pata coja!

Gumball saltando y Darwin sujetándole de un brazo, caminaron (dieron botes) hasta donde Darwin había señalado. Ahí había un portal dibujado con un número cuatro pintado en el muro.

-¿Crees que es...?

-Sí, Gumball. La Cuarta Dimensión.

-Vaya... ¿Cómo se activa esto?

-Y yo que sé. Pero no creo que sea buena idea activarlo ahora.

-Ya. Probablemente debamos coger comida y agua para el viaje.

-Espera, ¿¡Viaje!?

-Sí, no querrás quedarte aquí el resto de tu existencia, ¿Verdad? Estemos esperando a quien sea, no vendrá.

-Esto... No se me ocurren buenos argumentos. Vamos allá entonces.

Gumball se quedó apoyado en la pared, y Darwin recogió un paquete de galletas y una botella de un litro de agua .

-¿Solo? -Le preguntó su hermano.

-Sí... Es como si lo hubiesen tomado todo y hubieran dejado las cosas exactas para nosotros...

-Ay que mal rollo... Pero aún así es mejor que nada. Quedatelo tú y pasemos.

Se acercaron a la pintura, y se quedaron pasmados enfrente. Gumball acercó la mano hacia el cuatro, el cual se iluminó de rojo y comenzó a brillar.

-¡Vaya!

-Probemos con el otro.

Gumball de nuevo acercó la mano a la espiral, y esta se iluminó a su vez. Una luz de dentro los cegó.

-No sé si hacer esto, tío... -Protestó Darwin.

-¡Tarde! ¡Nos aspira!

Efectivamente, como las otras veces, el portal se les tragaba hacia dentro. Con experiencia previa, los dos se dieron la mano para aparecer en la dimensión juntos.

Después de un ruido sordo, en el lugar solo quedó un sonido inaudible, como un silencio irreal.

DElante Y DEtrás (El Asombroso Mundo De Gumball)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora