Capitulo 42

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¡Maratón 3/5!

Nena, despierta. —Escuché a Justin y sonaba muy lejos.

Me estiré y abrí los ojos para ver a Biebs sentado en la cama, junto a mí. Estaba completamente vestido y tenía una sonrisa en su rostro.

—Me encanta verte despertar —dijo mientras su mano se extendía, trazando mi labio inferior. Al instante, me sentí cohibida y pasé mi mano a través del nido de ratas que era mi cabello, pero él me detuvo—. No. Eres hermosa.

—Sí, claro —murmuré—. ¿Por qué estas vestido? ¿Qué hora es? —pregunté.

—Son las siete y me llamaron para ir a la oficina. Tengo algo importante que hacer y no estoy seguro de a qué hora estaré de regreso. Sería un tiempo perfecto para ti, para familiarizarte con tu nuevo hogar.

Continuó trazando mi labio inferior.

Era tan dulce. —Está bien —susurré contra su pulgar.

—Layla ya está dormida en su habitación y Trish está abajo viendo TV.

Gemí. —Que Layla duerma temprano sólo significa que despertará temprano. —Después de tomar esta siesta, no me iba a quedar dormida hasta tarde.

—Llamé a tu jefe y le dije que no volverías —dijo Justin, agarrándome con la guardia baja. Me doblé en la cama.

—¡Oh, Dios mío! ¡Me olvidé completamente del trabajo! ¿Qué quieres decir con que le dijiste a mi jefe que no volvería? No he tomado una decisión.

—April, ese trabajo está demasiado lejos de mí. Si quieres trabajar, trabaja en el bar conmigo. Puedes hacer lo que quieras allí, barman, ayudarme con el papeleo, sentarte frente a mí y lucir hermosa... realmente no me importa. Sólo te quiero cerca.

—Biebs, te das cuenta de que tendremos que estar separados a veces, ¿cierto? —Cuando vi la mirada de asombro en su rostro, casi me eché a reír. Parecía que la idea era ofensiva—. Justin, habrá veces en las que necesite hacer recados en la ciudad, llevar a Layla a algún lugar, o ir a ver a mis padres. Nunca sabrás lo que la vida nos deparará. ¿Qué pasa si Trish y yo decidimos hacer un viaje de chicas a alguna parte?

Bajó su cabeza y la puso justo en mi cara. Me habría asustado si su rostro no luciera tan suave y relajado. —Nena. Tanta mierda ha sucedido entre nosotros últimamente que este no es un muy buen momento para hablar sobre estar lejos de mí. Saltaremos esos obstáculos cuando se arrojen en nuestro camino, pero no ahora.

—De acuerdo —susurré.

Apartó el cabello de mi rostro. —Llámame si me necesitas para algo, y mantén tu teléfono contigo. Te amo.

—Te amo, también.

Entonces, se fue.

Ahora eran las nueve de la noche y estaba aburrida de mi maldita mente.

Después de que Trish y yo nos reconciliáramos, logramos registrar la casa entera en dos horas. Buscaba algo que no conocía, pero fue divertido fisgonear mientras duró. Justin realmente no tenía muchas posesiones que no fueran sus muebles y su ropa, y solamente nos las arreglamos para encontrar un punto de interés.

En la parte superior de su armario, encontré una caja de zapatos llena con cosas que guardó desde el tiempo que estuvimos juntos en la escuela secundaria. Yo aún tenía mis cosas también, pero ahora se encontraban en el garaje del departamento de Trish con toda mi ropa. Al parecer, Justin le pidió a los de la mudanza que volvieran mañana a desempacar, porque quería que descansara un poco. Trish se fue a dormir a uno de los cuartos de invitados por esta noche.

Ver lo que estaba dentro de la caja me hizo llorar inmediatamente. La caja no estaba escondida. Tan pronto como entrabas al armario, se hallaba en el estante más bajo que estaba justo por encima de su ropa colgada. Me pregunté si la miraba con frecuencia o sólo recientemente salió de la clandestinidad, ya que volví a su vida.

Dentro había fotos nuestras de todas nuestras salidas favoritas.

En cada fotografía, nos veíamos felices.

Había foto tras foto de mí, sonriendo o riendo a la cámara, mientras Justin devolvía la sonrisa, sin mirar a la cámara, sino mirándome a mí; los ojos siempre en mi rostro. También, había algunos recuerdos de carnavales a los que fuimos, nuestros bailes de bienvenida, de promoción y más.

No podía creer que los mantuviera después de todos estos años.

Así que lo llamé.

April, nena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora