2. El primer encuentro

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La chica que lo recibió le extendió un brazo el cual Magnus tomó automáticamente, se dejó conducir a paso lento a la sala de juntas mientras aquella mujer se presentaba. Aunque en realidad no le prestaba atención, con cada paso que daba, su corazón se aceleraba y se sentía más mareado.

«Si esto sale mal, de todos modos, puedo seguir con mi investigación. ¡Deja de sobreactuar imbécil!» Se reprendió pasando una mano sudorosa por sus orejas en un intento de agacharlas, pero su instinto estaba tan alterado que sus orejas se mantenían paradas en alerta, las sentía tan duras que empezaba a doler.

—Adelante señor Bane —dijo la sonriente chica rubia.

Con un asentimiento entró a la sala de juntas al mismo tiempo que una voz femenina se hacía eco en la estancia.

— ¿Estás bien? —preguntó la melodiosa voz con un tono de preocupación que le erizó la piel.

Magnus se quedó petrificado con la mirada fija en las personas que rodeaban la mesa del centro, la cual era tan grande que parecía un amplio comedor, alrededor de ella estaban sentadas diez personas con orejas y cola de colores distintos. Con excepción a los de la cabecera.

En ella estaban apoyadas sobre la mesa tres personas con pelajes negros, luminosos y esponjosos. Una mujer joven y una mayor tenían sostenido por la espalda de los hombros a un hombre mucho más alto que ellas que se estaba agarrando el pecho con fuerza y respiraba con dificultad.

En cuanto sus miradas se engancharon, Magnus sintió un pinchazo muy doloroso en la muñeca de la mano derecha, como si hubiera sido lazado con fuerza. Profirió un quejido de dolor al mismo tiempo que lo hizo el hombre de la penetrante mirada azul. Además, su corazón latía con tanto desenfreno que parecía que en cualquier momento estallaría.

Magnus jadeó por la opresión en su pecho, al mismo tiempo que un abrumador calor subía desde su estómago, reconoció esta sensación como el inicio de su celo y lo reprimió de inmediato. Era bastante hábil reprimiéndolo en momentos de peligro, podía hacerlo hasta por ocho horas así que se concentró para hacerlo.

—Estoy bien —jadeó el hombre agitando su cola con la mirada fija en su mano mientras la abría y cerraba viéndose confundido.

Magnus fingió que no sucedió nada y se acercó a la mesa con su mano extendida a los presentes para saludarlos y presentarse. Cuando llegó a las personas con pelaje negro se detuvo un poco. La primera en reaccionar fue la mujer joven que lo recibió con una sonrisa tan radiante que le hizo sentir un poco extraño.

—Hola señor Bane —dijo con su voz musical mientras tomaba su mano en un estrecho agarre. Al mismo tiempo sacudía su esponjosa cola negra con excitación —. ¡Bienvenido! Yo soy Isabelle Lightwood, pero puedes llamarme Izzy.

Magnus supo de inmediato que esa chica era una alfa, su aroma era muy superior a los omegas. Un carraspeo proveniente de la mujer mayor provocó que se soltaran.

—Buenas tardes —dijo con su malhumorada voz —soy Maryse Lightwood —expresó secamente sin extender su mano, por su aroma se podía identificar que se trataba de una beta al igual que Ragnor.

Finalmente y a regañadientes desvió su mirada a los penetrantes ojos azules del hombre que estaba en medio de ellas. Su piel blanca hacía un hermoso contraste con el pelaje esponjoso de su cola negra, sus orejas del mismo tono estaban erguidas en su dirección, mostrando el interior rosado de ellas.

—Alexander Lightwood —se presentó con su seductora voz grave, la cual hizo que sus piernas temblaran.

Él era un alfa, sin duda, se extrañó por la reacción de su cuerpo, siempre se había mantenido fuerte ante los alfas por muy apuestos que fueran. Sus ojos descendieron de manera automática a la mano con dedos largos que se extendía para él y con un poco de duda la tomó.

En cuanto su piel tocó la de Alexander sintió que el lazo en su muñeca se apretaba. También pudo percibir con claridad los latidos que venían del hombre que sostenía su mano, los cuales golpeaban al mismo ritmo frenético de los suyos.

Otro carraspeo proveniente de Maryse lo regresó a la realidad, fue cuando se dio cuenta de que una de sus orejas apuntaba a su derecha y al voltear, vio a Isabelle mirándolo de una forma extraña y tan feliz que parecía que en cualquier momento gritaría emocionada.

Alexander lo soltó y de inmediato sintió un peso extrañamente molesto sobre su mano. Aun así, se aclaró la garganta y se sentó en el lugar que Maryse estaba sosteniendo para él.

—Alec —murmuró la chica emocionada por debajo del cuello de Alexander.

—Silencio Izzy —gruñó Alexander, haciendo que todos en la sala agacharan sus orejas, Magnus incluido.

—Señor Bane, por favor muestre la propuesta que tiene para nosotros —dijo Alec casi gruñendo las palabras.

Magnus identificó esta forma de hablar como una expresión de un alfa dominando su territorio. Así que obligó a sus orejas a levantarse de nuevo y mover su cola con suavidad como lo hacía todo el tiempo, no se dejaría intimidar por este alfa aunque fuera terriblemente apuesto. Y de esa forma empezó su presentación ante el comité directivo de la corporación Lightwood.

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Es muy romántica la idea del lazo ¿no les parece? Algo así como el hilo rojo ❤️❤️❤️
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Mi felino destinado (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora