Capitulo 21

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Capítulo 21

¿Qué he hecho?

Oh Dios.

¡Ryan!

La única vez que pensé en él fue cuando traté de usarlo como un arma verbal contra Justin, lo que evidentemente fracasó, porque aquí estaba yo, dispuesta como una puta en su escritorio.

¿Y Layla? ¡Ugh!

¡Veinte minutos! Sólo le tomó veinte minutos desnudarme y ¡todavía estaba dentro de mí! ¡En un escritorio!

¡No soy mejor que Destiny!

Cerré los ojos con fuerza.

Me negué a ver la satisfacción en su rostro cuando me pusiera a llorar.

—Sí —dijo con arrogancia al tiempo que tiraba de mí para ponerme de pie—. Dime otra vez que el pasado no importa.

Me levanté de la mesa y cogí mi ropa. Me apresuré a vestirme y en cuanto terminé, me di la vuelta y encontré los ojos de Justin.

Todo lo que tuvo que hacer fue cerrar la cremallera de sus pantalones y ponerse la camisa. Ni siquiera se desnudó completamente, lo que me disgustó aún más.

—Todo lo que acababas de decirme era un truco, ¿no? ¿Sobre ti extrañándome? Acabas de tener sexo conmigo para demostrar un punto, ¿no? —le pregunté con tristeza, ya sabiendo la respuesta.

Su rostro no transmitía nada, pero sí sus palabras.

—Cuando vayas a casa y le expliques esto a tu Ryan, al menos sabrás cómo me sentí hace seis años cuando traté de explicarte las cosas. Esperemos que él te deje como me dejaste —dijo con rencor.

Me sentí como si estuviera a punto de ahogarme. Envolví una mano alrededor de mi garganta y casi arañé a través de ella sólo para sacar el bulto.

—¿Qué? —respiré la pregunta vacilante.

Y continuó—: Apostaría todo lo que poseo a que él no puede hacer que te lamas los labios, o desarmarte como yo. Si pudiera no te habrías dado por vencida tan fácilmente.

Estaba a punto de vomitar.

—Tú, hijo de perra. No puedo creer que acabe de permitir que me lastimes de nuevo —le dije en voz vergonzosamentetorturada—. Te odio.

—Nada nuevo —respondió de manera rápida y burlona.

Luché contra las lágrimas que amenazaban con hacer acto de presencia. Aspiré el aire suficiente como para hablar de nuevo.

—Layla y yo nos encontraremos contigo en el parque al otro lado de mi complejo mañana a las cinco. Puedes pasar tiempo con ella de la forma que quieras y voy a mantener mi distancia, pero voy a estar allí. Pero por favor, por el amor de Layla, finge que por lo menos te agrado. Haré lo mismo. —Hice una pausa por un momento, tratando de dar sentido a mis caóticos pensamientos.

—Para que lo sepas, Ryan no se enterará acerca de mi repugnante error de juicio. Si abres tu boca, voy a mentir. Quién creería al imbécil que todo el mundo sabe que arrancó mi corazón. Incluso haré que todo el mundo se entere también de que estaba embarazada cuando lo hiciste. —Me burlé de él, mis palabras llenas de amargura.

No me quedé para ver su reacción. Salí por la puerta.

Cuando llegué a mi camioneta después de ver cómo los empleados de Justin me lanzaban varias sonrisas estaba cerca de la histeria.

¡Soy una idiota!

Estaba tratando frenéticamente de introducir la llave en la cerradura de mi camioneta cuando dos voluminosos brazos se aparecieron alrededor de mi cuerpo y me apretaron, por lo que mi espalda estaba presionada contra el camión. Justin se presionó completamente contra mí y apoyó la frente en mi hombro, contra mi cuello.

—April, nena... —comenzó con su voz dulce y profunda, que contenía una pizca de dolor, pero corté el discurso que iba a venir y luché para empujarlo.

—Vete a la mierda, Justin. Me has causado suficiente dolor como para que me dure el resto de mi vida. Durará el resto de mi vida —dije, rabiosa. Empujé con más fuerza, pero sus brazos sólo se apretaron más.

—Nena, no quise decir lo que dije. Quiero odiarte tan condenadamente por mantener a mi hija alejada de mí. Quiero odiarte por dejarme en primer puto lugar, y me jode no poder. Por favor, sólo deja de llorar.

Negué con la cabeza. —No quiero hablar de esto, Justin. Olvida lo que sucedió. Te prometo que no volverá a suceder.

Levantó la cabeza y su expresión era de decepción. Me miró a los ojos mientras sus pulgares acariciaban mis sienes. —No hace ni cinco minutos que me estabas llamando "Biebs" cuando estaba dentro de ti. No me llames Justin otra vez, nena.

Di un grito ahogado. —¿Perdón? —susurré, completamente aturdida. Nunca me di cuenta de que había estado llamándolo Biebs. Cometí un error y mi orgullo sufrió un golpe importante.

Me ignoró.

—Os veré a ti y a Layla mañana a las cinco. Tú y yo vamos a hablar después. —Se inclinó sin avisar y me dio un beso deliciosamente húmedo justo antes de exigir—: No más Ryan. Deshazte de él.

Estaba demasiado distraída por el beso y todo lo que se desordenó en mi vida como para responder de inmediato.

Empezó a darse la vuelta y a alejarse, pero le agarré frenéticamente el brazo para detenerlo.

—Justin, no hagas esto. Por favor, no hagas esto... Lo que ha pasado en tu oficina nunca debería haber ocurrido. —Me quedé en silencio por un momento, mientras lo procesaba—. Eso fue sólo el cierre que nunca tuvimos —le dije suavemente. Era la única excusa estúpida que se me ocurría desde el fondo de mi cabeza.

Su respuesta fue ahuecar mis mejillas con sus manos.

—Nunca habrá cierre entre nosotros, April. Ahora que sé sobre Layla, nunca te voy a dejar fuera de mi vida, y eso es una promesa. —Él dejó caer las manos, dio media vuelta y desapareció de nuevo en el bar.

¡Mierda!

April, nena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora