I

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Hinata Hyuga llegaba exhausta a la oficina de su padre a las 2 de la mañana. Por oficina me refiero a un cuartel oculto debajo de la empresa que tiene su padre para ocultar la forma ilegal en la que gana dinero. La oficina siempre custodiada por grandes hombres fieles a su padre y ella siempre caminando con la cabeza en alto para que los demás se sintiera ligeramente intimidados, y vaya que lo estaban. Hinata no era la típica chica a la que podías negarte a cualquiera de sus órdenes, no señor, las vesces que alguien se había negado a las órdenes de la princesa de la casa terminaba muerto o en el caso de que ella estuviera de buen humor, un castigo severo.

Ella bajaba por el pequeño ascensor que la llevaba al subterráneo donde se encontraban la oficina de los perros más fieles de Hiashi; Sasuke y Neji. Que también tenían a sus propios peones. Ese lugar era casi como un campo de entrenamiento militar; armas, sacos de boxeo, pesas. Todo para entrenar un ejercito de estos peones.

Cuando llegó a la planta baja, todo estaba como de costumbre, hombres entrenando o platicando mientras bebían sodas y su padre platicando con Sasuke.

-Hinata, que bueno que volviste, me comenzabas a preocupar- Dijo Hiashi con una sonrisa, obviamente bromeaba, sabía que su hija no era nada fácil.

-Si tanto te preocupabas hubieras mandado a Sasuke- ella lo volteó a ver con los brazos cruzados.

-Sabes que tú eres la mejor en ese asunto, además Sasuke estaba ocupado con otro trabajito

-¿Ah si? ¿cuál?- Hinata alzó una ceja.

-Te conseguí un mayordomo Hinata- Hablo Sasuke.

Sasuke y Hinata eran hermanos, desde que Hiashi adoptó a Sasuke después de la explosión  de la empresa Uchiha, es el único sobreviviente de esa familia y había sido adoptado por una de las familias más poderosas.

-Ya era hora- Hinata sonrió- Asi que ¿cuando lo conoceré?

-Mañana estará aquí a las 10 de a mañana- contestó Sasuke con los brazos cruzados.

-Bien, entonces si no tengo nada más que hacer aquí, me voy, el olor a sangre me resulta pesado- Hinata portaba un ajustado traje negro con manchas de sangre, obviamente no fue una tarea fácil.

-¿Te aseguraste de que haya muerto?- pregunto Hiashi

-Un tiro limpio a la cabeza- sonrió cínica- Solo se perdieron tres hombres no tienes de qué preocuparte, simples peones.

-Esa es mi hija- Hiashi asintió orgulloso,

-Estoy cansada, iré a dormir y dile a Natsu que se encargue de mi ropa.

Hinata siguió su camino hasta se habitación, su misión era acabar con un político que había descubierto a Hiashi de la forma más tonta posible, sin embargo no podían haber testigos, así que Hiashi mandó a su mejor agente a acabar con la vida de ese idiota; Su hija.

Finalmente Hinata llegó a su habitación, se deshizo del ajustado traje negro que resaltaba su figura y se metió a bañar para deshacerse de ese pesado olor a sangre que ya la estaba empezando a marear. Cuando salió lo primer que hizo fue ponerse la cómoda pijama que le había regalado Sasuke para su cumpleaños el año pasado y se acosto en su cama matrimonial color palo de rosa. Tenia una vida digna de una reina, servidumbre a sus órdenes con tan solo tronar los dedos, la admiración de mucha gente y el dinero necesario para comprar la mitad del país. Sin embargo ella no se sentía completa, había algo que le faltaba pero ella no quería aceptar; AMOR.

*****

Naruto Uzumaki llegaba a la oficina policial de su jefe y "padre" Kakashi, un cuartel militar equipado con computadoras y todo lo que necesite una policía de alto rango. Entro por aquellas dos grandes puertas de madera y se encontró al peliblanco con su característica máscara negra en su rostro sentado detrás de este fino escritorio de madera de roble con las manos entrelazadas a la altura de su barbilla y dos grandes guardias detrás de él.

Mi espía ideal (Naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora