Capitulo 32

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Capitulo 32

¡Maratón 3/4!

—Siempre te he amado —admití en un susurro apenas audible—. Tengo miedo.

Su boca cayó sobre la mía con desesperación.

Continuó con movimientos pausados, tortuosamente lentos, hasta que llegué con tanta fuerza que estuve cerca de sollozar. —Te amo. —Oí gemir a Justin mientras acababa dentro de mí.

Cuando estuvo completamente saciado descansó su frente en mi hombro.

—Cásate conmigo —dijo.

Dejé de respirar.

Levantó la cabeza y me miró fijamente a los ojos—. Cásate conmigo, April. Debería haberme casado contigo el día que cumpliste dieciocho años, pero era estúpido. No soy tan estúpido como lo era entonces. No voy a permitir que me dejes.

Mi corazón latía frenéticamente. —Es demasiado pronto —dije.

—No, no lo es, y lo sabes. Nos amamos. Te he amado desde la primera vez que te vi. Quiero verte embarazada con el pequeño hermano o hermana de Layla pronto. Quiero ver tu vientre crecer, e ir a citas con los médicos. Quiero tocarte todos los días por el resto de mi vida. Cásate conmigo.

Respirar estaba empezando a doler. —¿Qué pasa si algo sale mal? —pregunté a través de mi apretada garganta—. Te amaba tanto, Justin, y aun así no importó. Eras mi vida y me engañaste a la primera oportunidad. No puedo pasar por eso otra vez. No puedo exponer a Layla, hacer que pase por eso.

—¿Me estás tomando el pelo ahora mismo? —Su voz era baja y escalofriante. Sus ojos se estrecharon, se bajó de mí y se levantó.

—¿Adónde vas? —le pregunté.

Empezó a vestirse.

No respondió.

Su rostro estaba firme, los labios apretados. —Te he explicado qué estaba pasando por mi cabeza esa noche, pero te niegas a aceptarlo. Prácticamente te rogué que te casaras conmigo. ¡Y traes a colación la mierda que he vivido lamentando cada día desde la noche en que sucedió hace seis años!

Negó con la cabeza, derrotado, y terminó de vestirse. —Sé que ya sabes sobre Tiffany, pero lo que no sabes es que sólo he estado con un puñado de mujeres desde que me dejaste, si acaso. Sólo una se convirtió en una relación real, y ni siquiera cuenta, ya que únicamente la estaba usando para olvidarte. ¡Pensé en ti todos los putos días desde que te fuiste!

Abrió la puerta. —Olvida que pregunté. Voy a decirle adiós a Layla. La recogeré mañana —La puerta se cerró de golpe detrás de él.

Después de una hora de llorar, Trish vino a verme. —¡Hola, perra! —dijo en voz alta cuando entró, pero inmediatamente se volvió confusa cuando vio mi cara—. ¿Qué está mal?

Se lo conté todo mientras me abrazaba.

—April, nunca te he dicho esto antes, pero ustedes dos eran demasiados jóvenes, nena. No me malinterpretes.Yo lo odiaba junto contigo, y todavía lo odio por lo que hizo, pero quizá fue su único gran error en la vida. La manera en que era contigo en aquel entonces y la manera en que es ahora no es diferente. Todavía está obsesionado contigo. Sinceramente, no creo que te hiciera daño de nuevo, incluso si su vida dependiera de ello, cariño.

Yo estaba chillando ahora. —Me parece que no puede hacer nada bien —me quejé. Ella me abrazó con más fuerza.

¿Podía, honestamente, superar lo que paso hace seis años? Todo el mundo parecía pensar que debería. A veces, incluso me enfadaba conmigo misma, pero pensar en aquella noche hacía que mi corazón sangrara.

April, nena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora