5 LOS AZOTES

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Amber me ha dejado encandilado, ese momento ha sido más que extraño, ¿Como puedo sentirme tan cómodo con una chica que apenas conozco de dos días?
Recuerdo su mirada penetrante a la vez que tierna, sus labios casi se fundieron con los míos y después de la visita de mi tía, temo por ella.
Me acerco a la pared para escuchar la conversación.
Y oigo golpes no se con que se están produciendo pero Ámber esta chillando por el dolor.
Empiezo a andar por el pasillo y mientras cada azote suena más fuerte que el anterior yo me muevo más y más rápido y acabo corriendo.
Entonces es cuando abro la puerta de la habitación de la criada y busco su figura desesperadamente. No se encuentra ahí, pruebo en las demás habitaciones y encuentro que una de ellas no se abre. Gritó desdee el otro lado y propino duros puñetazos por si puerta se vence, pero no lo consigo. Mi tía grita del otro lado:

-¡Aquí está la sirvienta si es lo que buscas, la estoy dando una lección por mentirosa!

En cuánto acaba la frase, abre la puerta y me abruma la escena. Amber atada a la silla y mi tía con un cinturón en alto parada. Me invade la sensación de la pesadilla de ayer. Fijándome en la espalda desnuda de Amber ya que la camisa que llevaba esta echa jirones. Llena de cicatrices, de moratones y en este mismo instante repleta de heridas sangrando que forman un charco en el suelo.

- ¡Basta¡- grita Ámber.

- Paro si me dices la verdad.

- De acuerdo, le contaré la verdad he entrado en la habitación del señorito.

- Vamos que has desobedecido mis órdenes ,¿no? ¿Qué te dije antes de que mi sobrino llegará?

-Que me supiera comportar.

-¿Y qué has hecho?

-No he sabido comportarme.

-¡Para eso estoy haciendo esto, aunque me duela es por tu bien Amber! ¡Ahora mismo dúchate, te vistes con ropa limpia y a trabajar, que para eso estás aquí!¡ Te está terminantemente prohibido entrar a la habitación de mi sobrino!

- Si señora.

Muentras transcurre la conversación me quedo congelado, pero no es hasta que tira el cinturón al suelo y sale de la habitación entre carcajadas que la suelto:

-¡Ni se te ocurra volverla a poner la mano encima!

-No has sido capaz de impedírmelo esta vez, ni lo serás.

-Ponme a prueba, la respondó desafiante.

En cuanto escucho como se aleja con sus zapatos de tacón, me adentro en la habitación y oigo un susuroo mucho más débil al que acostumbro de ella:

- Gr gr gracias Drake.

La desato de la silla, su cuerpo se desploma del dolor en el suelo con un ruido hueco. La levanto y la siento en la cama, siguen cayendo lágrimas de sus ojos y se las intento secar. La tumbo boca abajo para que las recientes heridas no se rocen con nada y no sufra por el momento más de lo que ya lo ha hecho. Aunque ya ha sufrido bastante por ahora, esas heridas la escoceran por unos días. Me levanto y me dirijo al armario y le cojo una muda de ropa que tiene y la saco. La digo con un tono neutro:

-¿Tienes vendas?

-Están en la cómoda de la derecha según entras a mi habitación, en el tercer cajón.

No me cuesta mucho encontrarlas, en ese mismo cajón encuentro esparadrapos. Cojo un taburete, me siento y cuidadosamente empiezo a rodearle toda la espalda con las vendas colocando esparadrápos debajo, aunque voy despacio porque no para de temblar y de emitir sonidos de dolor. Siento una gran impotencia por no poder haberlo evitado y las lágrimas me brotan. Cuando he acabado la ayudo a incorporsrse de la cama, la cuesta mantenerse en pie, la ayudo a cambiarse de ropa sin decir ninguna palabra y cuando ya está vestida se funde conmigo en un abrazo e intento no tocarla mucho la espalda dolorida. La ayudo a sentarse y la digo:

-Dime donde está la fregona y así te limpio...

-No te preocupes, luego lo recojo, dice interrumpiéndome.

Debe de ser demasiado complicado lidiar con esto, la quiero dejar su espacio y la comento:

-Si necesitas cualquier cosa no dudes en pedírmela, vale?

Me mira y me intenta sonreír de vuelta. Antes de encaminarme a mi habitación, entro en la habitación de Amber y en el estado de la habitación: tiene una cama que no tiene canapé, con un colchón muy fino muy usado y una colcha andrajosa. El suelo se encuentra lleno de polvo, nada comparado con el reluciente suelo del espacio restante de la casa, esto me llena de rabia. Cuando mi tía la llama para preparar la comida la acompaño hasta la esquina que hay antes de que empiecen las escaleras y la pregunto:

-¿Bajo contigo?

-Estoy bien.

Empieza a bajar los escalones y se tropieza y la sujeto y la ayudo a bajar.

-Sube ya, no me puede volver a ver contigo, dice Amber aterrada.

Su mirada me deja atónito, voy a mi habitación, me tumbo un rato en la cama, me relajo un poco y sin darme cuenta de como pasa de rápido el tiempo, oigo unos zapatos subir las escaleras de manera casi normal. Antes de salir pienso en hacer algo por ella y escribo esto en un papel:

"A las 15:30 en tu habitación te espero"

Drake

Salgo con el papel en la mano sin que Amber lo vea y bajamos casi a la vez las esclaeras. Sigo sin tener hambre, pero hago el esfuerzo y me como la mitad del primer plato, brocoli. Lo mismo hago con el segundo, alitas de pollo. Me dispongo a entregarle el plato a Amber poniendo en la base de este, el papel. Amber al coger el plato sujeta la hoja, me mira sorprendida y mi tía por suerte no se da cuenta.

Mi tía mete el dedo en la yaga y dice:

-¿No tienes apetito?

-Con la imagen de esta mañana, mucha hambre no me ha entrado como entenderás, siento un escalofrío de recordar la imagen.

-No entiendo porque.

-Azotar a una persona hasta hacerla sangrar, no es nada agradable, pero lo peor de todo esque tú lo disfrutes.

-Ella no es una persona, es una sirvienta, te recuerdo y tiene que cumplir las normas. No debe estar en la habitación de ningún invitado, se lo recordé de antemano.

Mi tía se queda impasible y sigue comiendo. Pide el postre, en ese momento me levanto de la mesa y mi tía dice:

-¿Siempre eres tan irrespetuoso?

-No, sólo con quien se lo merece.

La expresión de mi tía no cambia y responde:

-Todo tiene sus consecuencias, te recuerdo. Y que tú aquí no tienes ni voz ni voto, no podrás dedicir y no podrás protegerla.

-No siempre podré protegerla, digo mientras me asoman las lágrimas, las intento contener, pero no puedo.

La voz se me quiebra y digo:

-Haré todo lo que esté en mi mano, para que algún día todo el dolor que ella siente, te sea devuelto.

Me dirijo a la habitación de Amber al oír piar al colibrí, y le abro la jaula. Este intenta volar pero no puede, así que me le pongo en la mano y le vuelvo a meter en la jaula. Es un pájaro precioso, antes de irme le acaricio la cabeza. Preparo las cosas antes de que llegue Amber, voy al baño cojo el gel de baño de la tía, un cicatrizante y lo dejo en la habitación de ella. Y allí preparo: un cubo lleno de agua, una esponja, dos toallas, agua oxigénada, unas gasas y muevo la cama al centro de la habitación. Limpio el suelo de la habitación, la silla y encuentro una tela cosida a mano con un patrón perfecto, unos pañuelos de distintos colores, unos tapices con distintos bordados florales con muchos detalles impresionantes en su mesa. Asombrado me encuentro por su habilidad ante la costura y todo lo referente a ella.
Me tumbo en la cama y esperándola todo se vuelve oscuro.

EL MISTERIO (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora