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TaeHyung y seokJin se juntaron la tarde del sábado en el centro de la ciudad, para ir a una elegante cafetería que a SeokJin le gustaba (y que obviamente no era la misma en que se había besado con esa chica tiempo atrás). Afortunadamente, los síntomas en los ojos de ambos ya no se presentaban y por ende, la hinchazón y voz resfriada no la tenían.

SeokJin no había querido vestirse muy formal, al fin y al cabo el muchacho era bastante más joven que él, y deseaba estar en sus expectativas, que esa diferencia de edad no se notara.

Quedaron de acuerdo de juntarse en un parque que ambos conocían, pues la cafetería, la universidad de TaeHyung y la librería Butterfly se encontraban relativamente cerca.

TaeHyung no tardó en llegar, y para sorpresa de SeokJin, él había teñido su cabello rubio.

SeokJin pudo apreciar la belleza de TaeHyung en el exterior, bajo la tarde de verano, su piel morena y esos ojos que lo estaban enloqueciendo. TaeHyung castaño y de ojos azules se veía bastante bien, pero ahora rubio, sobresalía entre toda la monotonía de la gente.

Incluso el mismo SeokJin, siendo bastante guapo, por primera vez en su vida se sentía opacado por la belleza de alguien. TaeHyung ahora estaba a otro nivel en cuanto a hermosura. Se sentía realmente privilegiado de tenerlo como Alma Gemela. Era un pensamiento superficial, pero no podía hacer nada al respecto: el chico era precioso.

—¿Y eso? —le preguntó, apuntando a su cabello. Luego ambos hicieron una reverencia y TaeHyung, con su seriedad y hermetismo habitual, se explayó de forma concisa.

—Es una metáfora: mi vida ha cambiado y mi apariencia también.

SeokJin arrugó su entrecejo. El muchacho lo dejaba sin palabras. Porque pensándolo bien, este se refería a todos los cambios que afectarían a ambos desde ahora en adelante.

Su corazón se sintió raro al respecto.

Sin volver a hablar, ambos ingresaron a la cafetería y SeokJin ordenó café y galletas para él, mientras que TaeHyung prefirió beber té con canela y tostadas.

Ellos no hablaron durante mucho rato. Por una parte, SeokJin no sabía qué decir, y por otro, TaeHyung estaba demasiado nervioso como para ser el que iniciara el diálogo. Incluso, lo que habían pedido estaba encima de la mesa sin ser tocado en lo absoluto.

Pero sí se miraron mucho, vaya que sí. Los ojos de TaeHyung estaban posados sobre los del mayor y ni siquiera pestañeaba. Por eso mismo, SeokJin parecía hipnotizado por el abismo azul de los ojos de TaeHyung.

No era ni siquiera incómodo, a estas alturas.

SeokJin se preguntó si acaso se veían como JiMin y JungKook meses atrás, francamente como unos idiotas.

Al menos le alegraba que TaeHyung ya no escondiera la mirada de la suya. Era una bonita sensación, pacífica y placentera, estar perdido en sus ojos.

—Quiero conocerte —habló de pronto SeokJin. El menor se sobresaltó al escuchar su voz.

TaeHyung también quería conocer a SeokJin. Es más, estaba muy curioso sobre su edad. Ya suponía que su Alma Gemela era mayor que él, debido a su trabajo (dificilmente un joven de dieciocho o veinte años estaba al mando de una librería), y eso era rarísimo. Su hombre era alguien especial, seguramente.

—Soy estudiante —indicó TaeHyung—. Estudio periodismo en la Universidad Nacional de Seúl.

—¿En la Universidad Nacional de Seúl? ¡Debes ser muy inteligente Tae! —expresó SeokJin animado—. ¿Qué edad tienes?

—Veinte. ¿Y tú?

SeokJin sonrió avergonzado.

—Tengo veintiocho.

AZUL #taejinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora