XIV

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El castillo de Buckingham estaba adornado por bellos candelabros color de oro, las cálidas velas daban un toque hogareño y los caros recuadros de la Reina hacían un juego espectacular con el resto de la decoración, la noche estaba empezando, eran apenas las 10 de la noche y los invitados empezaban a llegar al baile en honor al príncipe William. La mayoría de las mujeres vestían largos vestidos de gala de caras telas y joyería exótica, altos zapatos y peinados elegantes. Los hombres vestían trajes hechos por sastres conocidos de la ciudad y llevaban sus zapatos perfectamente boleados de color negro.

La fila para entrar al castillo era inmensa, El Príncipe y la reina recibían personalmente a sus invitados saludándolos con un beso en la mejilla. Hinata no quiso ni pensar en lo enrojecida que quedarían las mejillas de ambos al terminar de saludar a todas las personas y una risita escapó de su boca.

Hinata hizo una reverencia ante ambos mibros de la realeza y después estos La recibían dándole la bienvenida.

Al entrar al castillo se sorprendió de lo hermoso que era el interior de este, ha decir verdad ella nunca había entrado y se lo imaginaba de una forma hermosa, pero en realidad era incluso mejor que como se lo imaginaba.

-¡Hinata!- escuchó la voz fémina de su mejor amiga gritarle a sus espaldas. Ella giró para quedar de frente a ella.

Su rubia amiga se lanzó a a abrazarla pues ya llevaban bastante tiempo sin verse desde la fiesta en casa de sus padres.

-¡Dios, Hinata, estás hermosa!- Ino la separo de ella y la examinó- ¡tu vestido es la cosa más hermosa que he visto jamás!

Era verdad, Hinata portaba un hermoso vestido blanco bordado por hilos color dorado en la zona del cuello, las manchas y el dobladillo del vestido, también un delgado listón amarraba su cintura haciendo que su silueta se viera más marcada. Su pelo estaba sujetado por horquillas color doradas en forma de plumas.

-Creí que me vería muy pálida- ella bajo la mirada y jugó con su vestido.

-¡Tonterías! Te ves excelente, ven acompáñame por una copa de Vino, seguro eso te hará sentirte mejor- Ino la jalo del brazo llevándola hacia donde estaban las bebidas.

Hinata espero frente a la barra que Ino terminará de pedir sus bebidas, ella se preguntaba se la Reina había mandado a poner esta barra solo para la fiesta o si de verdad la tenía y era de uso cotidiano. Tamborileo sus dedos en la barra y jugó con su copa de Vino tinto. No estaba feliz de estar ahí, aunque disfrutaba el hecho de estar dentro del castillo el cual amo durante toda su vida, no se sentía feliz, solo se sentía cómoda platicando con Ino, ella le contaba sobre su viaje a España y sobre como se ligó a Tres gallegos ese mismo día.

Hinata reía de lo traviesa y despistada que era su mejor amiga. Lo bueno de estar con ella era que por fin podría desahogarse con alguien del sentimiento que no la dejaba tranquila desde hace unas semanas atrás.

-Oye Ino, tengo algo que contarte- hablo bajito y miro que nadie estuviese escuchando la conversación.

-Suéltalo, soy todo oídos- Ella de acomodó en el banquito en el que estaba sentada Justo frente a la barra.

Hinata lo medito, quería encontrar las palabras adecuadas para decírselo y que no sonora del todo mal.

-E-Estoy... esto, y-yo- Hinata sacó el valor para confesarlo de lo más profundo de sus ser y lo soltó sin más- ¡C-Creo que estoy enamorada de mi mayordomo!

Mi espía ideal (Naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora