Capítulo 2

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Emily fue a ayudar a su madre a traer los platos para la cena. Tomé un sorbo de champagne y noté a Jared mirándome; de inmediato estaba a mi lado.

-¿Crees que ahora sí podamos hablar? -me dijo impaciente como siempre, supongo que así debían ser todos los periodistas.

Me reí un poco. Jared era realmente guapo pero lo nuestro no podía funcionar: ya antes lo habíamos intentado -eso se debe también a mis ideales de literatura-, por ahora estábamos «saliendo» si así lo podía llamar, y no habíamos tenido ningún tipo de contacto en todas las vacaciones porque decidí no contestar sus llamadas.

-Claro, ¿por qué no? -dije levantándome.

Me levanté de mi asiento y él me tomó la mano. Comenzamos a caminar por el jardín, apreciando el olor a rosas. Lo noté nervioso y me imaginé de inmediato que él suponía lo que yo diría; pero no, solo quería platicar con mi amigo.

-Debiste disfrutar de vistas impresionantes en Irlanda -le dije.

-Sí así fue, tu seguro te lo pasaste escribiendo en tu portátil.

-Como siempre, adivinaste. Mi abuela estuvo feliz de verme y tomamos un poco de sol en la playa, pero para mí lo mejor era escribir frente al mar.

-¿Llevas avanzado el libro?

-Algo, siguen faltando detalles pero he tenido un buen comienzo.

-Nunca he entendido del todo tu admiración hacia el amor perfecto.

-Ideales de novela, es por eso que el guapo futuro periodista nunca ha podido conquistarme del todo.

-Solo me interesan la verdad y los hechos, ¿Es eso tan malo?

-No del todo, pero no va conmigo, supongo seguiré esperando al príncipe azul a caballo.

-Bueno, al menos este periodista está materializado frente a ti, nada puede ser del todo perfecto -sonrió.

Jared y yo seguimos hablando por horas, hasta que Emily fue a buscarnos para cenar. Estábamos sentados a la mesa cuando llegó la entrada, una deliciosa ensalada de queso mozzarella, tomates y albahaca fresca. Tomé un poco y lo probé, estaba delicioso como siempre que la madre de Emily cocinaba.

-Jared, ¿y dónde piensas trabajar cuando termines tus estudios?

-preguntó Rebeca, la madre de Emily.

-De hecho, Il Tempo ya me hizo una oferta debido a un reportaje que hice para un trabajo en el instituto, saqué un treinta y a la profesora le gustó tanto que gracias a unos contactos de su esposo se lo entregó al editor en jefe del periódico. Me llamaron hace unas semanas para ofrecerme adiestramiento.

-Suena interesante, siempre pensé que estudiarías medicina con Steve.

-Sí, pensé en hacerlo muchas veces pero no creo que funcione, al menos para mí.

-Claro, aunque en algunas ocasiones Jared es un excelente maestro en otros aspectos -Dijo Steve sonriendo.

Nadie pareció entender la indirecta aunque yo sabía perfectamente que se trataba de la ayuda que le estaba dando con la chica de su curso.

Terminó la velada entre risas, algunos chistes y uno que otro comentario de Emily sobre un desfile de modas que se llevaría a cabo en New York.

Saliendo de la casa, Peter se acercó a mí para que le diera un aventón hasta su casa. Subimos al coche y comencé a manejar por la larga carretera. Jared, Steve y Emily fueron por unos tragos a un bar cercano.

-¿Qué te pareció la cena?

-Sabes que adoro el cordero, Peter; además, la madre de Emily sabe cocinar.

Si hubiese sido asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora