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capítulo nueve
LONG LIVE THE BRIDE!
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Fulminé con la mirada al californiano que se encontraba frente a mis ojos llevando con sí una sonrisa divertida en el rostro.

Tomé aire y me digné a hablar por fin.

—¿Eres idiota, Billy?

—¿No te gusta la idea de conocer a tus suegros?

—No lo son—recordé, siguiendo con mi tono de voz bajo para que los otros tres de la mesa no escucharán—. Y ni siquiera pedí hacer esto.

—Si no te gustara no habrías seguido con la mentira, nena—inquirió guiñándome el ojo.

Resople, dejando que mis brazos caigan a los lados de mi cuerpo ya que momentos antes los tenía cruzados a la altura de mi pecho.

Dejé de mirarlo con enfado para pasar mi vista a los tres que llegaron junto a él, Neil charlaba con su esposa mientras que esta no podía dejar de mirarnos de a ratos y Max ignoraba lo que acababa de suceder y sólo se encargaba de tomar el milkshake que había pedido.

—¿Por qué tenías que hacerlo?

Dejó de sonreír para mirar un punto fijo en el suelo de la cafetería, con una expresión con la que supuse que estaba pensando.

—Necesitó que lo hagas—suplicó, de forma que no parecía ser una decisión más bien una orden.

Volví mi vista a la pareja, Susan sonreía abiertamente mientras que Neil demostraba una pequeña sonrisa que me hizo sorprender.
La única distinta fue Max, porque al notar lo que su madre y su padrastro miraban rodó sus ojos.

Algo en mí me hizo resignarme.

—Lo haré, Billy.

Sonrió con emoción, a la vez que sus manos tomaron los lados de mi rostro con delicadeza; pestañeé varias veces intentando comprender lo que estaba haciendo pero no había respuesta y es que hasta a él mismo pareció extrañarle. O eso parecía.

Alejó las manos rápidamente para que sus brazos rodearán mi espalda, formando un abrazo.
Suspiré, sintiendo que el perfume que usaba impactó en mis fosas nasales, y que ante tal cercanía se encargaron de disfrutar cada gota de él.

—Billy...

Nos separamos rápidamente al oír el llamado de su padre, y gracias a la atenta mirada de Neil y Susan lograron hacerme sonrojar otra vez.

—Te esperamos afuera—anunció—. Nos vemos mañana, Bryanne.

Volví a mirar a Billy, rodeaba mi cintura con una de sus manos y lo que más me daba gracia era no verlo con un cigarrillo colgando entre sus labios.
Era tan extraño eso.

Me miró de reojo ya que momentos antes miraba como se retiraban sus acompañantes y en sus labios apareció esa típica sonrisa divertida.

—Pasó por ti a las siete, Carmel.

Plantó un corto beso en mi mejilla y se retiró de aquí husmeando en la cajetilla de sus cigarros, nada fuera de lo normal.

Fruncí mi ceño, replanteándome todo lo que estaba pasando. Definitivamente me había metido en una gran locura. Ya no recordaba lo que era sentir esta especie de nervios y de coraje, muy pocas veces solía pasarme esto. Pero de todas formas lo estaba disfrutando. Lo más preocupante sería que Neil se entere de la mentira pero a la vez me estaba divirtiendo. Y no me parecía que haya sido mala idea apuntarme a esto.

PURE | Billy HargroveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora