Los dos hermanos, nerviosos, terminaron de estudiar, y avisaron a su madre.
—¿Habéis terminado ya? Genial. —Sonriendo, cantó— ¡Venid al salón!
Allí Richard, Anaís, Nicole y Darwin le cantaron el <<cumpleaños feliz>> a Gumball y le dieron los regalos. Eran un nuevo "Zelmore" y una camiseta nueva.
-¡Qué guay! -Exclamó maravillado.- Gracias, me la pondré para mi quedada con Penny.
Gumball esperó impaciente a que llegaran las cinco y media para prepararse para salir. Justo entonces miró a Darwin, que estaba celoso, como normalmente estaba cuando Gumball hablaba de Penny, y el gato se acercó.
-Darwin...
-¿Qué?
-Cuando vuelva te prometo que jugaremos al Zelmore hasta que se nos quede la cabeza cuadrada de tanta tele, ¿qué te parece?
-Que... que has exagerado un poquitito de más de lo que deberías.
-Pues hasta que solo los ojos se nos queden cuadrados.
-Eso sí, no sé si me quiero parecer a una caja naranja.
-Ya, bueno. Yo me voy ya. -Terminó, y cerró la puerta de casa.
Aunque aún Darwin estaba triste, a Gumball le pareció que estaba más animado. Y es que era una vedadera tortura que la persona que más quería en el mundo, su mejor amigo, compañero y hermano, con el que compartía casa y clase y jamás se separaba, estuviera enfadado con él.
Por la calle, parecía seguirlo una estela de felicidad y agrado. El día no había sido el mejor del mundo , pero pensó que la mejor parte aún estaba por llegar. El ver a su querida Penny le hacía un hombre (o niño) nuevo.
Llegó al centro comercial más pronto de lo que jamás habría pensado, y se sentó en la mesa mejor situada del "Dinner." Solo tres minutos más tarde una brillante y radiante chica apareció por la puerta. Como un ángel, Penny apareció con una sonrisa en la cara.
-¡Hola, Penny! -Saludó el gato.
-¡Oh, Gumball! No esperaba que hubieras llegado ya.
-¿A que no? Espera... ¡ey!
-Jeje, era una broma.
Pidieron, como era la hora de la merienda cada uno se tomó un bocata y limonada.
-La verdad, no es la comida más romántica del mundo, pero... -Rió Penny.
-Tienes razón. Pero mi madre no me deja comer mucho, sino luego dice que no tengo hambre a las nueve y media para la cena...
-¿Cenas a las nueve y media?
-Sí... ¿Tú?
-Yo a las nueve. Mi padre prefiere que vaya a dormir pronto para descansar y no tener mala cara todo el día...
-Nunca tienes mala cara.
Penny sonrió, y Gumball se puso tan rojo como el tomate de su comida.
-Gracias. Tú tampoco.
-¿Que no? Deberías verme los domingos que mamá nos lleva a misa...
Los dos se rieron con ganas. Tuvieron una conversación agradable, y una hora después se despidieron.
-Adiós, mi padre pregunta si me voy ya. -Dijo Penny, fastidiada.
-Y mi madre seguro que se lo estará preguntando... -Contestó Gumball.
-Bueno, pues, ¡adios!
Caminó hacia casa. Cenaron más pronto de lo normal, y los dos niños se acostaron pronto también. Gumball estuvo pensando en qué le diría a Simian. Esperaba no haber montado un lío que cambiaría la vida tal y como la conocía.
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DElante Y DEtrás (El Asombroso Mundo De Gumball)
FanficDescubierta la cuarta dimensión en el intermedio, lo que más le apetece a Gumball y a Darwin es visitarla. Sin embargo, tienen problemas graves: el director Brown leyó por accidente la hoja que Gumball escribió sobre el espejo, y quiere llamar a la...