—No creo que esto funcione —se quejó Magnus pegando su rostro a la ventana del automóvil al mismo tiempo que echaba sus orejas para atrás.
—Vamos Mags —dijo Ragnor con tranquilidad, una mano conocida se posó sobre su larga cola —, solo será una reunión de trabajo más. Si no obtienes las investigaciones que necesitamos buscaremos otro enlace.
Magnus suspiró ruidosamente empañando el vidrio, la caricia sobre su cola le ayudaba a tranquilizarse.
Ragnor y él estaban dentro de su vehículo, el cual se encontraba parado gracias a un atasco en una de las principales calles de Nueva York.
—Además —, continuó su amigo deslizando sus garras sobre su corto pelaje atigrado —eres un descendiente de la raza más fina de gatos, no creo que los Lightwood rechacen tu propuesta.
Emitió un bufido en respuesta, Ragnor lo tenía en una muy alta estima como para opinar algo así. Tampoco podía negar su ascendencia, él pertenecía a la larga línea de la raza Ashera, la última raza con la que experimentaron los humanos antes de que comenzara la evolución de los felinos. Inclusive sus antepasados de la raza Ashera fueron los primeros en sufrir el gran cambio para convertirse en híbridos gato-humano.
Magnus heredó la piel morena de su familia, al igual que su rostro afilado y ojos verdes con un pequeño toque dorado en la orilla del iris. Los cuales, siempre, maquillaba para hacerlos resaltar aún más, le gustaba el impacto que tenía su mirada gatuna y penetrante sobre los demás.
Y a pesar de que sus ojos eran magníficos, lo que lo hacía sentir más atractivo era el hermoso pelaje corto y atigrado de su delgada y larga cola. Los movimientos que hacía con ella al caminar eran bastante seductores, además hacía juego con sus orejas puntiagudas de la misma tonalidad atigrada.
Todo en él era llamativo, sensual. Y aun así era un omega. Esta situación le molestaba aunque nunca lo detuvo, siempre defendió el apellido Bane y nunca se dejó intimidar por esos alfas de apellidos importantes. Aunque interiormente siempre se lamentaba por ser un omega y no tener las mismas facilidades que los alfas para elegir un compañero de vida.
En recompensa a todo su empeño y la fuerza de la que era portador, formó una gran corporación de laboratorios que se dedicaba a crear medicamentos en favor de la comunidad omega. Y aunque era el dueño, siempre estaba involucrado en las investigaciones principales para la creación de nuevos medicamentos. La comunidad científica se refería a su medicina como un acto de magia, algo que le causaba un poco de gracia.
—Oye —habló Ragnor apretándolo con tal fuerza que lo que lo hizo respingar por la forma tan brusca de sacarlo de sus pensamientos —es en serio, Magnus, no debes estar preocupado.
—No lo estoy —respondió con indignación y alejó su cola de las garras de su amigo.
Ragnor era descendiente de la raza Abisinio, una raza muy parecida en fisionomía a la suya: pelaje corto, orejas puntiagudas y largas colas. Con la diferencia de que su pelaje era rojizo sin variaciones de color ni texturas. Él era beta, un afortunado beta que no tenía por qué preocuparse por etapas de celo ni de alfas que estuvieran cerca para atacarlo por el dulce aroma que desprendía en esa difícil etapa. Aun así siempre que Magnus tenía el suyo, su amigo lo ponía bajo llave en casa e iba a trabajar por él, era una gran persona en el que podía confiar.
Magnus le sonrió de lado, Ragnor era su mejor amigo, con quien compartía su casa y uno de los laboratorios de su corporativo. Además, gracias a su ayuda su corporación creció tanto que eran el segundo laboratorio más importante de Nueva York, quedando apenas por debajo de la corporación Lightwood.
ESTÁS LEYENDO
Mi felino destinado (Malec)
Fiksi PenggemarMagnus y Alec son descendientes de las razas más puras de gatos, aunque sus vidas no podrían ser más distintas. Alec es, como toda su familia esperaba, un poderoso alfa que mantiene en alto el apellido Lightwood. En él recae la responsabilidad de m...