Prologo. |2.5|

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Prologo. |2.5|

Trish y yo íbamos a ir a la misma universidad en Houston y me temía esto.

No por Trish, sino porque sabía que iba a ser difícil en mi relación con Biebs.

Él iba a ir a la escuela que está a dos horas de distancia por su beca de fútbol, y últimamente esto era de todo de lo que hablábamos. Los dos odiábamos la idea de estar separados. En mi corazón sabía que estaría bien, que hablaríamos constantemente y nos veríamos en cada oportunidad, pero aún estaba triste por eso.

En un intento por animarme, el sábado pasado Justin me dio un hermoso anillo de oro blanco de promesa.

Dijo—: April, nena, te amo. Esto es tan jodidamente cursi, pero quiero que tengas esto como promesa de nuestra vida juntos. Juro que tan pronto como pueda costearlo, lo reemplazaré por un anillo de compromiso. Sólo deja de preocuparte sobre lo que va a pasar entre nosotros, ¿está bien? Tú eres mía, April, y todo va a estar bien.

Lo amaba. Lloré como un bebé.

Sé que los novios de la secundaria no se espera que duren, pero nunca había dudado de nosotros. Sabía que Justin me amaba tanto como yo lo amaba a él, si no más.

Hasta esta noche, cuando me enteré de lo contrario...

Esta noche estará grabada en mi memoria hasta que sea forzada en mi lecho de muerte. Será como esa vez en que accidentalmente incrusté una imagen porno en mi página en Friends Space, la popular red social en las que mis papás también estaban. Una historia verdadera.

Sin embargo, esta vez, no había vuelta atrás; no había un botón de borrar, o un botón de cerrar...

Ya era casi la hora de irse de la fiesta y sabía que Justin había estado bebiendo; mucho. Yo bebí un trago, pero Trish ya había planeado ser conductora designada. Lo más probable era que Justin terminara en mi sofá; en la sala de estar, por supuesto. Mis padres lo amaban y tenían mente abierta, y digamos, un espíritu libre, pero no había forma de que nos dejaran dormir juntos sin estar casados.

Sin embargo, me casaría con él en un santiamén.

La mamá de Biebs y su padrastro también me amaban.

Su mamá me trataba como la hija que nunca había tenido. Nos llevábamos muy bien y la visitaba todo el tiempo, incluso cuando Justin no estaba alrededor. No sabía que le pasó a su verdadero papá y nunca hablaban de él. La única vez que pregunté, respondió—: Él está muerto para mí. —Así que asumí que algo terrible había pasado. Él no hablaría de eso, pero traté de no dejar que eso me afectara demasiado para que no afectara a nuestra relación. Me lo contaría cuando estuviera listo.

Así que, después de que Trish y yo camináramos perezosamente por el pasillo mientras reíamos como hienas, finalmente llegamos hasta el baño de arriba.

Un poco por delante de mí Trish le dio vuelta a la perilla, pero estaba cerrado. Una voz aguda gritó desde adentro—: ¡Sólo un momento! —Me quejé con frustración. Tenía que orinar, realmente orinar. Trish y yo nos inclinamos contra la pared riendo y bromeando cuando de pronto escuchamos la voz de un chico murmurando y mandando callar detrás de la puerta junto con las risas de la chica.

Trish me miró con los ojos muy abiertos y una sonrisa conocedora, y yo eché mi cabeza hacia atrás riendo histéricamente en silencio. Me volví hacia Trish y susurré—: Realmente espero que lo hagan rápido, porque no estoy segura de cuánto más puedo aguantar. —El baño de abajo tenía una enorme fila de traseros, y realmente, ¿qué tanto podía posiblemente durar este chico? Él sólo estaba en secundaria, por amor a Dios.

—No es broma —respondió Trish con una risa y luego comenzó a hablarme sobre uno de los muchos chicos que conoció durante la clase de orientación—. Él estaba tan bien April. Dios, no puedo esperar para que lo veas—. Fue interrumpida cuando de pronto una profunda y amenazante voz tronó—: ¡No me mires!

Dejé de respirar.

No podía ser...

—No me toques. Mantén tus jodidas manos en el mostrador —demandó la profunda voz.

¡Oh. Dios. Mío!

Me quedé helada. La sangre que corría por mis venas se convirtió en hielo. No podía respirar, no podía pensar, no podía ver.

Conocía esa voz.

Miré a Trish para ver su reacción, esperando estar loca y estar escuchando cosas, pero nop, había dejado de reír y estaba mirando fijamente la puerta cerrada.

¡Oh, Dios, por favor, dime que esto no está pasando! La tensión en mi pecho me estaba ahogando.

Coloqué una mano en mi pecho y tuve que concentrarme en el latido de mi corazón porque había una buena posibilidad de que me desmayara. No, puede que realmente vomite, o ambos. Trish se volvió hacia mí y susurró—: Vámonos —en mi oído, pero no me podía mover.

¿Qué estaba pensando ella?

No había manera en el infierno de que me moviera. Le fruncí el ceño. No me iba a mover hasta que viera al bastardo con mis propios ojos. Él siempre podría mentir y decir que no era él, y querría tan desesperadamente creerle que sólo seguiría viviendo con la duda.

Con ese pensamiento, los gemidos comenzaron; los gemidos de la chica, no de Biebs. Yo tenía cada sonido que Justin hacía mientras tenía sexo memorizados, pero esta vez parecía que Justin era un compañero silencioso. Lo más probable era que el imbécil no quisiera que lo descubrieran. ¡El idiota estaba teniendo sexo en el baño en la casa de nuestro amigo en común y no quería que lo descubrieran!

¡Qué idiota!

April, nena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora