Capitulo 24

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Capitulo 24
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Eran las cinco en punto del día siguiente y estaba sentada en uno de los pocos bancos del parque esperando que Justin apareciera. Más le vale aparecer pronto o lo lastimare.

Layla no podía contener su emoción por encontrarse con Justin. Ella me rogó venir, pero no podía dejar que estuviera cerca cuando le comunicara a Justin las noticias.

—April. —Escuché a Justin llamándome por detrás de mí. Me volteé para verlo caminar alrededor del banco y sentarse a mi lado, tan cerca que su muslo tocaba el mío. Pretendí no notarlo.

—¡Hola! —dije suavemente.

—¿Dónde está? No la veo en el patio de juegos —preguntó Justin.

Aparté la mirada de él. Esta no iba a ser una charla divertida.
—Emm... Layla no está aquí ahora —repliqué.

—Maldita sea, April-... —Lo interrumpí al agitar una mano.

—La iremos a buscar en un minuto, pero primero necesito hablar contigo. Por favor, intenta no enojarte. —Estaba tan nerviosa.

—¿Qué? —preguntó Justin con un tono irritado.

—Ella sabe que eres su padre —susurré. Él abrió la boca, pero continué rápidamente—. No lo hice a propósito, lo juro. Ryan vino y empezó a discutir conmigo sobre ti. Él lo dijo lo suficientemente alto como para que Layla lo escuchara y tuve que decírselo. Lo siento tanto —susurré de nuevo, y dije en serio cada palabra.

Él se pasó ambas manos por su cabello antes de inclinarse y colocar los codos en las rodillas con las manos entrelazadas. —¿Cómo se lo tomo? —preguntó preocupado.

—Ella estaba feliz, Justin. En realidad, eso es quedarse corto. Estaba eufórica, estaba tan enojada de que no dejara que viniera a verte conmigo que me hizo prometerle que irías conmigo a buscarla. —Cuando sus ojos se estrecharon al encontrarse con los míos ladeé la cabeza y pregunté—: ¿Qué?

—Biebs —dijo, corrigiéndome. No sabía a qué se refería hasta que repetí lo que acababa de decir en mi cabeza. Luego rodee los ojos y negué con la cabeza cuando me di cuenta de que lo había llamado Justin.

—Tan fastidioso —dije entre dientes. Justin se encogió de hombros, claramente dándose cuenta de mi fastidio.

—¿Terminaste con Ryan? —preguntó bruscamente. Fue mi turno de encogerme de hombros. No tenía ganas de responderle a eso.

—¿Qué demonios es eso? —gritó Justin tan de repente que me asustó. Lo miré y vi que sus ojos estaban posados en mi regazo. En mi regazo estaba mi muñeca amoratada, la cual acariciaba suavemente con la mano opuesta. Ni siquiera me di cuenta de que estaba haciendo eso. Dejé caer las manos a mis lados, pero el cogió mi muñeca lastimada—. ¿Él te hizo esto? —preguntó acaloradamente. Intenté alejar mi muñeca pero él la sostenía fuertemente—. ¡Dímelo! ¿Él te hizo esto? ¿Layla vio cómo te hacia esto? —No me dejo responder—. Ya no me importa una mierda. Si alguna vez lo veo, pagará por esto. Por favor, dime que al menos pediste una orden de restricción.

Negué con la cabeza. —No. Layla no lo vio y no te preocupes por esto. Él piensa que desperdicie dos años de su vida y estaba más que un poquito enojado, pero no volveré a verlo. Sé que me dejará sola, simplemente estaba enojado. Considerando que tuve sexo contigo, incuso aunque no se lo dije, de algún modo, merezco su enojo. — El soltó mi muñeca como si le hubiese quemado y miró hacia otro lado rápidamente antes de mirarme.

—April, nena, ninguna mujer merece que un hombre le ponga las manos encima, sin importar las circunstancias. Viví con esa mierda mientras crecía y no la viviré de nuevo.
Me senté ahí por un momento tratando de procesar su comentario —¿Lo siento? —pregunté suavemente.

—Mi verdadero padre solía pegarme a mí y a mi madre, April. Nos golpeó hasta el día en que llamé a la policía, cuando casi manda a mi madre al hospital. Tenía doce años. Nos dejó después de eso. Él llamaba en ocasiones y las conversaciones siempre empezaban bien, pero siempre terminaban con abuso. No dejaré que esa mierda te pase a ti.
Su mano se impulsó para limpiar la única lágrima que escapó de mi ojo. Su mano se mantuvo ahí y yo gire mi cara hacia su mano.

—¿Por qué nunca me lo dijiste?

—Nena, hay mucho más de esa historia, y con suerte un día podré decírtelo en detalle, incluso tengo un hermanastro mayor por ahí fuera. El pedazo de mierda de mi padre tuvo un hijo con otra mujer unos cuatro años antes de que mi madre me tuviera a mí, y mis padres habían estado casados por cinco años. —Biebs hizo una pausa a medida que se volvía pensativo.

—Mamá nunca lo supo, pero yo sí. No se enteró hasta que yo se lo dije. Mi padre me presento a mi hermano una vez cuando nos encontramos con él y su madre en la oficina de correos. Recuerdo que la mujer lucia asustada a muerte al verme con mi padre y el chico parecía preso del pánico. Esa fue la única vez que hablé con él. Juro que lo he visto un par de veces por la ciudad, pero ambos pretendemos como si el otro no existiera. Pero yo sé que es él.

Se quedó callado y yo llore silenciosamente por él, por su madre y por el hermano que no conocía. Qué triste.

Biebs limpió mis lágrimas mientras recorría con la vista cariñosamente mi cara. —April, nena, tú fuiste la cosa más preciosa en mi vida desde el momento en que te conocí. No había manera de que yo te hubiese manchado con ese tipo de conocimiento en ese entonces.

April, nena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora