Habían pasado un par de semanas de aquel juicio donde por fin Ash de forma inesperada recuperó a su querida Luna. La vida de Ash era de lo más feliz que podía pedir, yendo a recoger todos los días a Luna de su nuevo colegio y ayudando a Serena con su ascendente carrera de diseñadora de moda la cuál recibió un gran apoyo financiero por parte de Ash.
Después de todo lo que ella hizo por él, como quedarse a su lado cuando él más lo necesito y nunca abandonarle profesando su amor por él. Además él confiaba plenamente en su talento y ella se lo agradeció infinitamente además de prometer devolverle cada centavo una vez que alcance el éxito. Pero todo eso fue hace días.
Ahora, Ash estaba en otro momento importante. Si bien, esto no era nada de vida o muerte y más bien un capricho de Ash. Era muy importante para él. Hoy era la última sesión de la terapia de Ash con la lesión que lo alejo de lo que realmente le apasionaba, el fútbol. Lo de ser empresario no estaba para nada mal y no tenía problema en hacerlo por lo que le quedaba de vida.
Pero necesitaba jugar una vez más, ponerse en la portería una última vez y parar trallazos. Solo entonces, estará más que listo para iniciar su nueva vida con Serena. Como quería, los dos soles de su vida: Serena y Luna, estaba presentes ahí con él. Los tres consiguieron abrir un espacio en su día para asistir a esa sesión. Serena no dejó de tomar la mano de Ash desde que salieron de su auto hasta aquí.
Finalmente, el médico salió llamando el nombre que los 3 querían escuchar.
Médico: Ash Ketchum, pase por favor.
Ash: Voy.- soltó suavemente y poco la mano de su novia.
Serena: Mucha suerte, mi amor.
Luna: Tú puedes, papi. Vamos que te quiero ver jugar.
Ash: Si, mis reinas. No se preocupen.- se retiro y acompañó al médico.
Las dos fueron por un café para Serena y un jugo de frutas para Luna. La terapia duraba dos horas así que tenían tiempo de sobra, Luna no paraba de fantasear con ver a su padre jugar. El otro día había visto una cinta de uno de los últimos partidos de Ash. La pequeña no podía esperar a verlo jugar.
Luna: Ojala que mi papi pueda jugar otra vez. Es increíble.
Serena: No soy aficionada al fútbol pero la verdad es que me gustaría ver a tu padre divertirse. Últimamente con todo esto de mi carrera, la verdad no hemos pasado mucho tiempo.
Luna: Pero papá siempre se las arregla para que estemos todos juntos.
Serena: Si, lo sé. Tu padre es un hombre maravilloso, el mejor que pude haber conocido.
Luna: ¿Te vas a casar con él?
Serena: ¿Eh?
Luna: Me gustaría verlos casados, mi papá te ama mucho y tú lo amas ¿verdad?
Serena: No lo sé, pequeña. Pero Ash es feliz viviendo así conmigo, sea como sea que él quiera hacer las cosas, yo estaré con él siempre. Ya sea que quiera que nos casemos o ser solo enamorados por el resto de nuestras vidas. Manifestaremos nuestro amor de las maneras que queramos.
Luna: Guau que lindo.
Serena: Vamos que ya casi es la hora en la que termina la sesión de tu padre. No queremos que sienta que lo abandonamos ¿verdad?
Luna: No, mi papi nunca estará solo por eso estamos aquí.
Las dos regresaron al centro médico para recibir a Ash, las dos se abalanzaron sobre él en un abrazo al verlo salir de la sesión. El joven empresario les dio un beso en la frente a su hija y un corto beso en los labios para Serena.
ESTÁS LEYENDO
Soy tuya y de nadie más
RomanceSerena una joven de 23 años se ve obligada a entrar en el negocio de la prostitución y bailarina stripper para sobrevivir en su pobre y peligroso barrio. Pero ningún cliente del club desea sus servicios pues opinan que su cuerpo no le hace competenc...