XVI

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La casa Hyuga estaba vacía, no había ningún miembro de la familia más que Hinata, así que ella tenía casa sola. Ha decir verdad no le interesaba, solamente bajo a desayunar y se quedó en su alcoba por el resto la mañana, no tenía idea de donde estaba si hermano y mucho menos su papá, seguramente estarían haciendo algo acerca de un "trabajo". Hinata vio de reojo el reloj de se habitación y vio la hora que era, convencida de que su familia no regresaría ella sonrió con malicia y fue a buscar por la casa a su mayordomo favorito.

Tal vez podrían divertirse un rato.

-¡Naruto! ¿Estás aquí?- Hinata se paseaba al rededor de la casa llamando su nombre en forma tierna.

Llego a la sala de estar y Hinata se apoyó en un mueble alto para pensar.

-¿Donde se habrá metido?- Alzó una ceja y apoyo la cabeza en el mueble.

Cuando apoyo la cabeza, vio que una pequeña tirita de papel estaba doblada sobre el mueble esperando por que alguien la tomara.

Hinata alzó la cabeza y miró hacia todos lados para asegurarse que no hubiera nadie más, al ver que no, acercó la mano hasta el pequeño pedazo de papel.

La extendió en sus dedos y Hinata sonrió al ver lo que tenía escrito.

<<Te veo en mi casa a la 1, Sabes como llegar, es una sorpresa.
-N>> 

Ella se mordió el labio inferior, ¿Habían pensado lo mismo?

Sin mas rodeos Hinata rápidamente salió de la casa y tomó el primer taxi que vio, le pidió que la llevara a la dirección de Naruto y en menos de 10 minutos ya estaba allí.

Hinata deslizó la puerta corrediza de cristal para entrar a la casa de su amado, estaba impaciente por ver la sorpresa que le había preparado aquel chico rubio que le robó el corazón desde el primer momento en que lo vio. Caminó por los pasillos de la moderna casa con grandes ventanas y luces frías, las gotas de agua sonabas contra el suelo fuera de la casa haciendo una melodía única que solo la naturaleza puede brindar.

Tras entrar por la puerta ella vio una caminó hecho de pétalos de rosa, sonrió para sí misma en cuanto pensó en lo romántico o que podía llegar a ser Naruto cuando quería. El camino terminaba en el salón principal con los pétalos formando un corazón, en el centro de este había una copa de vino con dos botellas y al rededor del salón unas velas que daban un toque de calidez

El sonido de las pequeñas uñas de las patas del cachorro, cuyo nombre era Kurama, sonaban a velocidad acercándose a ella. El perrito se paró sobre sus dos patas traseras y apoyo las otras dos sobre las rodillas de Hinata dándole la bienvenida.

-Hola cachorrito- Hinata acarició su cabeza y el lamió su dedo y ella sonrió- Eres un buen chico, si lo eres, si lo eres- le decía con voz cariñosa.

Unos pasos firmes se acercaron a velocidad a ella por la espalda y sin más unas grandes manos tomaron su cintura y empezó a besar la parte de atrás de su cuello y bajando por su hombro y clavícula. Las piernas de Hinata empezaron a temblar y la respiración de Naruto causaba cosquillas sobre la piel de Hinata.

-N-Naruto- balbuceó ella.

-Milady- le contesto en forma de saludo- veo que recibió mi invitación- Naruto no paro de recorrer con su boca la piel de Hinata aún parado detrás de ella.

-Por supuesto, se veía muy.... prometedora-sonrió.

-No tiene idea- dijo con picardía.

Por fin despegó la boca de su piel y se paró frente a ella con las manos detrás de su erguida espalda fingiendo propiedad.

Mi espía ideal (Naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora