II

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¿Alguna vez has tenido un amigo al que le puedes contar TODO sin excepción? Bueno pues es era Ino para Hinata, una amiga, un confidente, psicóloga, básicamente la única persona en la que podía confiar y la única que sabía su... secreto.

-¿No es extraño? O sea no puede ser que alguien tan...- Hinata no completo la palabra

-¿Guapo?- completo Ino alzando una ceja ojeando una revista en la habitación de Hinata.

-Si, no tiene sentido- Hinata se ponía un poco de maquillaje frente al espejo para la dichosa cena de esa noche.

-Pues no sabes, la economía puede que esté difícil- Insistió Ino.

-Tal vez...- Hinata se mordió el labio.

-¿Crees que sea un espía?- Ino abrió los ojos como platos.

-No lo se, no, no puede ser. Sasuke es muy listo, no hubiera caído- Hinata se detuvo a pensar mientras se miraba fijamente en el espejo.

-Como sea Hinata, si no tienes pruebas más vale que dejes de pensar en ello, mejor apúrate, no tardan en pasar por nosotras- Ino dejo la revista de lado.

Hinata se resignó a ya no discutir más. ¿Que ganaba solo pensando sin fundamentos? De todas maneras si le decía a su padre probablemente la tiraría a loca o le preguntaría si estaba borracha.

Terminaron de arreglarse, Ino tenía la costumbre de siempre ser muy directa en cuanto al vestuario que escogía, siempre llevaba un vestido o falda extremadamente corto, la rubia si que iba al grano. En cambio, Hinata era mucho más discreta, ella utilizaba un encantador y pronunciado escote en ese largo vestido dorado, a ella le gustaba tardarse más, lo disfrutaba.

Cuando Hinata estaba terminando de ponerse los tacones alguien tocó la puerta.

-Lady Hyuga, le informó que faltan exactamente 15 minutos para que comience la fiesta y su papá y Sasuke ya están allá sólo falta usted y le recuerdo que su papá me exigió puntualidad- El rubio hablo por detrás de la puerta e hizo que Hinata pegara un pequeño respingo por la inesperada interrupción.

-Ya voy- dijo Hinata levemente molesta y terminando de abrochar su último tacón.

-Señorita, su chofer nos está esperándola, le pido que se apure- insistió el rubio.

-¡Te dije que ya voy!- Hinata alzó la voy, tomó su bolso y abrió la puerta con fuerza- lleva esto a la limusina- Hinata le dio el bolso a Naruto.

Naruto asintió con la cabeza y caminó detrás de ella hasta llegar a la limusina. Hinata se subió en la parte trasera de la limusina y Naruto adelante a un lado del chofer.

El trayecto fue largo, al parecer el político vivía casi del otro extremo de la ciudad, muchas limusinas, luces, vestidos caros inundaban la calle donde se encontraba la dichosa mansión del político Hashirama, la mano derecha del primer ministro.

Llegaron justamente a las 9, la hora en la que Hiashi había dicho que llegaran, por suerte para Naruto, Hinata bajo un pie y luego el otro cuando ella bajó, un hombre de cabello blanco y ojos azules peculiares ya la estaba esperando.

-Que espléndida luces Hinata- Hablo el misterioso hombre.

-Agh, ¿Que quieres Toneri?- contestó Hinata con desdén y caminando de largo como si él no existiera.

Mi espía ideal (Naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora