¿Aceptar o rechazar? No sólo eran dos palabras, eran dos ideas, opuestas completamente, que cambiarían el rumbo de mi vida para siempre, tanto si aceptaba o rechazaba. No sabía que iba a hacer y se acababa el plazo de tiempo que me había dado Peter para decidir, cuando me había dejado en mi casas ayer por la tarde. Pensé en el momento en el cual habían deposito en mis manos las dos opciones que decidirían mi futuro.
Después de haber hecho el amor, nos habíamos cambiado tímidamente, lanzándonos sonrisas y ruborizándonos cuando nuestras miradas se cruzaban. Bajamos al salón, de la mano, riendo y hablando naderías cuando vi que todos nos esperaban en el salón, y de pronto me sentí cohibida, pensando que todos sabrían lo que acabábamos de hacer, y de seguro así era, pero Peter, con su dulce sonrisa, me animó a ignorar eso.
-Alice... -dijo Ezra, sonriéndome-, tenemos que hablar.
Asentí con miedo, pensando en qué podía haber hecho para recibir una regañina o algo así, pero no se me ocurría nada. Mi mirada se cruzó con la de Jack, que clavaba sus impresionantes ojos en mí, dolido, y se e partió el corazón, pero miré para otro lado. Ahora estaba con mi alma gemela, no podía dudar de ello.
-Cariño -dijo Mae, que estaba sentada entre su marido y Milo-. Queremos preguntarte algo.
Peter tomó la palabra.
-Alice... -comenzó-. Ahora eres totalmente parte de esta familia. Siempre lo fuiste de hecho. Y ahora, creo que llegó la hora de ofrecerte... la inmortalidad.
Casi se podría decir que mi mandíbula cayó colgando, y miré a Peter con ojos como platos. ¿Acaso estaba ofreciéndome convertirme en uno de ellos? ¿Acaso era eso? Éste asintió, emocionado, dándome a entender que sí era eso de lo que hablaban.
-Es más... natural que si somos almas gemelas, tú seas un vampiro, como yo, y que vivas aquí -se golpeó la frente con la mano-. Esa es la segunda parte, mudarte aquí, si quieres.
Abrí la boca para hablar, pero Mae me interrumpió.
-No hace falta que decidas ahora, tienes tiempo -me consoló-. Peter, cariño, llévala a casa.
Y así me encontré en casa, desplomándome en la cama y durmiendo hasta el día siguiente. Al despertar estaba confusa, pero mi mente voló a esa conversación y allí me encontraba, pensando. Mis ojos recorrieron mi habitación, admirando el desorden, y me levanté para hacerme un café, aún en pijama.
Pasé por la habitación de Milo y abrí la puerta. Allí reinaba un orden perfecto, pero también tenía un aire a abandono, pues él ya no vivía allí desde su conversión. Puse la pava, apoyándome contra la mesada, cuando escuché las llaves en la puerta y vi a mi madre aparecer, toda desalineada y con el maquillaje corrido, exhausta.
Me vio y se quedó ahí mirándome.
-¿Cómo te fue? -pregunté, luego de un largo e incómodo silencio.
-Bien, gracias -respondió, secamente, y no me enfadé. Seguro estaba demasiado cansada como para hacer nada-. Iré a dormir. Nos vemos más tarde.
Asentí, y la seguí con la mirada hasta que escuché el portazo de su habitación. Volví a pensar en qué haría con mi futuro, y recorrí el pequeño departamento con la mirada, pensando en todos esos años vividos, evoqué a Milo sentado en la computadora, en nosotros sentados en el sofá tantas tardes, viendo maratones completas, a mamá charlando con Milo, bebiendo... Me pregunté por nuestro padre, sobre qué lo había impulsado a irse tantos años atrás, recordé vagamente su aspecto, pero la imagen iba y venía, convirtiéndose en algo borroso.
Lo pensé, y realmente nadie me necesitaba ya, excepto Peter. Elise había muerto y lo había dejado destrozado, yo no podía abandonarlo. Milo era ahora un vampiro, y esperaba ansioso al siguiente año para recomenzar sus estudios, mamá... mamá se quedaría sola, pero sería mejor para ella no tener a una adolescente molesta con la cual discutir, y ya no tendría tantos gastos.
Hice mi café, y en ese momento mi teléfono sonó. Corrí a la pieza y lo atendí.
-¿Hola? -contesté, y la voz de Peter aceleró mis latidos.
-Soy yo, ¿paso a recogerte? -preguntó, con su voz melodiosa.
-Sí.
-En quince estoy ahí.
Asentí a pesar de que él no podía verme y oí el pitido al otro lado de la línea que indicaba que la llamada había finalizado. Dejé mi café en la mesita de luz, me deshice de mi pijama, reemplazándolo con unos jeans negros y una remera de The Who, una campera y mis converse rojas. Me peiné y pinté, y bajé a saltos las escaleras en vez de tomar el ascensor, cerrando con llave a mis espaldas, dejándole una nota a mi madre que salía un rato.
Apenas puse un pie en la acera, el audi plateado apareció frente a mí, y abrí la puerta para ver a Peter lo más pronto posible. El trayecto a su casa fue rápido y silencioso, y al llegar a su casa todos, excepto Jack y Matilda, la perra, estaban esperándome.
Saludé a Mae y a Milo con un abrazo, a Ezra con un asentimiento de cabeza y una sonrisa y me senté junto a Peter tomando su mano.
-Lo estuve pensando -dije, y respiré hondo-. Y mi respuesta es sí, me convertiré en uno de ustedes.
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Atracción Eterna
FanficLa historia pertenece a la saga de libros Lazos de Sangre. En esta versión, Alice elige a Peter sobre Jack, ya que no puede ni quiere luchar contra lo que su cuerpo y ahora también su corazón, le pide, que es Peter. Pero Jack no se va a dar por venc...