DElante Y DEtrás (El Asombroso Mundo De Gumball)

Tres: La incredulidad

Vengo a decir, mis queridos lectores y lectoras, que como nadie -o eso supongo- sabe cuándo es el cumpleaños del protagonista de este fanfic... (Gumball) -si lo sabéis decídmelo ya que será mejor- para ponerle una época del año a esta historia, me lo voy a inventar. Vale? Ok? Todo correcto? Mejor xd

Bueno, pues como estamos en primavera pura (y mi cumple se acerca, eso es importante) he decidido que la historia transcurrirá en, efectivamente, la tercera semana de abril, en una época primaveral. (Aunque nieve aún en Burgos...) Ay, abril, el mes de las flores... Qué poético. Espera, el mes de las flores no era en mayo? Alguien que me ayude a aclararme? No? Jo... w.w

Pues pasado ya un largo invierno... ¿Quién no quiere pensar en que el verano se va acercando? Dicho esto, ya pueden seguir con las flores- digo con la historia. Eso sí, un AVISILLO: cuidado que hay alergias. XD

La mañana del día siguiente pasó rápida desde el levantarse hasta el momento de entrar en clase.

Los dos hermanos, pálidos, esperaron a que Simian llegara para pedirles los deberes a los alumnos.

—¿Y qué le diremos? —Preguntó Darwin a Gumball.

—Probablemente... Que se me olvidó el cuento para un concurso en la mochila y se lo entregué sin querer, y que si por casualidad lo tenía ella.

—Ah, la verdad... No creo que ese plan falle. Es perfectamente posible y normal que ocurra eso. ¿No?

Gumball asintió. Entonces entró la señorita Simian, que les echó una mirada fulminante a los dos.

"Mala señal... Muy mala..." Pensó el gato azul.

—Qué tal, alumnos.

Nadie contestó.

—He dicho: ¿¡Qué tal, alumnos!?

—b-bien, señorita Simian.

—Me alegro, (bueno, no) ahora, entregarme los deberes.

Gumball y Darwin se quedaron los últimos. El primero habló cuando solo él quedó de entregar.

—Señorita Simian...

—¿Sí, Gumbal? —Pronunció mal su nombre.

—Espere, ha dicho Gumbal después de tanto tiempo?

—¿Cómo? Ah, Gumbal, sí. ¿no se pronuncia así?

—No... Se escribe ge, u, eme, be, a, y dos eles, pero no se pronuncia como suena.

—¿No se pronuncia Gumbal? ¿Y cómo entonces?

—Se pronuncia Gambol, pero no se escribe así.

—Ah, ehh...

Hubo una pausa.

—Espera, chico, —Se le quedó mirando— ¿Eso era lo que ibas a decirme?

—Ehh.. no, qué va. Quería decir que... Ayer creo que le entregué a usted una historia que iba a entregar a un concurso de litera... Literatura. Si, eso. Por casualidad no lo... ¿No lo tendría guardado?

—Ah, así que eso era... Qué raro, no me esperaba que tuvieras tanta imaginacion.

—¿Cómo? Pero si soy un niño... Digo un adolescente. Digo un mayor... Si, si que tengo imaginación...

—Bueno, y... ¿Cómo has inventado el inter... Intermedio? Y las dimensiones, y eso...

—Me lo he... Imaginado (?)

—Pero mi mayor pregunta es... ¿Cómo adivinaste los seres humanos y lo que le hicieron al planeta? ¿Cómo adivinaste su final?

Esto dejó a Gumball sin palabras. Tenía imaginación, pero no buenas excusas inventadas para explicar algo totalmente inesperado.

—Ya veo... —Dijo entonces Simian.— Ahora sigamos con la clase.