13. El vínculo de los destinados

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Magnus llegó corriendo a su departamento y cerró las puertas tras él sintiéndose afortunado de no haberse topado con ningún alfa en su camino.

Normalmente cuando tenía su celo se encerraba bajo llave en su departamento, o mejor dicho, Ragnor era el que se encargaba de hacerlo. La cuestión era que se encerraba durante siete días hasta que se sentía en completo control para pasar el resto del mes como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, la negociación con la empresa de Alexander había interrumpido su rutina, aparte de que su celo se había adelantado por quince días. Ahora que había logrado la firma del contrato y asegurado el acceso a los archivos que necesitaba estaba planteándose tomarse unos días hasta que lograra controlarse.

Empezó a dirigirse a su cuarto ansioso por tocarse y liberar el calor que lo aprisionaba, cuando una mano lo detuvo en su camino. En ese momento se sentía frustrado que ni siquiera era capaz de percatarse de la presencia de Ragnor en el departamento.

-Antes de que hagas cualquier cosa necesitas tranquilizarte o te descontrolarás como ayer -comentó su amigo con voz tranquila. Magnus se dejó guiar a la sala y se dejó caer en el sofá de dos plazas mientras trataba de normalizar su respiración. Además, vio a su amigo sentarse a su lado-. Me dijo Cat que la fórmula había funcionado ¿qué te pasó? ¿Por qué estas así?

Magnus emitió una dolorosa risa.

-Ese maldito alfa, eso es lo que pasó -habló frotándose el pecho-, pasó algo muy extraño Ragnor -continuó y se recostó en el sillón para dejar descansar sus pies sobre las piernas de su amigo-. Estuvimos solos por un momento y mi cola se enredó en su brazo, yo intentaba desenredarla, pero ella parecía tener voluntad propia y no quería apartarse de Alexander.

Ragnor se le quedó viendo con un semblante preocupado.

-Estás perdido Magnus -dijo con pesar tomando la aludida entre sus manos-. Tu cola reaccionó a la cercanía de su destinado, tu cuerpo lo reconoce como el alfa que debe reclamarte.

- ¡Genial! -Casi gritó cruzándose de brazos- lo que me faltaba, mi estúpido cuerpo traicionándome.

- ¿Alexander respondió de alguna forma? -preguntó Ragnor acariciando su cola. Estaba empezando a sospechar que la gente tenía algo de fijación por ella.

-Solo la acarició... de una forma muy parecida a como lo estás haciendo ahora -no pudo evitar el tono de reproche en su comentario.

Ragnor lo soltó viéndose un poco avergonzado.

-La forma normal en cómo reacciona el alfa es presionando la base de la cola, ya sabes ese punto que cuando te rascan se siente muy bien -exclamó con un rubor extraño en sus mejillas.

-Sí, sé a qué te refieres -respondió sintiéndose un poco contagiado de su vergüenza pues ese punto era la debilidad de todos, un lugar que no se le daba la confianza a cualquiera para acariciar.

-Si el alfa reacciona de esa forma, quiere decir que está aceptando tu deseo y que está aceptando tu petición de ser marcado.

Magnus resopló.

-Ahora no solo tendré que inyectarme inhibidores estando cerca de él, también tendré que conseguirle una cadena a mi cola para que se esté quieta.

La aludida se estremeció como si entendiera lo que estaban diciendo.

-No creo que sea muy necesario -comentó Ragnor agachando las orejas.

-Dime que tienes una solución -exclamó sentándose en el sillón con brusquedad y tomando a su amigo por el brazo.

-He estado leyendo unos artículos en internet -respondió Ragnor a la vez que observaba con atención su mano aferrada al brazo-, hay rumores de una droga que anula el vínculo de los destinados antes de que este se afiance por la mordida del alfa. Lo desarrolló una comunidad científica de omegas, pero los vínculos son tan variados que no se ha probado que funcione en todos los casos.

Magnus aflojó el brazo de su amigo y pensó en la idea. Él estaba consciente de que el vínculo con Alexander nunca se pactaría por su estúpido compromiso moral con su familia. Aunque también el hecho de liberarse de su destino le provocaba un sentimiento pesado y mortificante en el pecho porque independientemente de que sea su destinado le gustaba él.

- ¿Te parece si te tomas unos días para que tu celo se calme? Así podrás pensar si quieres tomar la droga -sugirió su amigo dándole una palmada en el muslo.

Dicha acción lo hizo ser consciente del duro problema en sus pantalones.

-Hablaré con Alexander para decirle que lo veré dentro de una semana -respondió levantándose un poco encorvado para que no fuera tan obvia su erección.

-Ahora ve y ocúpate de tu problema -dijo Ragnor desviando la mirada-y no te inyectes nada para que no afectes más tu sistema.

Magnus asintió y se dirigió con prisa a su habitación. Estando ya en total privacidad empezó a desnudarse y dejó que su celo se apoderara por completo de él con la esperanza de que todo se normalizara después de unas cuantas noches.

Mi felino destinado (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora