—Esta fue una maravillosa idea —suspiró Magnus estirando tanto su cuerpo sobre el camastro que hasta sus garras se desplegaron.
—Cuando haces eso sí que pareces un gatito —dijo Alexander con una media sonrisa desde su propio camastro.
Después del atentado que sufrieron en el edificio, la seguridad se incrementó tanto que siempre estaban rodeados de guardias. Inclusive Alexander estaba tan paranoico que tomó en cuenta su idea y contrató a dos guardaespaldas para que siguieran a Magnus a todos lados. Prácticamente solo tenía algo de privacidad cuando iba al baño, aun así no podía tardarse mucho si no quería a uno de los guardias tocando la puerta de su retrete.
Estaba tan estresado por la sobreprotección de Alexander hasta el grado de tener cambios de humor bruscos, para su fortuna, su novio se dio cuenta de esto y le propuso que se fueran una semana de vacaciones en un crucero.
La felicidad de que por fin tendría un descanso de esos grandulones vigilándolo se evaporó cuando los vio subir al crucero tras ellos. Sin embargo, hasta el momento no fueron un estorbo, se mantenían a cierta distancia por lo cual estaba muy agradecido y más porque tenía la oportunidad de tener toda la atención de su novio.
—Hazme un espacio —pidió Alexander acercándose a él.
Magnus sonrió y se recostó de lado para dejarle un poco de lugar en el reducido camastro. Su novio se recostó y lo envolvió en sus brazos mientras sus colas se enredaban juntas.
Era el segundo día en el crucero y en ese momento estaban tomando el sol frente a la piscina. Esos días los habían pasado nadando o tomando el sol y por las noches se escabullían a su cabina a pesar de que a esa hora había espectáculos para los pasajeros, aunque ellos preferían pasar las noches con sus cuerpos enredados.
Ese día en particular el sol estaba brillando en toda su amplitud por el hermoso cielo despejado. El oleaje estaba tan tranquilo que casi podía asegurar que estaban en tierra.
Magnus acarició el pecho velludo y firme de Alexander con sus garras desplegadas, siendo correspondido por suaves caricias en su cuello.
— ¿Ya estás un poco más relajado? —preguntó Alexander besando su frente.
—Sí, ya estoy mejor —respondió agachando sus orejas.
No era completamente cierto porque no podía reprimir la ansiedad de saber que tenían que regresar en algún momento y tener que estar rodeados de guardias con grandes armas.
—Mentiroso —susurró su destinado dando un suave beso en sus labios— todavía te ves tenso, creo que tendré que solucionarlo yo mismo.
—Si la solución es como la de anoche seré feliz —respondió con una sonrisa y mirada lasciva.
Alexander rio con suavidad a la vez que se desenredó de él y se puso de pie.
—Tengo otra idea en mente que también te va a gustar —dijo con una mano extendida en su dirección.
Magnus la tomó y lo siguió pegando su cuerpo lo más que podía a él. Para este entonces se preguntaba si en algún momento su novio se fastidiaría que fuera tan pegajoso. Aunque esa cola esponjosa enredada en su cintura le borraba la pregunta de la mente, él también demostraba que quería estar más cerca de él.
Llegaron a unas amplias cabinas donde estaba el gimnasio y el spa. Vio a su novio abrir la puerta de la sala de masajes y encontraron el lugar vacío.
—Toma —dijo su destinado extendiéndole una pequeña toalla blanca—, quítate la ropa y recuéstate en la camilla.
—Pero la sala está vacía, no hay nadie para que nos atienda —contestó confundido y aun así tomó la toalla en sus manos.
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Mi felino destinado (Malec)
FanfictionMagnus y Alec son descendientes de las razas más puras de gatos, aunque sus vidas no podrían ser más distintas. Alec es, como toda su familia esperaba, un poderoso alfa que mantiene en alto el apellido Lightwood. En él recae la responsabilidad de m...