Capítulo 15

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¡Jared! —lo abracé con fuerza, él no tenía idea de cuánto lo necesitaba en ese momento.

—Preciosa, ¿todo bien?

Esa mirada que me derretía y me hacía sentir seguridad, ¡oh, Jared! Me estaba muriendo por dentro, llena de preocupaciones y tensión, habías llegado justo en el momento oportuno.

Nos sentamos en la sala y lo abracé fuerte. Estuve a punto de llorar pero traté de tranquilizarme, Jared lo notó enseguida.

—Preciosa, ¿ocurre algo, cierto? A mí puedes contarme lo que sea.

—Nada importante, el detective Stondert vino a buscarme para hacerme algunas preguntas y eso me llevó todo el día fue un poco estresante pero no es algo trascendental.

—Ya veo, ¿investigarte a ti? ¿Qué podría querer saber?

Me miró bromista y me dio un beso enorme, yo lo abracé.

—Al parecer, mi encuesta desató polémica.

—Sabía que tu obsesión hacia el amor perfecto te traería problemas. ¿Isa, te dejaste llevar por tus ideales?

—Bien, no me gusta la injusticia y lo sabes, tampoco justifico los crímenes pero tal vez di a entender que podía tomar la justicia por mis propias manos o algo así, cuando lo que quise decir en realidad era que por una parte las víctimas habían hecho algo malo pero no era la manera de corregirlos, no se puede tomar la justicia por mano propia.

—Isa, qué has hecho, deberían buscar sospechosos reales y no perder su tiempo con un angelito como tú, ese detective no tiene idea de qué más inventar pues no consigue nada.

—Pensé lo mismo, pero él solo está tratando de hacer su trabajo.

—Si te conociera mejor ni se le ocurriría pensar algo así, es un idiota incompetente, debe comenzar a tomarse las cosas en serio.

Seguimos hablando por horas, luego fuimos a la habitación y Jared subió a la cama. Yo me senté a su lado.

—Estoy agotado, con tanto tiempo libre me aburro y termino haciendo todo lo que quiere Camila.

—¿Qué hicieron hoy?

—Paseamos en bicicleta, esa niña es incansable, cuando llegamos a casa mi padre tuvo que llevarla al cine y yo pude descansar un rato pero quería verte.

Encendió el televisor y comenzó a cambiar los canales, yo tomé mi portátil para escribir, él me miró.

—¿No quieres ver televisión?

—Prefiero un buen libro.

—Bien, tampoco es que estén pasando algo interesante.

—¿Ves?, tienes que leer más.

Se quedó mirándome ofendido pero noté que no podía aguantar la risa.

—Es lo que siempre estoy haciendo, no tienes idea de todo lo que un periodista debe leer.

—Qué duro— yo estaría fascinada —me acerqué hasta él y lo besé.

Jared tomó mi portátil.

—¿Ah, quieres verme leer?, ya te mostraré.

Lo miré enfadada pero tampoco podía aguantar la risa y le quité mi portátil, luego lo miré apenada, él estaba sonriendo.

—¿Leíste demasiado? —dije cubriendo mi rostro con las manos, los nervios me controlaban en ese momento.

Jared también estaba apenado y me quitó las manos del rostro.

Si hubiese sido asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora